Protección y apoyo para las personas centroafricanas refugiadas en República Democrática del Congo
Protección y apoyo para las personas centroafricanas refugiadas en República Democrática del Congo
En un lustro, Fidele (de 35 años) ha tenido que huir de la República Centroafricana (RCA) en dos ocasiones. Para llegar a la República Democrática del Congo (RDC), Fidele ha tenido que cruzar el río Ubangi. La última vez que lo hizo ocurrió una tragedia.
“Esta vez perdí a mi hijo de cinco años. Se ahogó en el río”, dijo.
Para cruzar el río desde su hogar en Berma hasta Yakoma, en la RDC, Fidele tuvo que dejar a su hijo Eric a la orilla del río, del lado de la RCA, porque su canoa hechiza era demasiado pequeña para transportar a la familia entera (siete personas) de un lado al otro del río al mismo tiempo. Por lo tanto, Fidele tuvo que hacer varios viajes.
Cuando llegó a la orilla, no encontró a Eric. Fidele entró en pánico. Preguntó a los pescadores en la zona, y ellos confirmaron el peor de sus miedos: habían identificado el cadáver del niño.
“Estaba atónito”, recordó.
¿Cómo empezar de nuevo cuando se ha perdido tanto? Las personas centroafricanas refugiadas que se están trasladando a zonas más seguras necesitan apoyo (Arnold Temple, camarógrafo/ Linda Muruki, productora / Fabien Faivre, productor)
Como ocurre con otras personas centroafricanas refugiadas, Fidele y su familia huyeron de la violencia y la inseguridad que se apoderaron de las elecciones en diciembre del año pasado. Apenas pudieron traer algunas pertenencias consigo. Hasta el momento, más de 117.000 personas se han trasladado a Camerún, Chad y la República Democrática del Congo, donde la mayor parte encuentra protección. Cerca de 164.000 personas han sido desplazadas al interior de la RCA.
“Perdí a mi hijo de cinco años. Se ahogó en el río.”
Cuando llegaron a Yakoma, en la provincia de Ubangi, al norte de la RDC, una familia congolesa recibió a Fidele; Brigitte, su esposa; y sus seis hijos en su humilde hogar.
Aunque deben compartir los pocos recursos que tienen, las comunidades locales le han dado alojamiento a la mayor parte de las personas centroafricanas refugiadas.
La semana pasada, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios dieron inicio a la reubicación de las personas refugiadas a un asentamiento más seguro en la aldea de Modale, lejos de la zona fronteriza de Yakoma. La aldea está en posibilidades de acoger hasta 10.000 personas refugiadas.
La familia de Fidele forma parte de un grupo de 335 refugiados que llegaron al nuevo asentamiento esta semana. Este grupo se está estableciendo entre las comunidades congolesas locales, que generosamente ofrecieron tierra a las familias refugiadas y dieron la bienvenida a la niñez en las escuelas.
ACNUR está construyendo nuevas instalaciones sanitarias y de abastecimiento de agua; ha ampliado los servicios educativos y de salud; y ha reforzado la infraestructura existente para reducir la carga derivada de la afluencia.
En una visita a Modale esta semana, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, aplaudió el apoyo que han recibido las personas refugiadas para que puedan reconstruir sus vidas.
- Ver también: El Alto Comisionado Filippo Grandi insta a la comunidad internacional a apoyar a la República Democrática del Congo
“Se trata de un esfuerzo verdaderamente inclusivo. Las personas refugiadas pueden sembrar junto a la comunidad de acogida, ser autosuficientes, ir a la escuela y recibir atención médica”, señaló.
Además, Filippo Grandi exhortó a la comunidad internacional a apoyar estos esfuerzos de manera urgente.
“Es necesario que sea mayor el compromiso hacia este país y hacia las comunidades que le han dado la bienvenida y alojamiento a las personas refugiadas aunque es poco lo que tienen”, añadió.
“Las personas refugiadas que conocí quieren volver, pero lo harán cuando imperen la paz y la seguridad”.
Grandi conoció también a Fidele y a Brigitte, quienes le contaron la tragedia que vivieron.
“Las personas refugiadas que conocí quieren volver, pero lo harán cuando imperen la paz y la seguridad. Tienen mucho miedo, lo cual es comprensible después de que se les obligó a huir”, agregó.
El Alto Comisionado recordó su última visita a la RCA en diciembre de 2019, cuando había señales de paz; expresó que desea encontrar una solución para todas las personas refugiadas que se han dispersado en una región de difícil acceso.
Aunado a ello, exhortó a la comunidad internacional a apoyar a la RCA para que el país logre salir de la “espiral de violencia e insurrección” que ha caracterizado su historia reciente.
“Es de particular importancia para sus habitantes, para que no tengan que huir”, dijo. “Aunque la RDC les ha brindado protección, hacen falta más recursos. Se trata de una situación que carece de fondos y que debe recibir más atención de la comunidad internacional”.
ACNUR ha recibido apenas el 16% de los 204.8 millones de dólares (USD) que necesita para operar en la RDC. Junto con la Comisión Nacional para los Refugiados del gobierno congolés, al 22 de abril, ACNUR ha registrado casi 53.000 llegadas nuevas desde la RCA, en las provincias de Bas Huele, Ubangi del Norte y Ubangi del Sur. El registro continúa; de hecho, las autoridades de la RDC estiman que, desde diciembre del año pasado, 92.000 personas refugiadas han llegado de la RCA.