Las donaciones para el Ramadán dan esperanzas de tiempos mejores para las personas refugiadas sirias
Las donaciones para el Ramadán dan esperanzas de tiempos mejores para las personas refugiadas sirias
AMÁN, Jordania – Jameela ha atravesado por muchas dificultades desde que huyó de los bombardeos y enfrentamientos en su ciudad natal de Homs, en 2013. Después de que su esposo fuera asesinado en Siria, tuvo que criar a sus cuatro hijos pequeños sola como refugiada en Jordania mientras luchaba por pagar el alquiler y cubrir sus gastos básicos.
Como resultado, la paz y la curación espiritual que encontró durante el Mes Sagrado de Ramadán siempre fue algo que ansiaba, incluso si las grandes reuniones familiares y la abundancia de alimentos que marcaban sus comidas nocturnas del Iftar en Siria eran un recuerdo lejano.
Sin embargo, en los últimos años, incluso las celebraciones más modestas que disfrutaban en Jordania se han convertido en eventos cada vez más silenciosos. Jameela dependía de la asistencia en efectivo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, para cubrir los gastos familiares. Pero como el número de familias que necesitaban desesperadamente ese apoyo superó los fondos disponibles, hace tres años se interrumpió su asistencia.
"Tuvimos algunos meses difíciles".
Luego, el año pasado llegó la pandemia de COVID-19 y la introducción de un estricto bloqueo en todo el Reino de Jordania para contener la propagación del virus. Ambos factores se combinaron para que en el Ramadán del año pasado Jameela y sus hijos (Ola, de 14 años; Ali, de 12; Aisha, de 10; y Ahmed, de 8) tuvieran poco que celebrar.
“Fue más difícil que cualquier otro Ramadán”, recordó Jameela. “Enfrentamos muchos desafíos… Había muchas necesidades que no podíamos satisfacer, no solo en lo que respecta a la comida. Mis hijos se aburrieron mucho. Ni siquiera podían jugar al aire libre con los vecinos como cualquier otro año. Estuvieron ayunando todo el día, y luego del Iftar ni siquiera podían salir a jugar”.
A esto se sumó la preocupación por la educación de sus hijos, ya que, con las escuelas cerradas por la pandemia, Jameela hizo lo posible por mantenerse al día con las necesidades de aprendizaje de sus hijos, ya que ella solo completó el sexto grado. Además, siempre estaban presentes las preocupaciones financieras que angustiaban a Jameela desde que dejó de recibir asistencia en efectivo.
“Tuvimos algunos meses difíciles. A veces no podía cubrir el monto total del alquiler y, cuando esto sucedía, solía tener miedo de ser desalojada por el dueño de la casa”, explicó Jameela.
Para cubrir el déficit, se vio obligada a pedir dinero prestado, a acumular deudas y a utilizar los fondos destinados a cubrir los gastos escolares, como libros y equipo para sus hijos.
Por lo tanto, fue un gran alivio cuando Jameela recibió un mensaje de texto a principios de este año informándole que su asistencia en efectivo se reestablecería después de la pausa de tres años.
Los programas de asistencia en efectivo de ACNUR han recibido un impulso positivo de la campaña anual de recaudación de fondos para el Ramadán, que en los últimos años ha permitido que muchas más personas reciban la asistencia financiera que necesitan desesperadamente. En Jordania, aproximadamente 33.000 familias de personas refugiadas reciben asistencia en efectivo de ACNUR cada mes, que se financia en parte a través de esas donaciones.
Desde su lanzamiento mundial hace tres años, la campaña anual ha recaudado más de 106 millones de dólares (USD). Esto ha permitido a ACNUR brindar apoyo para salvar vidas a 3 millones de personas refugiadas vulnerables y personas desplazadas internas en 13 países, a través de la distribución de asistencia en efectivo y artículos de ayuda, lo que les permite cubrir necesidades básicas como vivienda, alimentos, educación, atención médica y pago de deudas.
La campaña del año pasado fue la más exitosa de la historia, al recaudar más de 46,5 millones de dólares (USD). Esto se debió en gran parte a los fondos recibidos a través del Fondo de Zakat para los Refugiados de ACNUR, que se lanzó en 2019, aprovechando el poder del Zakat y de la Sadaqah para transformar las vidas de las personas refugiadas y desplazadas internas.
El tema de la campaña de este año es “Cada segundo cuenta”, que refleja cómo los conflictos y la violencia pueden alterar rápidamente la vida de las personas, obligándolas a huir de sus hogares, y cómo un momento de generosidad puede aliviar la carga de las familias que atraviesan por dificultades. Las donaciones recibidas también ayudarán a satisfacer las creciente necesidades causadas por la pandemia de COVID-19.
- Ver también: En este Ramadán, ACNUR hace un llamamiento a la solidaridad con los más afectados por la pandemia global
A pesar de que los toques de queda continúen y de los efectos socioeconómicos negativos de la pandemia – tanto en las personas refugiadas como en la población jordana –, la reanudación de la asistencia en efectivo ha aliviado las dificultades financieras y psicológicas de Jameela. En vísperas del Mes Sagrado, durante este Ramadán, Jameela espera poder cocinar buena comida y enfocarse en el futuro.
“Espero que este Ramadán sea mejor que el último… Todo lo que deseo es que Dios me permita buena salud y seguridad, y que mis hijos tengan un futuro hermoso”.
Las donaciones para el Zakat y la Sadaqah a personas con necesidades urgentes se pueden realizar ahora a través de zakat.unhcr.org y la aplicación móvil para el Zakat, recientemente lanzada por ACNUR, "GiveZakat".