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Fotografía para proteger a los jóvenes en la frontera

Historias

Fotografía para proteger a los jóvenes en la frontera

Un taller de fotografía permite a jóvenes refugiados y ecuatorianos expresar sus emociones y fortalecer su ejercicio de derechos en San Lorenzo, en la frontera entre Ecuador y Colombia.
16 December 2020
Jóvenes Refugiados y ecuatorianos lo comprobaron durante un taller virtual de fotografía en Esmeraldas, Ecuador, en el que también aprendieron sobre sus derechos.

En febrero de 2018, Linabert tuvo que separarse de su mamá. Mientras la mujer se preparaba para huir de Venezuela rumbo a Chile, su hija, que entonces tenía 12 años, le dijo que cada vez que mirase la luna y el cielo pensaría en ella. Dos años y muchas miradas al cielo después, Linabert renovó su promesa mientras conversaba con su mamá por videollamada. En esta segunda ocasión, la niña hablaba desde Ecuador, adonde había tenido que desplazarse para reunirse con su papá.


Esta sucesión de emotivas escenas fue reflejada por Linabert en una imagen tomada por ella misma, en el marco de un taller virtual de fotografía dirigido a jóvenes refugiados y ecuatorianos en San Lorenzo, Esmeraldas, una ciudad costera ubicada en la frontera de Ecuador con Colombia.

“Escribí en dos notas las palabras que le dije a mi mamá cuando se fue. Y entre las notas coloqué el teléfono con una captura de pantalla de una videollamada donde salimos las dos hablando. Busqué un ángulo que quedara bien y cerré las cortinas para bajar la iluminación y que todo se viera un poco apagado, para darle ese toque nostálgico a la foto”, explica la adolescente venezolana, que ahora tiene 14 años.

“Siento que la fotografía es una manera de expresarse, una forma de arte”.

Su instantánea forma parte del libro “Miradas desde la cuarentena” que recoge las imágenes tomadas durante el Taller de Fotografía Creativa con Teléfonos Celulares, brindado por ACNUR y su socio FEPP durante el aislamiento a causa de la COVID-19. En esta formación en línea, que duró siete semanas, participaron 84 jóvenes ecuatorianos, colombianos y venezolanos de entre 13 y 29 años residentes en San Lorenzo.

“La COVID-19 ha tenido un fuerte impacto en las personas refugiadas y ecuatorianas, sobre todo en la población joven. La idea de realizar el taller de fotografía surgió de ellos mismos después de consultarles. Además de aprender, también nos permite conocer mejor sus necesidades y prioridades”, dice Christopher Jardine, Jefe de la Oficina de ACNUR en Esmeraldas.

Durante su participación en el curso, Linabert no sólo aprendió las nociones básicas de la técnica fotográfica, sino también sus aplicaciones artísticas. “Siento que la fotografía es una manera de expresarse, una forma de arte. Mediante las fotos, uno encuentra la forma de transmitir lo que no se puede decir con palabras”, comenta.

Precisamente, uno de los objetivos del taller fue construir un espacio seguro en el que los participantes refugiados y locales pudieran comunicarse en un ambiente de confianza mutua. “La fotografía les da la posibilidad de expresar la nostalgia de tener lejos a sus seres queridos y de contar lo que han experimentado durante la pandemia. También les ayuda a tratar esos procesos de desplazamiento que han sido dolorosos, pero desde la fuerza, desde el arte”, comenta Lisolet Sotomayor, artista visual venezolana y facilitadora del taller.

“Me dijo que era una foto demasiado linda, que expresaba muchos sentimientos”.

Otro de los objetivos de la capacitación fue reforzar la autoestima de los jóvenes y adolescentes y permitir que conozcan más sobre sus derechos. “Los jóvenes se han sentido agentes de cambio y protagonistas en sus propios entornos, ha sido muy bueno. Han fortalecido sus propias habilidades y han aprendido a valorarse como personas”, comenta Jorge González, trabajador de FEPP. De acuerdo con González, como resultado del taller, dos jóvenes decidieron inscribirse al sistema de educación superior y reinsertarse en el sistema educativo para terminar la etapa secundaria.

El taller sirvió además para fomentar el buen uso del tiempo libre de los jóvenes. Para superar la falta de acceso a medios tecnológicos, se dotó de conexión a internet a aquellos participantes que no contaban con ella en sus casas. Asimismo, la metodología fue diseñada para que fuera posible tomar fotografías con cualquier cámara sencilla de celular, sin necesidad de contar con una máquina de fotos profesional.

Linabert, que lleva un año viviendo en San Lorenzo, quedó entusiasmada con todo lo que aprendió. Sin embargo, sigue echando de menos a su mamá, quien continúa refugiada en Chile. Cuando le mostró la fotografía que había tomado, en la que aparecían ambas durante una de sus videollamadas, su mamá no pudo evitar llorar. “Me dijo que era una foto demasiado linda, que expresaba muchos sentimientos y que era un recuerdo inolvidable”.

*La actividad se inscribió dentro del proyecto Comunidades Protectoras, financiado por el Fondo de Consolidación de la Paz de las Naciones Unidas (PBF, por sus siglas en inglés), que se implementa en varias zonas fronterizas de Ecuador y Colombia.