Con la mente y el corazón, cinco adolescentes de Kentucky ayudan a personas refugiadas
Con la mente y el corazón, cinco adolescentes de Kentucky ayudan a personas refugiadas
“Fue como una ventana por la cual vi lo que pasó mi mamá de pequeña”.
Al igual que la mayoría de los adolescentes estadounidenses, Allison, Mihir, Mark, Nivedha y Jennifer llevan vidas muy ajetreadas. Uno de ellos integra un equipo de tenis, otro toca en una orquesta, y los cinco realizan actividades de voluntariado en colegios y clínicas en Kentucky. Pero su pasión compartida es el equipo de debates en el colegio donde estudian.
El pasado mes de mayo, después de meses de preparación, los estudiantes del colegio secundario duPont Manual High School en Louisville, Kentucky, ganaron en el prestigioso International Public Policy Forum ("foro internacional de políticas públicas", por su nombre en inglés) en Nueva York, sosteniendo que los países tienen la obligación moral de ofrecer una acogida segura a los refugiados. Por sus esfuerzos, fueron premiados con $1500, suma que donaron gentilmente a ACNUR, la Agencia para los Refugiados de la ONU.
“Ojalá pudiéramos contribuir con más y, al mismo tiempo, deseamos profundamente que la necesidad fuese menor”, escribió el equipo en una carta dirigida a Filippo Grandi, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Los cinco adolescentes son estadounidenses de primera generación con profundas conexiones personales a la migración global, a los problemas de las personas refugiadas, y a las comunidades generosas que brindan una cálida acogida a los extranjeros.
“Ojalá pudiéramos contribuir con más y, al mismo tiempo, deseamos profundamente que la necesidad fuese menor”
Allison Tu, de 16 años de edad, dinámica capitana del equipo de debates, está plenamente consciente de su “buena suerte y privilegio” como “hija, sobrina, y nieta de refugiados vietnamitas reasentados con éxito en E.E.U.U. por el gobierno estadounidense a través Operación Nueva Vida ("Operation New Life", por su nombre en inglés),” en pos de la guerra de Vietnam en 1975. Su madre, que en ese entonces tenía seis años, solía contarle a Allison sobre el escape de la familia en uno de los últimos aviones que salió de Saigón, sobre los meses que vivió en campamentos para refugiados en Guam y en las Filipinas, y sobre su reasentamiento en Chicago, donde vivieron en comunidad con cinco familias y donde sus abuelos trabajaban en tareas domésticas y asistían a la escuela de para que la madre y el tío de Allison pudieran tener acceso a una educación que los llevaría finalmente a convertirse en médicos.
La compañera de Allison, Jennifer Xu, de 17 años, también proviene de una familia de refugiados vietnamitas, y creció con historias similares. “Todos tenemos lazos emocionales con el tema”, comenta, con respecto a sus compañeros de equipo. A su abuelo lo enviaron a un campo de reeducación, y a su tío, que en ese entonces tenía la edad de Jennifer, lo forzaron a remover minas terrestres. Su tío y tía se escaparon en 1977 y 1979, respectivamente, en embarcaciones hacinadas, pero cuatro de primos fallecieron durante el camino.
"Es difícil ignorar la similitud con lo que ocurre hoy en día", asegura Jennifer. Este año, 22 millones de personas refugiadas, algunos de ellos niños y niñas de las edades de su tía y tío hace 40 años, huyen de peligros inmensurables en Siria, Myanmar, y otros lugares.
El debate resultó ser un momento de iluminación para los cinco adolescentes.
“Las cuestiones que abordamos en el debate no deberían desaparecer una vez que se cierra la puerta”.
Nivedha Loganathan, de 15 años de edad, es hija de inmigrantes hindúes. No se vio nunca obligada a huir de su hogar, y sin embargo, se mudó tantas veces que conoce bien el "choque cultural" que conlleva comenzar una nueva vida en un lugar nuevo. El debate “encendió una chispa,” dice, “para ayudar a los refugiados en mi propia comunidad”.
“Las cuestiones que abordamos en el debate no deben desaparecer una vez que se cierra la puerta”, asegura Mark Raj, de 17 años, quien está inspirado en trabajar en nombre de los refugiados.
“Louisville tiene una larga tradición hospitalaria”, comentó el Alto Comisionado Grandi en una carta al equipo, felicitando a los adolescentes por su "espíritu y buena voluntad". “Contamos con ustedes para mantener este debate vivo en sus clases y en sus comunidades", añadió.
Mihir, quien asegura que el debate "ha cambiado sus aspiraciones profesionales", resumió lo que sintió el equipo cuando ganaron el premio: “Tenemos 1500 dólares. ¿Por qué no hacemos algo bueno con ellos?”
Gracias a la Voluntaria en Línea Abigail Leffler por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.