Un diputado sueco ayuda a los jóvenes refugiados gracias a sus propias vivencias

ESTOCOLMO, Suecia, 12 de Enero (ACNUR). – Como parlamentario sueco, Hanif Bali se preocupa especialmente por el bienestar de los menores refugiados no acompañados en su país de adopción. Bali, que ahora tiene 23 años, ha vivido esta experiencia de primera mano.

Nacido en Irán en 1987, él y sus padres huyeron hacia la vecina Irak para escapar de la persecución política. Cuando las tropas norteamericanas comenzaron a bombardear Irak en 1990 para expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait, los padres de Hanif Bali recurrieron a traficantes de personas para enviarlo a Suecia con el objetivo de mantenerlo a salvo. Llegó a Estocolmo solo y en una situación de extrema vulnerabilidad.

Durante los años siguientes, estuvo con 13 familias de acogida diferentes por todo el país. La mayoría eran iraníes, pero también guarda buenos recuerdos de una familia sueca con la que vivió en una comunidad rural, en Gråbo, al sur de Suecia. "Me dio la oportunidad de vivir en el seno de una familia sueca y significó mucho para mí", explicó.

Aunque su infancia fue poco estable, las experiencias que vivió durante su juventud le ayudaron a modelar su opinión y sus imperativos políticos. Se fijó como objetivo, entre otros, el de ayudar a las personas que como él han estado separadas de sus familias y han crecido solas en un país extranjero.

No había mucho que él pudiera hacer antes de cumplir los 18 años y convertirse en ciudadano sueco. Esto le confirió el derecho a votar, que ejerció por primera vez en 2006. Pero Bali quería hacer más, y este brillante licenciado decidió presentarse a las elecciones generales del año siguiente como candidato del Partido Moderado de centro-derecha, al que se afilió cuando tenía 16 años en la sección de jóvenes.

No perdió el tiempo para reclamar un mejor acuerdo en materia de menores refugiados no acompañados – 1.250 niños obtuvieron el estatuto de refugiado en Suecia el año pasado, la mayoría originarios de Afganistán y Somalia – así como una actitud más comprensiva hacia ellos. "Debemos dejar de ocuparnos de estos niños con una lógica industrial. Meterles en un entorno institucional no es el camino para que se integren en la sociedad", subrayó.

"Lo mejor que podemos ofrecer a los niños es la acogida en una familia, donde puedan construir sólidos lazos sociales. También debemos darnos cuenta de que el cuidado de un niño refugiado es una tarea a tiempo completo, y las compensaciones económicas tienen que reflejarlo", indicó al ACNUR.

Cuando los colegas de su partido en el municipio de Vellinge, en el sur de Suecia, se negaron a finales de 2009 a recibir a niños refugiados, Hanif Bali les criticó abiertamente. "No creo en los acuerdos que obligan a los municipios a recibir a refugiados, pero la situación de los menores no acompañados es grave y necesitamos que más municipios se impliquen en esta responsabilidad", explicó el diputado sueco.

La integración es un asunto que también le preocupa y ha intentado luchar contra algunas percepciones erróneas acerca de los refugiados. "¿Es realmente importante si la gente come barritas de pescado o falafel en su casa?", se preguntaba en un artículo publicado recientemente en el periódico Aftonbladet.

Hanif Bali señaló que era importante que los esfuerzos de integración se llevaran a cabo de manera responsable. "Creo que los municipios que gestionan mal la integración deberían ser sancionados", dijo al ACNUR.

El nuevo diputado por la circunscripción de Solna en Estocolmo cree que la integración ha sido considerada erróneamente como un área aislada dentro de la política en Suecia. En su opinión, la integración ha fallado en los municipios en los que las políticas en áreas clave como la educación o el empleo son también ineficaces.

"Una buena opción sería utilizar un mismo modelo para los residentes suecos y para los inmigrantes, como en Solna", comentó, y añadió que "el buen funcionamiento de las políticas de integración es posible, pero los políticos deben comprender qué es lo que funciona".

Hanif Bali espera ver el día en el que los refugiados quieran ir a Suecia no sólo para escapar de la persecución y de los conflictos, sino también porque saben que serán capaces de construirse un futuro.

Él se ha construido un futuro prometedor y ahora intenta ayudar a otros a lograr sus objetivos, aunque no ha olvidado los países que no ha conocido realmente, Irán e Irak, donde sus padres continúan viviendo.

Por Kristin Lohse, en Estocolmo, Suecia