Sri Lanka: se reanudan las ayudas económicas para el retorno y el alojamiento
Sri Lanka: se reanudan las ayudas económicas para el retorno y el alojamiento
ACNUR recibió con satisfacción la noticia de la reanudación de los retornos llevados a cabo por el Gobierno en el norte de Sri Lanka durante la semana pasada, tras una interrupción temporal de tres semanas con motivo de las elecciones parlamentarias y el Año Nuevo Tamil. Tras esta pausa, unos 7.000 desplazados internos han regresado a los distritos de Kilinochchi y Mullaitivu.
Cerca de 207.000 desplazados internos han abandonado los campamentos en el norte y este del país desde que en agosto del año pasado se puso en marcha el proceso organizado de retorno. Algunos han regresado a sus hogares, mientras otros se alojan en casas de amigos y familiares en Vavuniya, Mannar, Jaffna y otros distritos.
Estas personas están regresando a zonas que han sufrido una importante destrucción. Para ayudarles a reconstruir sus vidas, ACNUR está proporcionando a cada una de las familias que regresan una ayuda económica de 25.000 rupias (220 USD) a través del Banco de Ceilán. En el mes de marzo más de 40.000 familias ya habían recibido esta ayuda.
Durante el mes pasado nos vimos obligados a suspender temporalmente esta ayuda debido a la falta de financiación, pero gracias a las nuevas y generosas contribuciones por parte de los donantes, ACNUR reiniciará la entrega de ayudas económicas para el alojamiento a finales de esta semana.
La mayoría de estos fondos se utilizarán para ayudar a unas 10.000 familias que ya han regresado a sus hogares, pero que debido a la suspensión del programa aún no han recibido las ayudas. Unas 25.000 familias (82.000 personas aproximadamente) aún permanecen en los campamentos o se alojan con familias de acogida, principalmente en la zona de Menik Farm. Se espera que durante este año se produzcan muchos más retornos. No obstante, se necesitan de manera urgente más fondos para dar asistencia a las familias cuyo regreso se espera se produzca dentro de las próximas semanas y meses.
Un reciente estudio de ACNUR muestra que, a pesar de que algunas familias emplean las ayudas económicas para reparar sus casas o construir nuevas viviendas, otros las utilizan en función de sus prioridades. Muchas de las personas que han retornado han comprado bicicletas con el dinero de la ayuda, lo cual les permite acceder a servicios, transportar productos y reestablecer sus redes sociales. Algunas familias también han utilizado el dinero para costear la limpieza y desbroce de sus terrenos o lo han invertido en la puesta en marcha de pequeños negocios.
Al mismo tiempo seguimos distribuyendo otro tipo de ayuda humanitaria a las personas que regresan, como esteras de plástico, mosquiteras, ropa y herramientas para el desbrozado de la jungla. También continúan las labores de desminado, así como la reconstrucción por parte del gobierno de infraestructuras como caminos, edificios y puentes dañados durante la guerra. Sin embargo, la mayor parte de las zonas a las que regresan los desplazados aún carecen de medios de subsistencia y de servicios básicos como transporte, atención sanitaria y educación. Abordar estas cuestiones ayudará a asegurar los retornos.
Durante el seguimiento del retorno, muchas comunidades nos han informado de los problemas a los que tienen que hacer frente a su regreso. Por ejemplo, las mujeres al frente de hogares monoparentales en la región de Vanni dicen que a su regreso encuentran escasas oportunidades para generar ingresos. También han tenido que enfrentarse a múltiples obstáculos para obtener cierto tipo de documentación, como los certificados de defunción de sus maridos. Estos documentos son necesarios para tener derecho a las prestaciones de viudedad y a las ayudas del gobierno.
En el punto álgido del conflicto, durante los meses de abril y mayo del pasado año, unas 280.000 personas se vieron obligadas a desplazarse. Encontraron cobijo en más de 40 campamentos, la mayoría de estas personas en el campo de Menik Farm, en la región de Vavuniya. Los campamentos, que solían estar masificados, en este momento dan cobijo a menos de un tercio de su población inicial. Los retornos y la consiguiente descongestión han aliviado la presión sobre los servicios de salud, alimentación y agua. Los desplazados internos continúan utilizando un pase para salir y volver a entrar en los campamentos.