Decenas de miles de personas forzadas a abandonar sus hogares en Somalia por los conflictos y las inundaciones ante la amenaza del COVID-19
Decenas de miles de personas forzadas a abandonar sus hogares en Somalia por los conflictos y las inundaciones ante la amenaza del COVID-19
Las graves inundaciones, los conflictos, la asfixia económica, la inminente plaga de langostas del desierto y una potencial propagación del COVID-19 amenazan la seguridad y bienestar de los 2,6 millones de personas desplazadas internas en Somalia.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, teme que estas múltiples emergencias, que se relacionan y agravan entre sí, tendrán consecuencias devastadoras a menos que haya una respuesta coordinada y firme por parte de la comunidad internacional, las autoridades somalíes nacionales y locales, y los actores humanitarios para dar respuesta a las enormes necesidades humanitarias.
Desde el comienzo del año, más de 220.000 somalíes se han visto forzados a desplazarse en el interior del país, incluidas 137.000 personas a causa de los conflictos. Los desastres naturales y relacionados con el clima, como las sequías y la consecuente escasez de los medios de vida, así como las inundaciones, se suman a las causas, interrelacionadas y complejas, que fuerzan los desplazamientos.
En las regiones del sur y del centro de Somalia, las inundaciones repentinas y el comienzo de los desbordamientos de los ríos causados por la temporada de lluvias Gu ya han obligado a desplazarse a cerca de 90.000 personas, aunque se prevén nuevos desplazamientos. Esta situación está agravando las importantes necesidades humanitarias preexistentes de las personas desplazadas internas y de las comunidades de acogida. Si la tendencia actual se mantiene, se estima que las lluvias de este año podrían constituir una amenaza tan catastrófica como lo fueron las lluvias Deyr a finales de 2019, que forzaron a más de 400.000 personas a abandonar sus hogares. La llegada de enjambres de langostas del desierto, el insecto migratorio más devastador del mundo, amenaza con diezmar las cosechas y causar una escasez generalizada de alimentos tras las lluvias Gu.
A comienzos de semana, ACNUR y el gobierno de Somalia trasladaron artículos de ayuda de emergencia por vía aérea, como bidones, jabón, mantas, colchonetas, artículos de cocina y lonas plásticas, para ayudar a más de 8.000 personas en Baidoa, Bardheere y Qardho. Se espera que hoy mismo llegue un segundo cargamento aéreo para distribuir ayuda en Qardho, Bardheere, Beletweyn y Berdale, una ayuda con la que ACNUR espera llegar a 37.000 personas.
Por otra parte, en los meses de marzo y abril se reanudaron las operaciones militares contra Al Shabab en la región de Bajo Shabelle, obligando a 50.000 personas a abandonar sus hogares. Las comunidades se vieron expuestas directamente al fuego cruzado y a los ataques con mortero en sus localidades, así como explosiones junto a las carreteras durante su huida. También se habrían producido casos de reclutamiento de niños, de violencia de género, incluyendo violaciones, y de detenciones arbitrarias. En Gedo, en el estado de Jubaland, los enfrentamientos entre varias partes en conflicto en la región también forzaron a unas 40.000 personas a dejar sus hogares en Belet Xawoo a principios de marzo.
ACNUR considera que la situación humanitarian empeorará según Avanza el COVID-19. La mayoría de los 2,6 millones de desplazados internos en Somalia vive en en asentamientos masificados, y muchos de ellos, especialmente los recién desplazados, viven en refugios improvisados construidos con bolsas de plástico, cartones y palos. La distancia física y social es prácticamente imposible, y casi no se cuenta con suficiente agua potable para beber, y menos para lavarse las manos. Estas condiciones propician la transmisión del virus.
El gobierno de Somalia ha comenzado a realizar tests de COVID-19 en el país. Sin embargo, tras décadas de conflicto y junto con la escasez global de unidades de test, la infraestructura sanitaria del país se encuentra en una posición precaria para responder en caso de que se produzca una propagación rápida del virus. A pesar de que hay 928 casos confirmados de COVID-19 en Somalia entre la población en general, hasta el momento solo se ha confirmado un caso entre la población desplazada.
Muchas personas desplazadas internas somalíes han visto como sus ingresos se han desplomado a causa de las medidas de prevención del COVID-19, que han llevado a la pérdida de trabajos o la reducción de horas laborales, particularmente para aquellas personas que trabajan al día y para quienes lo hacen en mercados. ACNUR ha observado que las personas refugiadas son de las primeras en perder sus empleos. Al mismo tiempo, los precios de los alimentos están incrementándose, mientras que las remesas, que suponen un salvavidas para millones de somalíes, se encuentran en declive.
ACNUR urge a la comunidad internacional a que de un paso al frente en materia de financiación para las agencias humanitarias y el gobierno de Somalia en estos momentos de crisis. Ayer, en el marco de una petición más amplia de la ONU, ACNUR solicitó al sector privado y a los donantes individuales a contribuir con 745 millones de dólares estadounidenses a la solicitud de fondos por el COVID-19 para proteger y asistir a las poblaciones desplazadas en todo el mundo.
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