Cerrar sites icon close
Search form

Search for the country site.

Country profile

Country website

ACNUR: La respuesta de emergencia por la llegada de personas congoleñas a Burundi corre riesgo por falta de financiación

Notas de prensa

ACNUR: La respuesta de emergencia por la llegada de personas congoleñas a Burundi corre riesgo por falta de financiación

25 April 2025
Un grupo de personas congoleñas lavan y cocinan a la intemperie; al fondo, una estructura de ladrillo que está en construcción

Las personas congoleñas refugiadas que acaban de llegar a Burundi viven en condiciones de hacinamiento en Musenyi, al sur del país.

GINEBRA – ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, advierte que la respuesta humanitaria por el creciente número de personas refugiadas que ingresan a Burundi desde la República Democrática del Congo está llegando a su límite. Esto se debe a que la grave crisis de financiación está poniendo en riesgo la ayuda crítica y está generando tensiones entre los refugiados y las comunidades de acogida.

Las recientes llegadas a causa del conflicto en la República Democrática del Congo han provocado una nueva emergencia, la primera que se presenta en medio de una crisis en el sector humanitario debido a la falta de financiación. Las consecuencias son evidentes. ACNUR y sus socios continúan trabajando incansablemente para maximizar los recursos disponibles, brindar asistencia vital y prestar servicios de protección; sin embargo, de cara a las necesidades, que se multiplican y se complejizan con la escasez de fondos, la respuesta se queda corta. De no contar con apoyo suficiente, las personas refugiadas se verán forzadas a tomar duras decisiones para poder sobrevivir.

Desde enero, más de 71.000 personas congoleñas han cruzado la frontera con Burundi: están huyendo de la incesante violencia al este de la República Democrática del Congo. Desde entonces, más de 12.300 personas han sido reubicadas en el sitio de Musenyi, que se encuentra al este de Burundi; el trayecto desde la frontera con la República Democrática del Congo toma unas cinco horas. De las personas recién llegadas, muchas viven en las zonas fronterizas, con comunidades de acogida con las que comparten lazos.

En el sitio de refugiados de Musenyi residen alrededor de 16.000 refugiados, de manera que las condiciones de vida se están volviendo insostenibles. Debido al hacinamiento, se instalaron tiendas de campaña de emergencia en llanuras que se usarían para la agricultura. Dado que está por comenzar la época de lluvias, muchas de estas áreas se están inundando, lo que repercute en las condiciones de vida y eleva el riesgo de enfermedades. Por otra parte, los servicios básicos – escuelas, clínicas e instalaciones de saneamiento – son inexistentes o están saturados, lo que genera tensiones entre comunidades refugiadas ya asentadas y las recién llegadas.

Considerando cuán duras son las condiciones de vida en Burundi (los sitios están hacinados y la asistencia alimentaria ha disminuido significativamente), a pesar de la inestabilidad, algunas personas refugiadas han optado por volver a la República Democrática del Congo en las últimas semanas, sea para reencontrarse con sus familias, o bien para revisar cómo se encuentran sus propiedades. En ese sentido, si bien algunas de ellas han retornado, la semana pasada se registraron más de 700 llegadas desde la República Democrática del Congo, casi la mitad de las cuales había sido registrada anteriormente. Este vaivén supone una estrategia de supervivencia con la que las personas congoleñas buscan ponerse a salvo y sobrevivir.

Una marcada escasez de fondos limita al ACNUR y a sus socios en la atención que brindan a sobrevivientes de violencia de género y menores no acompañados. Por ejemplo, para la Agencia de la ONU para los Refugiados ya no es posible distribuir kits de dignidad; en consecuencia, casi 11.000 mujeres y niñas no cuentan con artículos básicos de higiene. Por otra parte, el apoyo para el rastreo de familias también se ha reducido considerablemente, de manera que es aún más difícil identificar, localizar y reunificar a niñas y niños separados con sus familias. De momento, en las principales áreas de acogida no hay espacios, ni para las mujeres ni para las infancias, en los que las personas puedan encontrarse para recibir servicios ni para darse apoyo mutuo.

A pesar de los pocos recursos y de los incesantes desafíos operativos, los equipos de ACNUR continúan priorizando la protección y la asistencia vital. Además, han ampliado las medidas de verificación para identificar a las personas refugiadas que viven en las comunidades de acogida y, así, brindar apoyo a quienes se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad. Asimismo, se han reforzado los mecanismos para que los refugiados puedan denunciar abusos y recibir el apoyo que tanto necesitan. Como resultado, la cifra de casos de violencia sexual que se han hecho del conocimiento de ACNUR y de los socios que están atendiendo a las personas recién llegadas aumentó un 60%; la mayoría son casos de violación en la República Democrática del Congo. Las sobrevivientes han recibido apoyo y han sido canalizadas para recibir atención médica.

Cada vez es más difícil realizar todas estas actividades, pues, mientras se exige que los equipos de ACNUR disminuyan sus operaciones por la escasez de fondos, están en el terreno a cargo de una respuesta de emergencia mayúscula, están atendiendo las necesidades de las personas refugiadas que ya se encontraban en Burundi y deben prepararse para más llegadas.

El liderazgo del Gobierno de Burundi ha sido encomiable: no solo ha realizado el reconocimiento prima facie de la condición de refugiado de las personas recién llegadas, sino que también ha destinado más terreno para darles acogida. Sin embargo, su capacidad está al límite, y la situación se complica aún más con la inestabilidad regional y los altos índices de inflación, que exacerban las vulnerabilidades económicas.

ACNUR insta a los donantes y a los socios para el desarrollo a que brinden apoyo para mejorar los servicios vitales que necesitan las personas refugiadas en Burundi; también los exhorta a invertir en iniciativas a largo plazo que beneficien tanto a los refugiados como a las comunidades de acogida. Los socios humanitarios en el país necesitan, con urgencia, USD 76,5 millones para responder a la crisis. Estas necesidades financieras hacen parte del Plan de Respuesta para Refugiados por la situación en la República Democrática del Congo, que abarca varios países (Angola, Burundi, República del Congo, Ruanda, Uganda, Tanzania y Zambia) y considera las necesidades que surgieron a raíz de la violencia que azota nuevamente el este de la República Democrática del Congo.

Para obtener más información, favor de contactar a: