Representando su trauma, refugiados estrechan vínculos con anfitriones ugandeses
Representando su trauma, refugiados estrechan vínculos con anfitriones ugandeses
KAMAPALA, Uganda, 18 de febrero de 2016 (ACNUR) – Hombres con máscara negras y equipados para el combate aparecen, rodeando bruscamente a la gente y obligándola a tumbarse boca abajo en silencio. El aire se rasga con gritos y el ruido de las armas de fuego.
Es una experiencia terrible que han padecido refugiados de Burundi, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, países destrozados por los conflictos, que han buscado la seguridad en Uganda. Esta noche, algunos de ellos representan el trauma sobre el escenario del Teatro Nacional ante una audiencia de centenares de personas.
El título de la obra es "Tunaweza" que se traduce, simplemente, como "Podemos". Muestra el periplo de los refugiados desde la terrible violencia que los expulsó de sus hogares, hasta sus vidas rehechas en el exilio en Uganda, que actualmente acoge a cerca de medio millón de refugiados y solicitantes de asilo de países desgarrados por la guerra del este de África y la región de los Grandes Lagos.
La obra de tres horas de duración – que también cuenta en su reparto con ugandeses – es una creación de la ONG local InterAid Uganda y la profesora de arte dramático Lilian Mbabazi. Realizada con el apoyo de ACNUR, la obra tiene como objetivo alentar a la audiencia a conocer a los refugiados, subrayar su resiliencia y disipar mitos sobre ellos, que los consideran receptores pasivos de ayuda o una amenaza para los trabajos locales.
"La mayoría de las personas solo saben de los refugiados a través de las noticias. Este proyecto les da la oportunidad de explicar la verdad sobre su vida y mostrar sus capacidades", dice Mbabazi, profesora de arte dramático en la Universidad de Makerere. "Mi madre es ruandesa, así es que cuando miro a estos chicos, pienso en lo que pasó en Ruanda y los veo como mis hermanos y hermanas".
Uganda destaca por su enfoque innovador en la acogida de refugiados que son integrados en pueblos, viven con las comunidades ugandesas locales, y son alentados a ser autónomos. También son libres de moverse por todo el país, trabajar e iniciar sus propios negocios, y tienen acceso a los mismos servicios públicos que sus anfitriones ugandeses.
Tras conocer al grupo, Mbabazi quiso ofrecerles una tribuna tan grande como fuera posible. Se puso en contacto con el Teatro Nacional, que le dijo que el único hueco que le podían ofrecer era al cabo de 19 días, dejándola con poco tiempo para proponer un título, un concepto y un guión. El hecho de que lo consiguieran a tiempo es aún más extraordinario por el enfoque colaborativo que decidieron adoptar.
La directora y el reparto expusieron a los demás sus experiencias, concibiendo una obra que lo describe todo, desde su huida del peligro hasta los retos de hacer amigos en sus nuevas comunidades. El trabajo final utiliza el teatro, la danza y las canciones para tocar temas como la fragilidad, la fugacidad de la vida, la pertenencia y la esperanza, mientras se centra en dos conceptos principales: "nosotros" y "capacidad".
"Queríamos hablar sobre "nosotros" porque muestra solidaridad", dice Beliyse, de 18 años, que llegó a Uganda el año pasado tras el estallido de violencia en Burundi. "Muestra la solidaridad, no solo entre los refugiados, sino entre estos y los ugandeses. También queríamos mostrar cómo los refugiados tienen talento. No podemos mostrarlo a menudo pero cuando la gente nos lo permite, podemos demostrarles lo que somos capaces de hacer".
La obra resultante ofrece a la audiencia un viaje vívido, auténtico y emotivo, desde el peligro hasta una vida más estable en Uganda, donde los altibajos de la integración y de empezar de nuevo a veces se explotan con una finalidad de alivio cómico.
"No queríamos centrarnos solo en lo malo", dice Oscar, congoleño de 22 años. "Trata de cómo dejamos nuestros países y de lo que nos pasó, pero también trata de los aspectos más felices. Nuestras nuevas vidas, nuestros amigos, nuestros amores . . . o, para algunos, ¡nuestros desamores!"
La obra, que entre la audiencia provoca tanto lágrimas como carcajadas, es todo un éxito entre los aficionados al teatro en Kampala. Cuando cayó el telón tras su primera representación, el público se puso en pie y dedicó una larga ovación a los actores.
"Fue fantástico", dice Sarah, una ugandesa que descubrió la obra por casualidad cuando vio un póster promocional. "Creo que ayudará a los refugiados y a los ugandeses a acercarse los unos a los otros. Algunas personas a menudo están equivocadas en lo referente a los refugiados pero si ven la fantástica obra que estos chavales han sido capaces de crear, a pesar de lo que han pasado, se conmoverán".
El grupo espera recibir reacciones similares en las próximas semanas y meses mientras llevan su obra por toda Uganda, representando su viaje junto a los actores ugandeses.
"Este grupo es un ejemplo perfecto de los beneficios que puede tener permitir a los refugiados florecer en las comunidades locales," dice el Representante de ACNUR para Uganda, Neimah Warsame. "Cuando los refugiados y sus anfitriones viven juntos, trabajan juntos y actúan juntos, prosperan juntos. Esto sirve de ejemplo para que otros países del mundo encuentren maneras exitosas de facilitar la cohesión social".
Por Charlie Yaxley, desde Kampala, Uganda.
Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.