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Videojuego de ACNUR permite experimentar las peligrosas travesías que emprenden las personas refugiadas

Historias

Videojuego de ACNUR permite experimentar las peligrosas travesías que emprenden las personas refugiadas

ACNUR colaboró con un diseñador de videojuegos refugiado y con una galardonada empresa austriaca para crear un juego que muestra las decisiones que deben tomar las personas refugiadas mientras se debaten entre la vida y la muerte.
8 July 2022

Los padres de Jack Gutmann nunca le limitaron el tiempo que pasaba frente a la pantalla para que saliera a jugar. De hecho, instaban a Jack y a sus cuatro hermanos a pasar tanto tiempo como fuera posible jugando en la computadora, de ese modo, permanecían en casa, alejados del conflicto que se había apoderado de las calles. 


“Tenía miedo, así que trataba de escapar de la realidad”, comentó Jack, cuyo nombre de nacimiento es Abdullah, quien creció en Hama, la cuarta ciudad más grande de Siria. “No quería ver ni oír la guerra”. Cuando había electricidad, Jack jugaba videojuegos. Cuando la electricidad se iba, jugaba en la computadora portátil. Cuando la pila de esta se acababa, Jack diseñaba en papel.  

Nunca imaginó que, años después, tras haber encontrado protección en Austria, su pasión por el diseño digital le daría las herramientas para producir un premiado videojuego. El pasado 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, ACNUR lanzó una versión educativa de Path Out para ayudar a que niñas y niños en edad escolar en Austria y en otras partes del mundo se pusieran en los zapatos de las personas refugiadas en momentos en que deben tomar decisiones de vida o muerte en el peligroso camino que emprenden para encontrar seguridad y protección. 

Jack, quien cambió de nombre cuando empezó una nueva vida en Austria, comenzó a dibujar y colorear digitalmente cuando era niño, y logró dominar Photoshop, el programa de diseño gráfico, cuando tenía 14 años.

“...para mí, los juegos de computadora han sido una ventana al mundo”.

“Para mí, el arte digital y los juegos de computadora han sido una ventana al mundo; me permitieron salir de mi habitación en Siria y escapar de la guerra para ir a un mundo diverso, junto a personas muy distintas”, indicó Jack mientras reflexionaba en torno a la crisis que estalló en marzo de 2011, el mismo mes en que cumplió 15 años.  

Desde que comenzó la crisis en 2011, millones de personas sirias han sido forzadas a abandonar sus hogares. Al día de hoy, alrededor de 6,8 millones de personas han salido de Siria en calidad de refugiadas, y casi el mismo número (6,9 millones) se encuentran desplazadas dentro del país.  

A los 18 años, como corría el riesgo de ser reclutado para integrarse al ejército, Jack huyó de su país y emprendió una larga y peligrosa travesía hacia Türkiye; luego, cruzó varios países hasta llegar a Austria, en el corazón de Europa. Ese fue el lugar en el que pudo sentirse seguro por primera vez. 

“No planeaba quedarme en Austria”, admitió tranquilamente. “Pero, cuando llegamos mi hermano y yo, quedamos impactados por todas las personas que nos ayudaron. Nos impactó positivamente”. 

Poco después de su llegada, Jack conoció a Georg Hobmeier, director de Causa Creations, una empresa de diseño de videojuegos con sede en Viena que ve en los videojuegos no solo una fuente de entretenimiento, sino, según se indica en su sitio, “experiencias enriquecedoras y significativas que pueden conectarnos, desafiar nuestras percepciones, y ayudarnos a conocer y entender el mundo que nos rodea”. Esta empresa ha trabajado en cuestiones como la migración, el cambio climático y la energía nuclear. 

Jack, quien ansía poder dedicarse a aquello que lo apasiona, se alió con Causa Creations para dar vida a un proyecto conjunto. El resultado de la alianza fue Path Out, un juego que replica el subrepticio camino que Jack emprendió desde Siria (a momentos, en manos de traficantes de personas). 

“Decidimos que el propio Jack sería el personaje principal del juego”, indicó Georg, quien añadió que era particularmente relevante mostrar que, detrás de cada estadística de refugiados, hay complejas historias y personalidades.  

En el estilo japonés que escogieron para el juego, los simpáticos personajes contrastan con la dura realidad de la travesía. A lo largo del juego, Jack, diseñador y personaje a la vez, lleva una camiseta color amarillo que se asemeja a la que usó durante su odisea, la cual tiene ahora un valor sentimental.  

Desde una caja en una esquina de la pantalla, el verdadero Jack comenta los movimientos de los jugadores como se hace en YouTube (con frecuencia, con humor). “Acabas de matarme, amigo”, exclama cuando un jugador hace una mala jugada. “La verdad es que yo no era tan torpe como tú”. 

La versión original de Path Out, que tiene una duración de dos horas y fue lanzada en 2017, ha ganado premios en Austria y en el resto del mundo porque “se esfuerza por poner los reflectores en un problema grave”.

La nueva versión que Causa y ACNUR desarrollaron para las escuelas apenas requiere una clase para que el estudiantado que quizás nunca conozca a una persona refugiada aprenda que Jack llevaba una vida muy similar a la suya hasta que su mundo se desmoronó y tuvo que dejar todo atrás. En el Día Mundial del Refugiado se distribuyó la versión en inglés y alemán; próximamente estará disponible en otras lenguas. 

Jack, el diseñador, aún está escribiendo su propio final feliz. Se sintió seguro en cuanto llegó a Austria, pero tomó tiempo para que el país se convirtiera en su verdadero hogar artístico y emocional.  

“Tardé cinco años en sentir que mi travesía había terminado, hasta que me sentí verdaderamente aliviado”, contó. Ahora, con 26 años, habla alemán e inglés casi a la perfección. Jack tomó una capacitación vocacional, trabajó durante un par de años en una empresa de desarrollo de juegos y, ahora, se está capacitando en animación y modelos 3D para mejorar como diseñador y desarrollador de juegos.  

Conoció a una mujer austriaca que también juega videojuegos, aunque no profesionalmente, y se casaron el año pasado. 

Además, no pierde su sentido del humor, una característica que considera esencial tanto en la vida real como en su juego, Path Out. “Las historias de guerras y huidas son bastante sombrías; el humor ayuda a sobrellevarlas”, añadió Jack.  

Como el juego se basa en hechos reales de la vida de Jack, “también es chistoso. Después de todo, se supone que los juegos de computadora son divertidos”.