Los sistemas de integración de refugiados en Europa central a punto de romperse
Los sistemas de integración de refugiados en Europa central a punto de romperse
BUDAPEST, Hungría, 8 julio (ACNUR) – Louis* trabaja 14 horas al día en una pequeña tienda de comida rápida en Budapest. A pesar de ello este refugiado iraquí tiene grandes dificultades a la hora de alimentar a su familia y pagar su alquiler. Numerosos refugiados como él llevan una vida difícil en diversos países de Europa Central, donde lo sistemas de integración están poco desarrollados o son inexistentes.
"No soy perezoso", declara este hombre de 46 años, que desea verdaderamente construirse un nuevo futuro en Hungría con su mujer, Anna*, y sus dos niños de 11 y 13 años. Esta familia cristiana huyó de Irak en 2006 para huir de la violencia sectaria y, seis meses después, consiguió asilo en Hungría.
Obtuvieron el estatuto jurídico de refugiados, sinónimo para ellos de la obligación estatal de ayudarles a cubrir sus necesidades básicas. Pero, como otros países de Europa Central que se han unido a la Unión Europea en los últimos cinco años, Hungría se considera todavía como un simple país de tránsito para los refugiados.
Estos países no han puesto en funcionamiento ni políticas ni procedimientos de ayuda a la integración, y por ello, los refugiados y solicitantes de asilo que deciden, cada vez en mayor número, pedir asilo e instalarse en Europa central, se encuentran de pronto sin redes de seguridad. No reciben ninguna ayuda para integrarse por parte del gobierno, en temas como el aprendizaje de la lengua, o técnicas de búsqueda de empleo, ni ayuda para el alojamiento o la formación profesional.
Areti Sianni es experta en el ámbito de la integración y trabaja con ACNUR en Budapest. Explica que se han hecho esfuerzos en estos últimos años para mejorar esta situación. Pero añade que "estos modestos avances están ahora seriamente amenazados por la crisis económica, porque el gobierno está tentado de cortar los programas que ya son deficitarios y que tienen que ver con ayuda la integración. De esta manera, el sistema llega a su punto de ruptura."
Louis gestiona el pequeño establecimiento de comida rápida por necesidad más que por vocación. Él está especializado en ingeniería agrícola. Pero no consigue encontrar un empleo en su campo, a pesar de haber seguido durante seis meses un curso de húngaro: "Tengo un diploma universitario que no utilizaré jamás", se lamenta.
Louis pudo montar su negocio de comida rápida gracias a la ayuda de una organización religiosa, pero el salario no le llega para cubrir todos los gastos de su familia. "Trabajo aquí, pero no gano lo suficiente" explica, y añade que Anna, su mujer, sigue una formación para poder trabajar en una guardería, y así ganar un poco más de dinero. De todos modos, ella no obtendrá su diploma antes de un año.
Areti Sianni siente compasión por las personas como Louis y Anna. "Los sistemas de integración han demostrado su ineficacia para ayudarles a llegar a ser independientes y a lograr su integración en las comunidades locales", indica, añadiendo que los servicios de ayuda a la integración deberían estar asegurados a nivel comunitario, hasta que los "refugiados estén preparados para llevar una vida independiente y digna, al mismo nivel que los ciudadanos locales".
La integración es una realidad compleja, que necesita de la intervención de numerosos actores. Areti Sianni llevó a cabo su investigación durante un año para evaluar la situación en Bulgaria, República Checa, Hungría, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. Esta investigación le ha permitido confirmar que estos países no están dotados de los sistemas necesarios para asegurar que los refugiados puedan sobrevivir dignamente.
Su estudio revela que los programas cortos y desiguales tienen como consecuencia el que numerosos refugiados son abandonados a su suerte, sin contar con las competencias y habilidades que les permitirían cubrir sus necesidades básicas. Algunos gastan el 90 por ciento de su salario sólo en pagar el alojamiento. Un buen número de refugiados acaban viviendo en la pobreza y son marginalizados, excluidos y en riesgo de convertirse en personas sin hogar.
Paralelamente, ACNUR ha desarrollado y publicado unas líneas directrices sobre la integración de refugiados con el objetivo de ayudar a los gobiernos a solucionar este problema. A pesar de ello, la agencia de la ONU para los refugiados teme que la crisis económica actual empuje a los países europeos a cortar sus programas de integración, con el fin de reducir los presupuestos estatales.
Areti Sianni se lamenta de esta visión a corto plazo. "Los refugiados bien integrados son independientes económicamente. Ganan su dinero y pagan sus impuestos. Los refugiados que no reciben la ayuda necesaria para lograr su integración son especialmente vulnerables porque carecen de redes sociales que puedean ayudarles en un momento dado. Se convierten en una carga, en lugar de contribuir a la sociedad que les acogió".
Días después, Louis teme por su futuro, tras haber decidido cerrar su negocio, pues no puede pagar el alquiler. Yo no quiero un coche, ni ser propietario de una vivienda, yo simplemente quiero vivir", asegura.
*Nombres ficticios por razones de protección.
Por Melita H. Sunjic, en Budapest, Hungría.