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Con figuras de origami y mensajes en línea animan al Equipo Olímpico de Refugiados

Historias

Con figuras de origami y mensajes en línea animan al Equipo Olímpico de Refugiados

A pesar de la falta de público en Tokio, el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados ha experimentado una avalancha de apoyo desde los estudiantes de todo Japón hasta las personas refugiadas de los campamentos de África Oriental.
7 agosto 2021
El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados: 29 atletas que superaron grandes dificultades y trabajaron muy duro para ganarse un lugar y competir en el mayor evento deportivo del mundo. Lo dieron todo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y desafiaron al mundo con un fuerte mensaje de esperanza y resiliencia.  Para las personas desplazadas del mundo, el equipo permanecerá en sus corazones como una hermosa inspiración de que todo es posible. 

Estudiantes japoneses de una ciudad devastada por el tsunami de 2011 doblaron y enviaron 1.000 grullas de origami – símbolo tradicional de esperanza y ánimo – a la atleta olímpica Rose Nathike Lokonyen, una de las muchas muestras de apoyo al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados durante los Juegos de Tokio.


“Queríamos animarla y, aunque no podemos comunicarnos por medio del idioma, pensamos que, si hacíamos 1.000 grullas de papel, nuestros sentimientos llegarían a ella”, compartió Honomi, de 14 años, estudiante de tercer año de la Escuela Secundaria Takata Daiichi de Rikuzen-Takata, que se reconstruye tras el tsunami que la asoló hace 10 años.

Rose, que corrió en la carrera de 800 metros y es uno de los 29 miembros del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, visitó la escuela en 2019 cuando corrió y entrenó con los estudiantes. También habló de su vida como refugiada después de huir de la guerra en Sudán del Sur y crecer en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia.

“Parecía una mujer fuerte”, recordó Shion, de 15 años.

“Mientras doblábamos cada uno, pensábamos en Rose”.

Para algunos de los estudiantes, era la primera vez que aprendían sobre temas relacionados con las personas refugiadas. Sin embargo, tanto Honomi como Shion sintieron que podían relacionarse con la experiencia de Rose después de que ambas perdieran sus hogares en el tsunami de 2011, y tuvieran que vivir en alojamientos temporales y depender de la ayuda de personas externas.

“En un instante, el espacio feliz de mi vida se destrozó”, expresó Shion.

Honomi recuerda que en su momento se sintió preocupada porque al principio su familia tenía poco para sobrevivir. “Pero gracias a la ayuda que recibimos de muchas personas, hemos podido salir adelante hasta ahora”, señaló.

La clase completa de tercer año, compuesta por unos 100 estudiantes, se reunió en pequeños grupos en sus aulas para doblar las grullas, que luego se ensamblaron en un racimo. El proyecto completo llevó más de dos semanas. “Mientras doblábamos cada una”, recordó Shion, “pensábamos en Rose, con la esperanza de que la animaran”.

Dado que los espectadores no pudieron asistir a los eventos personalmente durante los Juegos Olímpicos debido a las medidas impuestas por la COVID-19, las personas del país anfitrión y de todo el mundo encontraron otras formas de mostrar su apoyo a los atletas refugiados.

En todo Japón, los estudiantes universitarios animaron a los atletas refugiados a través de varios canales de redes sociales, incluido el envío de mensajes de texto y vídeo en el sitio web “Fly-Your-Message”, creado por una organización juvenil estudiantil, YouthxUNHCR for Refugees, que recibió más de 350 mensajes.

Natsumi, de 21 años y estudiante de tercer año en la Universidad Internacional de Akita, ayudó en esta campaña y también promocionó al equipo de refugiados a través de Facebook, Instagram y Twitter.

Viendo la cobertura olímpica en la televisión, animó a atletas como la nadadora Yusra Mardini y los atletas de taekwondo. (“Genial”, expresó Natsumi).

“El equipo de refugiados puede ser un catalizador para que las personas aprendan”.

