Inseguridad, crisis económica, abusos y explotación expulsan a refugiados y migrantes desde Libia
Inseguridad, crisis económica, abusos y explotación expulsan a refugiados y migrantes desde Libia
Según un nuevo estudio de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, sobre los flujos mixtos de refugiados e inmigrantes, aproximadamente la mitad de las personas que llegan a Libia lo hacen pensando que pueden encontrar trabajo allí, pero terminan huyendo hacia Europa para escapar de una inseguridad potencialmente mortal, de la inestabilidad y de las difíciles condiciones económicas, así como de la explotación y los abusos generalizados en el país.
Los ciudadanos extranjeros viajan hacia Libia en el contexto de flujos migratorios mixtos. Es decir, se trata de personas de diferentes orígenes y motivaciones que emprenden las mismas rutas, a menudo con la ayuda de traficantes y bandas criminales sin escrúpulos. En estos flujos hay al mismo tiempo refugiados, solicitantes de asilo, inmigrantes económicos, menores no acompañados, desplazados por causas medioambientales, víctimas de trata de seres humanos e inmigrantes que han quedado atrapados en el país, entre otros grupos de personas.
Los últimos años han estado marcados por el aumento del número de personas que cruzan el mar desde el norte de África para llegar al sur de Europa, y todo parece indicar que esta tendencia se mantendrá. Las personas refugiadas e inmigrantes emprenden principalmente tres rutas para tratar de llegar a Europa: la del Mediterráneo occidental, la del Mediterráneo central y la del Mediterráneo oriental, habiéndose convertido la ruta desde Libia en la más frecuentada y al mismo tiempo la más mortífera.
Este estudio encargado por ACNUR muestra una evolución en los perfiles y las nacionalidades de las personas llegadas a Libia en los últimos años, con un acusado descenso de las personas originarias del este de África y un aumento de las del oeste de África, quienes ahora representan cerca de la mitad de las llegadas de Europa a través de la ruta del Mediterráneo central desde Libia hasta Italia (más de 100.000 llegadas en 2016).
Perfil de las personas llegadas a Libia
Según el estudio, los refugiados e inmigrantes en Libia son mayoritariamente hombres jóvenes (80%), con una media de 22 años, que viajan solos (72%). Las mujeres suelen emprender un viaje hacia Europa que dura menos tiempo y muchas de ellas, sobre todo las originarias de África occidental y central, son víctimas de trata de personas. El número de menores no acompañados y separados de sus familias que viajan solos va en aumento, y actualmente representa alrededor del 14% de todas las llegadas a Europa a través de la ruta del Mediterráneo central. Estos menores proceden principalmente de Eritrea, Gambia y Nigeria.
Los refugiados e inmigrantes en Libia suelen tener un nivel educativo más bajo, y un 49% de ellos han tenido poco o ningún tipo de acceso a educación formal. Además, tan solo el 16% han recibido formación profesional o tienen estudios superiores. Aunque su procedencia es muy diversa, se podrían agrupar en cuatro categorías:
Nacionales de países vecinos (Níger, Chad, Sudán, Egipto y Túnez). La mayoría de ellos dicen haber emprendido el viaje a Libia por razones económicas y muchos se suman a flujos migratorios estacionales, circulares o de repetición.
Nacionales de países de África occidental y central: principalmente de Nigeria, Guinea, Costa de Marfil, Gambia, Senegal, Ghana, Malí y Camerún. La mayoría deciden huir por razones económicas. Algunos son víctimas de la trata de personas, en particular las mujeres nigerianas y camerunesas, y algunos podrían necesitar protección internacional.
Nacionales de los países del este de África (Eritrea, Somalia, Etiopía y Sudán). Citan diferentes motivos para emprender su viaje, entre los que incluyen la persecución por motivos políticos, los conflictos y la pobreza en sus países de origen.
Personas de otras regiones: sirios, palestinos, iraquíes, marroquíes, bangladesíes y otros. Algunos huyen de conflictos y de la violencia, mientras otros buscan oportunidades para ganarse la vida.
El estudio examina las dinámicas cambiantes y los retos en materia de protección que afectan a estos flujos migratorios mixtos hacia y desde Libia, así como la evolución de las tendencias migratorias, las redes de tráfico de personas y las rutas. Asimismo, traza la cartografía de las comunidades de refugiados e inmigrantes, centrándose en la situación en el sur de país.
Además de la situación geográfica estratégica de Libia, el conflicto y la inestabilidad en el país ha contribuido a la creación de un ambiente propicio para el surgimiento de redes criminales y de tráfico de personas. Al mismo tiempo, el colapso del sistema judicial y el clima de impunidad reinante en el país han llevado a muchos grupos armados, bandas criminales y delincuentes a participar en la explotación y abusos a refugiados e inmigrantes.
El estudio ha sido realizado a petición de ACNUR por Altai Consulting, una empresa de consultoría especializada en la investigación, seguimiento y evaluación de Estados frágiles; en colaboración con IMPACT Initiatives, un think tank de Génova que asesora, examina y evalúa programas humanitarios. Las conclusiones del informe se basan principalmente en datos cualitativos – incluyendo entrevistas con refugiados e inmigrantes – recogidos entre octubre y diciembre 2016 en Libia, Argelia, Chad, Italia, Níger y Túnez.
ACNUR está en proceso de ampliar sus actividades en Libia para cubrir las crecientes necesidades humanitarias y de protección de refugiados, solicitantes de asilo y libios afectados por el actual conflicto. Recientemente, la Agencia de la ONU para los Refugiados hizo un llamamiento de 75,5 millones de dólares para reforzar la protección, seguimiento e intervenciones en Libia, así como sus actividades de incidencia y defensa del respeto de los derechos humanos, el acceso a servicios básicos y a los procedimientos de asilo, y la libertad de movimiento.
Asimismo, ACNUR está multiplicando sus intervenciones en Libia y en los países vecinos para proporcionar soluciones duraderas y vías legales alternativas que eviten que los refugiados y solicitantes de asilo emprendan peligrosos viajes hacia Libia o a través del Mediterráneo central hacia Europa.