A un año del terremoto en Nepal, los aldeanos reconstruyen de las ruinas
A un año del terremoto en Nepal, los aldeanos reconstruyen de las ruinas
ALDEA DE BARAMCHI, Nepal, 25 de abril de 2016 (ACNUR) – En este caserío desparramado de escombros asentado a la orilla de una colina en el noreste de Nepal, un constante martilleo de placas de metal corrugado rompe la tranquilidad cuando Jagat Lama de 40 años repara un techo sobre su hogar recién construido.
"Planeo trasladarme a esta casa nueva antes del monzón", dijo este padre de dos hijos, que se encuentra entre los miles en Nepal que aún están rehaciendo sus vidas a un año del mortal terremoto de magnitud de 7,8 que azotara la zona.
Cuando la tierra se movió violentamente de un lado para el otro cerca del mediodía hora local el 25 de abril de 2015, Jagat y su esposa, Dawa Sangmo, estaban plantando maíz en el campo a un kilometro de la aldea. Cuando corrieron de vuelta a casa, se espantaron de lo que encontraron.
"Mi casa de dos piso ya no existía. Había tanto pánico. La gente gritaba, lloraba y corría. Apenas podía ver más allá de unos pocos metros ya que una nube de polvo cubría toda la aldea y el cerro", dijo Jagat. "En unos pocos segundos, mi hermosa aldea parecía como si hubiera sido bombardeada".
Cerca de 8.500 personas murieron debido al terremoto y se demolieron más de medio millón de hogares, la mayoría de ellos en zonas rurales como la aldea de Baramchi a las que se les interrumpió la atención médica o de emergencia. Justo cuando los nepalíes comenzaban a recuperarse en mayo, los azotó un segundo gran terremoto que mató a 153 personas adicionales.
En los meses que siguieron, las familias sin hogar enfrentaron serios desafíos. Estos incluyeron copiosas lluvias del monzón, que inundan el país desde junio a agosto, como también escasez de productos esenciales como alimentos y medicamentos debido a bloqueos en la frontera india. Luego, el crudo invierno del Himalaya se empezó a sentir.
Durante las primeras noches después de que su casa se desmoronara, Jagar y su familia durmieron en el bosque sobre un colchón relleno de maleza y paja. Posteriormente se trasladaron a un terreno abierto adyacente cerca de su hogar en ruinas, donde subsistieron durante tres meses pernoctando bajo paneles de plástico proporcionados por ACNUR.
Después del terremoto, la Agencia de la ONU para los Refugiados distribuyó 42.000 lonas impermeables a casi 210.000 personas desplazadas. Ayuda adicional incluyó 8.000 lámparas solares, 5.000 frazadas, 450 unidades de techos para albergues y 175 escuelas transitorias.
"Con nuestro propio suministro de toldos y de luces solares ya en nuestro país, ACNUR operó como un servicio de emergencia en varios distritos afectados por el terremoto", dijo Craig Sanders, representante de ACNUR en Nepal, recordando la operación de socorro que se intensificó a fin de ayudar a familias como la de Jagat para que comenzaran a reconstruir.
"Cuando los esfuerzos de ayuda aumentaron, cambiamos el enfoque para usar técnicas innovadoras en la reconstrucción de hogares y escuelas usando materiales de recursos locales. A pesar de los desafíos logísticos, los terrenos difíciles y la destrucción generalizada, fuimos capaces de ayudar a algunas comunidades con el apoyo que tanto necesitaban".
En las semanas que siguieron al desastre, Jagat se encontró entre las personas sin hogar debido al terremoto que recibió unidades de techo para albergues de ACNUR. Mientras se prepara para regresar a su casa, dice que se encuentra "muy feliz. No hubiera sido capaz de haber construido esta agradable casa sin el apoyo de ACNUR".
Jagar ha pedido un préstamo de Rs 50.000 (US$475) para instalar ventanas y puertas en su nueva vivienda. Espera devolver el préstamo ocupándose en un sembradío de un vecino y trabajando para otras personas reconstruyendo sus hogares.
"Las réplicas aún continúan y siempre estamos asustados", dice. "Trasladarnos a nuestra nueva casa será un alivio y tengo muchos deseos de hacerlo".
Por Deepesh Das Shrestha in la aldea de Baramchi, Nepal.
Gracias a la Voluntaria en Línea María Soledad Conroy por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.