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Refugiados en Etiopia eligen sus propias viviendas y crean empleos

Historias

Refugiados en Etiopia eligen sus propias viviendas y crean empleos

Un enfoque innovador para proporcionar refugio a los refugiados somalíes vale la pena con mayor comodidad, seguridad y autosuficiencia.
8 April 2013
La refugiada somalí Mako y sus seis hijos se trasladaron el año pasado a un alojamiento de bambú nuevo, tras vivir durante varios meses en una tienda en el campo de refugiados de Kobe, Etiopia.

DOLLO ADO, Etiopia, 8 de abril (ACNUR) – La vida en una tienda en este campo de refugiados solía significar noches sin dormir y días de tensión para Mako, de 33 años, y sus seis hijos. "No podía dormir a la noche," recuerda la refugiada somalí.

Incluso durante el día, señala, "Volvía a casa y encontraba mi tienda abierta y los sacos de azúcar y arroz habían desaparecido".

Pero ahora muestra orgullosamente su alojamiento de bambú en el campo de Kobe al que su familia se trasladó el año pasado. "Mis hijos están más seguros aquí", dice con satisfacción. "Ahora puedo cerrar las ventanas y la puerta".

La nueva casa de Mako es una de los 7.200 llamados alojamientos transitorios que el ACNUR y sus socios han construido el año pasado en cinco campos de refugiados en la zona de Dollo Ado, a unos 1.000 kilómetros al sur de la capital de Etiopia, Addis Abeba.

Las nuevas casas señalan la transición desde la respuesta de emergencia a la recuperación. En 2011 se puso énfasis en la rápida apertura de tres nuevos campos para proporcionar un alojamiento para los 100.000 somalíes que huyeron de la sequía y la inseguridad en su patria. Kobe, donde vive Mako, se levantó, lo mismo que los campos de Hilaweyn y Buramino.

El aspecto era la clásica imagen de los campos de refugiados del ACNUR – hileras de tiendas. Pero actualmente, cuando acaba la fase de emergencia de la respuesta de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados en el sur de Etiopia, los campos están empezando a parecer cada vez más aldeas rurales.

Esto es debido a que proporcionar a los refugiados un alojamiento más duradero y digno se convirtió el año pasado en una prioridad acuciante para el ACNUR. "Invitamos a los refugiados ser parte de la solución en vez de presentarles a ciegas un modelo de alojamiento para ellos", dice Anicet Adjahossou, especialista en refugios para ACNUR en Dollo Ado.

ACNUR comenzó las conversaciones con los refugiados, autoridades y sus socios para desarrollar una alternativa convincente a las tiendas de emergencia. "Después de dos meses de grupos de consulta y discusión decidimos producir y pilotar tres modelos diferentes", señaló Adjahossou.

Cada uno de los tres socios que trabajan con ACNUR en el campo – Consejo Noruego de los Refugiados (NRC), Consejo Danés de los Refugiados y África Acción Humanitaria – construyó un prototipo de refugio transitorio basado en requisitos específicos, incluyendo los antecedentes sociales y culturales de los refugiados, disponibilidad local de materiales, patrones climáticos y meteorológicos y oportunidades de subsistencia.

"En representación de todos los refugiados elegimos el alojamiento de NRC con muros de bambú, techo de acero y enlucido con barro", dice Mako, que es también miembro del comité de refugiados en el campo. "Nos recuerdan a nuestras casas en Somalia".

Cubierto con chapas de hierro corrugado, el alojamiento es adecuado para climas cálidos como Dollo Ado, donde las temperaturas pueden exceder los 42º C en verano. "Se mantiene fresco durante todo el día", señala ella, al contrario que las tiendas, donde los refugiados encuentran difícil respirar bajo la intensa luz solar de la tarde.

Afortunadamente para los refugiados nuevas casas traen nuevos empleos. Más de 300 refugiados y residentes locales adiestrados fabrican ahora componentes de los refugios – anclajes y armazones de tejados – en talleres de los cinco campos. Otros 150 trabajadores de las comunidades de refugiados y de acogida han sido adiestrados para ensamblar alojamientos in situ. Si desean mejor aislamiento, los refugiados pueden enlucir sus casas ellos mismos.

Hasta ahora, poco menos del 20 por ciento de los 190.000 refugiados en los cinco campamentos de Dollo Ado están viviendo en estos nuevos alojamientos. La escasez de fondos significa que el ACNUR no podrá alcanzar su meta de ubicar al 60 por ciento de los refugiados en esas casas este año, dice Adjahossou.

Mientras tanto Mako, orgullosa de su casa, está haciendo lo que cualquier dueño de una casa nueva – decorarla e invitar a los vecinos de alrededor. "Espero que muchos refugiados más podrán disfrutar de un mayor espacio habitable, privacidad y dignidad", dice, presumiendo de las alfombras rojas y rosadas que cubren las paredes y el suelo de su sala de estar. "Mientras mis hijos están durmiendo, puedo invitar a mis vecinos a tomar el té en la habitación de al lado. O también puedo cerrar la puerta y pasar tiempo sólo con mi familia".

Por Rocco Nuri en Dollo Ado, Etiopía

Gracias al Voluntario en Línea José Carlos López por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.