Sudán del Sur: un músico de reggae nacido en el exilio se convierte en desplazado a su vuelta a casa
Sudán del Sur: un músico de reggae nacido en el exilio se convierte en desplazado a su vuelta a casa
JUBA, Sudán del Sur, 3 de enero de 2014 (ACNUR) – David se convirtió en refugiado antes de nacer, cuando su madre, con él aun en el vientre, huyó a Etiopía en 1986. Pero nunca imaginó que 26 años después se convertiría, de nuevo, en un desplazado en su propio país, Sudán del Sur, recientemente independizado.
"Me he pasado la mayor parte de mi vida de un lado para otro, como refugiado en tierras extranjeras, pero nada es comparable a la situación en la que me encuentro en la actualidad", afirma David en la base militar de la ONU que se ha convertido en un refugio para los civiles desplazados por los enfrentamientos en las dos últimas semanas. "Como refugiado [durante 20 años] en Etiopía y Kenia tenía, como mínimo, seguridad y asistencia básica, pero aquí vivimos constantemente atemorizados porque no estamos seguros de lo que pasará al minuto siguiente".
Y esto pasa a sólo unos kilómetros de su propia casa en Juba, la capital de Sudán del Sur. David, que era estudiante en Nairobi, tuvo la mala suerte de volver a Juba coincidiendo con el inicio, el 15 de diciembre, de los violentos choques que enfrentan a las tropas gubernamentales con las fuerzas lideradas por el anterior vicepresidente Riek Machar.
El conflicto se ha extendido rápidamente a siete de los diez estados del país, desplazando a cerca de 200.000 personas, incluidas unas 10.000 que han huido a los países vecinos. Unos 56.000 sursudaneses y otros civiles han buscado refugio en bases militares de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS) a lo largo y ancho de todo el país, incluyendo unas 14.000 personas que están refugiadas actualmente en la base de Juba, conocida como Tong Ping, donde David vive ahora.
Las condiciones de vida en Tong Ping son precarias. Las agencias de ayuda humanitaria ofrecen una cierta asistencia básica pero la mayoría de las personas desplazadas cuidan de sí mismas. David dice que incluso los que huyeron con algo de dinero creen que es demasiado peligroso salir del recinto de la ONU para comprar comida.
ACNUR está trabajando estrechamente con otras agencias de la ONU para proteger a los desplazados. "Estamos trabajando con nuestros socios en la localización de niños separados de sus familias y reuniéndolos con ellas. También estamos trabajando en la identificación, información y tratamiento a las víctimas de violencia sexual y de género", explica Peter Trotter, Oficial de Protección de ACNUR en Sudán del Sur.
Hablando en amárico, idioma que aprendió durante su estancia de 14 años en Etiopía, David relata cómo llegó a Juba en diciembre para obtener unos documentos vitales para poder finalizar sus estudios de producción de televisión y vídeo en Nairobi, capital de la vecina Kenia. Originario de Malakal, capital del estado de Alto Nilo, rico en petróleo, a unos 600 kilómetros al norte de Juba, David también aprendió suahili durante otro periodo como refugiado en Kenia.
Pero el 15 de diciembre, mientras recogía sus documentos en Juba, empezaron los enfrentamientos.
"Fue una experiencia terrible, estábamos todos aterrorizados por los disparos que continuaron hasta bien entrada la noche, dejándonos desesperados por abandonar nuestros hogares", explica. Finalmente, reunió el coraje necesario para correr hasta la base de la UNMISS en busca de protección.
"Llegué aquí sin dinero, lo único que tenía era la ropa que llevaba puesta", explica, dejando entrever una sonrisa a pesar de su amarga historia. "Sobrevivo gracias a la ayuda de mis amigos y de otras personas que conozco".
David decidió dormir sobre uno de los muchos contenedores de carga diseminados por la base militar, que se encuentra al lado del aeropuerto comercial de la capital. "Como pueden ver, el suelo está embarrado y muy sucio y he pensado que el techo de un contenedor es un lugar mejor para dormir", explica.
Pero quizás este refugio poco común es una de las razones por las que aún no ha recibido comida ni otros artículos de socorro distribuidos por agencias de la ONU y otras organizaciones no gubernamentales.
Este joven políglota es un apasionado músico de reggae que ha ganado dinero actuando en Etiopía y en Kenia. Pero su futuro, que una vez se vislumbraba brillante, se está oscureciendo ante sus propios ojos. "Creía que nuestro terrible pasado había desaparecido definitivamente y tenía previsto obtener mi titulación y volver a casa a trabajar", dice refiriéndose a su país, que recientemente ha celebrado el segundo aniversario de su independencia, obtenida después de 22 años de guerra.
"Pero ahora que la situación está empeorando tanto, solo rezo para tener la oportunidad de dejar el país", una vez más.
Por Kisut Gebre Egziabher desde Juba, Sudán del Sur