Liberia: Refugiados estuvieron en primera línea en la lucha contra el Ébola
Liberia: Refugiados estuvieron en primera línea en la lucha contra el Ébola
CAMPAMENTO DE REFUGIADOS DE LITTLE WLEBO, Liberia, 2 de junio de 2016 (ACNUR) – Cuando un brote mortal de Ébola comenzó a propagarse por Liberia cobrando miles de víctimas e infectando a muchas más, un trabajador de la salud refugiado en el país, Jocelyn Konet, no dudó en ponerse guantes, botas de goma y demás indumentaria de protección para salvar vidas.
"Al principio del brote la gente nos cerraba la puerta en la cara. Alegaban que el hospital era la fuente del Ébola", recuerda Konet sobre su labor puerta a puerta con consejos prácticos para prevenir la diseminación del sumamente contagioso virus del Ébola.
Liberia registró su primer caso de Ébola en marzo de 2014. En los meses que siguieron, el número de casos presuntos superó los 7.400, con más de 4.600 decesos, haciendo de Liberia el país de África Occidental más afectado.
Konet, junto con su equipo de 52 trabajadores de la salud marfileños, participó en una vital campaña de divulgación de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y su socio en el ámbito de la salud, African Humanitarian Action, en los tres campamentos de refugiados gestionados por el Gobierno liberiano.
Durante sus visitas domiciliarias, los trabajadores explicaban a los refugiados cómo se propaga la enfermedad por medio de contacto entre humanos. Disipaban además rumores aseverando que se estaba mezclando el agua con el virus o que las clínicas de salud mismas eran foco infeccioso.
"Nuestro trabajo fue verdaderamente duro. A veces, durante emergencias y por salvar una vida, se me pueden haber pasado por alto métodos preventivos. De repente me encontré en contacto fisico con gente que potencialmente podía estar infectada con Ébola. Llegué a tener miedo", añade.
Poliyou Douai, también trabajador de la salud marfileño refugiado en el campamento, comparte la inquietud de Konet, si bien no vaciló en ponerse la indumentaria de protección para ayudar. "Nunca habíamos visto cosa semejante en Côte d'Ivoire. No fue fácil. Teníamos todos miedo".
El brote de Ébola en África Occidental ha sido el mayor y el más complejo desde el descubrimiento del virus en 1976. En Liberia, los condados de Montserrado, de Margibi y de Lofa fueron los más afectados, registrando respectivamente 1.801, 397 y 332 casos confirmados.
Aproximadamente 240.000 costamarfileños huyeron de su país a raíz de la violencia postelectoral de 2011, y 22.000 continúan viviendo en exilio en Liberia. Los condados donde se encuentran los campamentos de refugiados en Nimba, Maryland y Grand Gedeh registraron 123 casos confirmados, aunque gracias a los esfuerzos del equipo no se llegó a constatar ni un caso entre los residentes de los campamentos.
"Los trabajadores comunitarios de la salud cumplieron un rol primordial no sólo diseminando información referente a la prevención sino también alentando a refugiados a sumarse a la iniciativa. Gracias a ellos, y con el apoyo de los servicios y personal sanitarios, los campamentos mantuvieron al Ébola alejado", comenta Zinia Sultana, doctora en medicina y funcionaria de salud pública de ACNUR en Liberia.
En marzo de este año se levantó el estado de emergencia de salud pública en África Occidental relacionado con el Ébola. Sin embargo, la capacitación y experiencia que Konet, Douai y el equipo adquirieron en la primera línea del brote siguen siendo de gran utilidad.
Konet comienza el día realizando visitas domiciliarias y, con la ayuda de pancartas sobre planificación familiar, explica a los residentes en el campamento de refugiados de Little Wlebo la gama de métodos disponibles. Junto a su equipo comparte además información sobre la prevención del paludismo, así como anima a las mujeres embarazadas a que acudan a clínicas prenatales.
"Somos el vínculo entre la comunidad y el hospital. Nuestros esfuerzos de comunicación llegan a los refugiados en diferentes formatos: teatro, posters, reuniones presenciales. Diseminamos mensajes importantes para la salud", explica.
Deseoso de aprender y de mantener a su comunidad segura, el equipo de refugiados desempeña su labor con responsabilidad y orgullo. "En nuestra condición de refugiados es nuestro deber y ponemos nuestra confianza en Dios", afirma Konet. "Estoy agradecido y orgulloso de nuestro trabajo".
Por Diana Díaz.
Gracias a la Voluntaria en Línea Abigail Leffler por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.