Pese a la amenaza de Boko Haram, algunos desplazados nigerianos retornan a sus hogares
Pese a la amenaza de Boko Haram, algunos desplazados nigerianos retornan a sus hogares
DUGWABA, Nigeria, 6 de junio de 2016 (ACNUR) – Cuando los miembros del grupo terrorista Boko Haram ingresaron violentamente al distrito ubicado en el noreste de Nigeria, incendiando casas y matando residentes, el minifundista John Lukius recogió sus pertenencias y huyó para salvar su vida.
Un año más tarde, su cosecha desapareció, su casa fue parcialmente destruida y los guerrilleros siguen al acecho. Sin embargo, como otros miles de desplazados de esta área cercana a la frontera con Camerún, sintió que no tenía otra alternativa que volver a su devastado hogar.
"Después de haber estado afuera un año, no había otra cosa que pudiéramos hacer más que volver", expresó. "Antes que vivir en pésimas condiciones en la frontera, preferimos morir aquí".
A pesar de que las fuerzas armadas nigerianas hicieron retroceder con éxito a Boko Haram de los territorios tomados en el noreste del país, el grupo terrorista volvió a contraatacar en la región y extendió el conflicto a los países vecinos de Camerún, Chad y Níger, lo que desencadenó nuevas olas de desplazamiento.
Debido a la creciente insurgencia, 1,8 millones de personas se vieron desplazadas en Nigeria, y alrededor de 155.000 refugiados nigerianos huyeron a Camerún, Chad y Níger. De estos últimos, muchos encontraron refugio en comunidades anfitrionas. Otros cientos de miles se encuentran desplazados en los tres países vecinos.
Dugwaba se encuentra en el estado de Adamawa. Ocho de los catorce pueblos que componen este distrito del noreste nigeriano fueron devastados por guerrilleros, que mataron alrededor de 100 personas e incendiaron veintenas de casas, un mercado y un centro de salud.
En medio del caos, cerca de 15.000 personas buscaron refugio en ciudades del mismo estado como Yola y Numan, mientras que otros huyeron a Kano, al centro-norte de Nigeria. Muchos dependieron de la hospitalidad brindada por las comunidades anfitrionas. En estas comunidades, recibieron la ayuda de agricultores de subsistencia que apenas podían satisfacer sus propias necesidades y mucho menos las de miles de otros en estado de necesidad extrema.
"En un principio, nuestros familiares y amigos nos recibieron y se compadecieron de nosotros. Pero, a medida que pasaron los días, nos convertimos en una carga para ellos, y el clima se volvió hostil", afirmó Lukius al relatar las tensiones que surgieron.
Pese a que muchas comunidades en Dugwaba fueron saqueadas e incendiadas, no hay atención médica básica y continúan siendo una zona de riesgo, Lukius forma parte de un grupo de 5.000 residentes que decidieron regresar a su hogar.
A la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, le preocupa mucho que algunos residentes regresen a Dugwaba sin ningún tipo de protección. "En el noroeste, las necesidades humanitarias y de protección son alarmantes", advirtió Angele Dikongue-Atangana, representante de ACNUR en Nigeria. "ACNUR aconseja a los residentes posponer su retorno a las áreas afectadas por el conflicto, ya que la inseguridad sigue representando un inconveniente y no podrán continuar sus vidas de forma digna y segura", agregó.
En un claro ejemplo de que las condiciones no son aptas para vivir en muchas áreas donde las fuerzas armadas nigerianas hacen todo lo posible para revertir la situación, alrededor de 100 civiles voluntarios se organizaron entre ellos en grupos de justicieros para intentar proteger sus comunidades de los guerrilleros.
"Hace dos semanas los integrantes de las patrullas de los distritos, que colaboran con los militares, pelearon con los miembros restantes de Boko Haram para proteger el área", contó un residente que prefiere permanecer en el anonimato.
Los integrantes de las patrullas de seguridad comunitaria juraron que no abandonarían nunca más sus hogares por causa de los insurgentes. "Hemos vuelto a casa para quedarnos, sin importar lo que suceda", afirma uno de ellos, que es un graduado universitario y también se negó a develar su nombre.
Él informó que patrullan los pueblos de noche hasta los límites con la selva de Sambisa, el fuerte de los insurgentes, situada aproximadamente 35 kilómetros del distrito. Ya perdieron alrededor de 10 miembros.
Si bien no fueron forzados a regresar a Dugwaba, muchos de lo que lo hicieron han recibido, hasta el momento, una asistencia mínima por parte de organizaciones religiosas y ONG. "Nuestra situación es de nuestra comunidad es penosa. Necesitamos láminas para techos, comida y albergues, ya que a algunos de nosotros somos viejos, y también estamos enfermos", declaró Lukius.
Mientras que las mujeres se la rebuscan para sobrevivir involucrándose en el comercio minorista, la mayoría de los hombres simplemente deambulan sin hacer nada. Además, el único puente que unía este distrito con el distrito de Hong colapsó y, durante la temporada de lluvias, es difícil salir del pueblo. Esto sólo empeoró la situación de este distrito remoto.
Durante una visita a Nigeria en febrero de 2016, el principal oficial de seguridad de ACNUR, Volker Türk, urgió a las autoridades nigerianas a poner atención a los inconvenientes de los desplazados internos en el noreste del país. "Todos precisamos escuchar a los desplazados internos, sus aspiraciones y sentido de seguridad y dignidad", enfatizó.
Las necesidades de protección de aquellos desplazados por el conflicto en la Cuenca de Chad serán tratadas en una reunión regional de alto nivel de líderes y dirigentes, esta semana en Abuya. Dicha reunión está organizada por ACNUR y el Gobierno de Nigeria.
Por Hanson Ghandi Tamfu
Gracias al Voluntario en línea Mauro Javier Tallarico por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.