La exposición global dada a estos atletas despertará una mayor conciencia en Japón y en todo el mundo sobre la situación de las personas desplazadas por la fuerza, que ahora superan los 82 millones en todo el mundo, considera Natsumi.

“Muchos estudiantes universitarios simplemente no conocen los problemas de las personas refugiadas”, comentó. “Así que creo que el equipo de refugiados puede ser un catalizador para que las personas aprendan. Y, luego, las personas como yo tenemos que enviar algo, como el perfil de un atleta refugiado, para mantener vivo el interés de quienes nos contactaron".

La Universidad de Waseda ofreció su apoyo a los atletas acogiéndolos antes de las Olimpiadas con el objetivo de fomentar la sensibilización en el campus. La escuela está orgullosa de su legado de apoyo a las personas refugiadas. También hay un monumento a uno de sus estudiantes, el diplomático Chiune Sugihara, que como vicecónsul en Lituania salvó la vida de miles de personas judías al expedir visados de tránsito a Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

“Consideramos significativo haber puesto en marcha este campamento (de capacitación) y haber ofrecido a nuestros estudiantes la oportunidad de reflexionar sobre los problemas de las personas refugiadas”, señaló la Universidad de Waseda en un comunicado.

El alcalde del distrito de Bunkyo, en Tokio, que acoge a seis miembros del Equipo Paralímpico de Refugiados del Comité Paralímpico Internacional (CPI), que comienzan a competir a finales de este mes, también espera que la exposición genere un mayor interés público entre sus residentes por las personas refugiadas.

“Quería crear una oportunidad a través de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos para enseñar a nuestros hijos este importante tema de la crisis mundial de las personas refugiadas”, expresó el alcalde del distrito, Hironobu Narisawa, en una entrevista con Mainichi, un periódico de circulación masiva.

Debido a las precauciones por la COVID-19, el distrito de Bunkyo no acogerá físicamente a los paratletas, pero aun así quiere apoyarlos y planea celebrar un taller para los residentes sobre temas relacionados con las personas refugiadas y una sesión en línea para interactuar con los paratletas refugiados.

“Hace tiempo que siento la necesidad de una sección dedicada a las personas refugiadas”, comentó Narisawa. “No sólo para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, sino que creo que hay algunas lecciones más amplias que debemos enseñar sobre la paz y la humanidad”.

Regina Nakang Aloitho (izquierda) y su tía Mary Natukoi Victor ven los Juegos Olímpicos en un teléfono móvil en el campamento de refugiados de Kakuma, Kenia.

Del otro lado del mundo, los colaboradores también animaban a los atletas desde los campamentos de refugiados de África Oriental, donde viven varios miembros de los equipos de refugiados.

“¡Ánimo! ¡Ánimo! Para que nos representen debidamente como personas refugiadas, a quienes no tuvimos la oportunidad de ir ahí”, expresó el refugiado burundés Nadege desde el campamento de Mahama, en Ruanda.

En el campamento de Kakuma, Kenia, la tía de Anjelina Nadai Lohalith la animó durante su carrera de 1.500 metros.

“Es un modelo a seguir. Me inspira mucho”, comentó Mary Natukoj Victor. “Si yo fuera joven, sin duda me habría gustado ser atleta. Sigo animando a mis propios hijos a que admiren a Anjelina... para que puedan viajar y conocer el mundo como ella lo ha hecho”.

“Saben que el mundo los apoya”.

El equipo también obtuvo el apoyo público de una serie de celebridades y atletas olímpicos de alto nivel, como la nadadora Katie Ledecky, el velocista Andre de Grassi y el clavadista Tom Daley, mediante entrevistas con los atletas refugiados en las redes sociales o enviando mensajes.

“Esto es algo que recordarán el resto de sus vidas. Porque ahora saben que el mundo los apoya”, señaló Yiech Pur Biel, miembro del equipo de refugiados de 2016 y representante del equipo en Tokio. “Tenemos mucha suerte de que las personas nos hayan apoyado para llevar a este equipo a donde está hoy”.