Sudáfrica: Una carrera de ciclismo para recaudar fondos para la educación
Sudáfrica: Una carrera de ciclismo para recaudar fondos para la educación
JOHANNESBURGO, Sudáfrica, 22 de noviembre (ACNUR) – Pie-Pacifique Kabalira – Uwase sabía que la competencia iba a ser un fuerte desafío mental y físico, pero él ya había enfrentado algo peor en su nativa Ruanda y después como refugiado.
Al final, completó despreocupadamente la carrera ciclística Momentum 94.7 el pasado domingo, bajo los cielos nublados de Johannesburgo, junto a cientos de ciclistas profesionales y aficionados. Y más importante aún, recaudó fondos vitales para un programa de becas para colocar refugiados y solicitantes de asilo en la Universidad KwaZulu-Natal (UKZN). "La educación es una de las maneras en que podemos ayudar a empoderar a los refugiados para que sean personas independientes y puedan marcar la diferencia en sus países de acogida", dijo después de haber participado en la carrera de 94,7 km, la segunda carrera contrarreloj más larga del mundo.
Kabalira-Uwase, de 30 años, reconocido como refugiado en Sudáfrica hace diez años, actualmente trabaja como ejecutivo de cuenta en una compañía líder en entrenamiento y desarrollo empresarial, sabe por experiencia lo importante que es una educación superior, "en contra de toda probabilidad, pude graduarme de la universidad mientras luchaba para salir adelante como refugiado, la Universidad de Kwazulu-Natala fue la primera en modificar sus políticas para que los refugiados reconocidos recibieran ayuda financiera", contó Kabalira-Uwase a la ACNUR.
Kabalira-Uwase llegó en Sudáfrica en 2001, huyendo de la persecución en Ruanda, país que aún sufre las consecuencias de su oscuro pasado. "Durante el genocidio de 1994, sufrimos varios atentados en contra nuestra por parte de la Interhamwe (un milicia hutu), porque se pensaba que éramos hutus moderados y más tarde fuimos acusados de ser simpatizantes de la Interhamwe".
Por petición de su madre, se embarcó en un largo recorrido por barco, vehículos, e incluso a pie, que lo llevó a través de Tanzania y Mozambique hacia Sudáfrica. "Mi objetivo principal era llegar a un lugar donde estuviese seguro, pero también quería ir a la universidad", recordó, añadiendo que había planeado dirigirse a Madagascar a través del Océano Indico, porque era un país de habla francesa y su primer idioma era el francés. Pero cambió de opinión al tener un encuentro casual con un congoleño en un café internet en Mozambique, el cual le sugirió que fuese a Sudáfrica, donde los refugiados y los solicitantes de asilo tienen derecho a trabajar y estudiar. Llegó a Durban y fue reconocido como refugiado en noviembre de 2001.
Una vez en Sudáfrica supo que tenía que aprender inglés para hacer que su sueño de tener una educación universitaria se hiciese realidad, encontró un trabajo que no requería de mucha experiencia y en su tiempo libre leía libros y veía televisión para perfeccionar su inglés. En noviembre de 2001, Kabalira-Uwase aplicó exitosamente a la UKZN para estudiar física pero le fue negado un subsidio por no ser ciudadano sudafricano. Afortunadamente la política de apoyo financiero fue enmendada y pudo recibir un subsidio para cubrir los gastos relativos a clases, vivienda, comida, libros y transporte.
Gracias a su licenciatura, encontró un trabajo como analista de sistemas y negocios en un banco. Desde entonces, motivado por reuniones con otros refugiados, ha buscado la manera de ayudar a otros a conseguir el tipo de educación que le permitió convertirse en un profesional exitoso.
"Pensaba que debía hacer algo", dijo Kabalira – Uwase, quien decidió acercarse al ACNUR, que maneja un programa de becas para la educación superior para promover la autosuficiencia de los refugiados e incrementar sus oportunidades de encontrar una solución a su situación. Sin embargo, cada año hay mucha competencia para un número limitado de cupos con la Iniciativa Académica Alemana para Refugiados Albert Einstein (DAFI), un programa financiado por Alemania.
"En la actualidad apoyamos a 43 refugiados con becas universitarias en Sudáfrica, este año tuvimos alrededor de 600 solicitudes pero con los fondos disponibles únicamente podemos apoyar a 25 estudiantes", explicó la directora del programa del ACNUR Kate Makanga. Así que Kabalira-Uwase se acercó a la Universidad de KwaZulu-Natal y los convenció de la necesidad d de establecer un fondo de becas para refugiados y solicitantes de asilo. "Sabemos que entre los refugiados y solicitantes de asilo hay muchos estudiantes talentosos pero necesitados y, con este fondo, podemos ayudarlos", dijo el director ejecutivo de la Fundación de la UKZN, Bruno Van Dyk.
El reto fue recaudar el dinero para el fondo. Así se creó el proyecto "Camino hacia la Educación para Refugiados y Solicitantes de Asilo", mientras Kabalira-Uwase convencía a más personas a participar en la carrera, como Chantelle Mann de Australia.
"No puedo imaginar que a alguien le nieguen este derecho [a la educación], cuando iba a la escuela tenía acceso a varias facilidades, como ayuda financiera y becas. Al escuchar la historia de Pie me convencí de inmediato de apoyar esta causa y ayudar a otros como él", dijo Chantelle. El ANCUR también apoya totalmente este proyecto, que se podría convertir en un evento anual dentro del evento anual. "Este es sólo el comienzo", dijo Kabalira-Uwase, añadiendo: "¡El Camino hacia la Educación de Refugiados y Solicitantes de Asilo continuará!"
Por Tina Ghelli en Johannesburgo, Sudáfrica
Para más acerca del proyecto vaya a http://t.co/VmGEi5hV