Niño iraquí liberado empieza una nueva vida en Canadá
Niño iraquí liberado empieza una nueva vida en Canadá
Emad Tammo, de 13 años, está sentado en su nuevo hogar rodeado de su madre y sus hermanos y hermanas, con una cara sonriente que no tiene nada que ver con la figura polvorienta y demacrada encontrada bajo las ruinas de la Ciudad Vieja de Mosul a principios de julio.
Emad pasó tres años en cautiverio después de que él y su familia, que son yazidíes, fueran secuestrados por extremistas en agosto de 2014. Aunque al principio se llevaron a toda la familia junta, después de unos meses separaron a Emad del resto de sus familiares a la fuerza. Su madre y sus hermanos y hermanas pudieron escaparse el año pasado, pero no sabían qué suerte había corrido Emad.
Tras el hallazgo de Emad durante los últimos días de la batalla para retomar la ciudad de Mosul, funcionarios de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, lo identificaron y ayudaron a volver junto a su madre en Canadá, donde ella y sus hermanos y hermanas habían sido reubicados este mismo año.
"Aquí todo es muy agradable", dice Emad, sentado en un sofá al lado de su madre, Nofa, que sonríe. "El tiempo es fantástico aquí, todo es fantástico aquí. Me gusta mucho, mucho".
ACNUR trabajó con Accueil Francophone de Winnipeg y con la Organización Internacional para las Migraciones con el fin de reunir a la familia en Canadá, como parte de la política de reunificación familiar del país.
Tras un emotivo reencuentro con su familia en el Aeropuerto Internacional de Winnipeg, Emad ha pasado sus dos primeras semanas en Canadá acostumbrándose a su nueva vida. Está aprendiendo a hablar con su familia en la lengua kurda de nuevo, después de haber sido obligado a hablar solo en árabe mientras estaba cautivo.
La comunidad yazidí en Sinjar, al noroeste de Irak, fue atacada por los extremistas en 2014. Los combatientes separaron a los hombres y los niños mayores de 12 años del resto de sus familiares y mataron a los que rechazaron adoptar sus creencias.
Más de 6.000 mujeres y niñas fueron secuestradas y vendidas como esclavas, y muchas de ellas pertenecían a la familia de Emad.
Miles de yazidíes fueron asesinados o murieron de deshidratación y agotamiento mientras intentaban escapar de los ataques. La ONU considera que su calvario corresponde a un genocidio, lo que equivale a crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.
"Esta reunificación demuestra que siempre hay esperanza y que cuando la gente huye de la persecución, es necesario que la comunidad internacional y países como Canadá les ofrezcan un lugar seguro", dice Jean-Nicolas Beuze, Representante de ACNUR en Canadá.
Ahora, por primera vez en años, Emad puede empezar a dejar atrás el pasado y centrarse en el futuro.
"Quiero que tenga salud, que sea feliz", dice su madre. "Quiero que pueda ir donde quiera, libremente".
Con la familia a salvo y junta de nuevo, Emad está disfrutando de poder hacer cosas que otros niños de su edad hacen, como jugar con sus hermanos y hermanas. "Los quiero y los eché de menos", dice.
Por Annie Sakkab desde Winnipeg, Canadá. Charlie Dunmore contribuyó en la elaboración de esta noticia.
Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.