Siria: Una refugiada iraquí se esfuerza por dar una educación a sus hijos
Siria: Una refugiada iraquí se esfuerza por dar una educación a sus hijos
QAMISHLI, Siria, 25 de noviembre de 2014 (ACNUR) – La vida en constante huida no ha hecho que Aisha, refugiada iraquí, deje de preocuparse por que sus cinco hijos reciban una educación gracias a la cual tienen la esperanza de que hay un futuro para ellos a pesar de los problemas a los que se enfrentan en Siria.
"La educación no es un lujo, es una necesidad para nuestros hijos", dice Aisha, que huyó de la violencia sectaria que sufría el norte la ciudad iraquí de Mosul en 2011.
A su hijo Mohamed, de 14 años, le encanta ir a la escuela y sueña con convertirse en ingeniero algún día.
Pero en un momento dado, Aisha libró una verdadera lucha por mantener a Mohamed y sus hermanos en la escuela, antes de que la Agencia de la ONU para los Refugiados les proporcionara asistencia fundamental a principios de este año. Esta madre y sus hijos han sobrevivido con sus propios recursos y sólo acudieron al ACNUR cuando se les agotaron.
Son más de cientos de miles las personas desplazadas en la región, incluyendo refugiados iraquíes y sirios, que luchan por tener acceso a lo esencial, incluyendo alimentos, asistencia sanitaria y educación.Aisha y su familia perdieron prácticamente todo cuando huyeron de la segunda ciudad más grande de Irak, Mosul, en marzo de 2011 en medio de una situación de seguridad en deterioro y después de que asesinaran a varios familiares.
La familia vendió todas sus pertenencias y se trasladó a Qamishli, en la provincia de Al-Hassakeh, al noreste de la frontera siria con Turquía. Dejaron atrás a sus amigos, la casa de sus antepasados, y una larga historia familiar en Mosul.
Aisha pudo matricular a sus hijos en escuelas públicas locales en Siria. Las clases eran gratis, pero tenía que pagar por los artículos de papelería, los libros, uniformes, etc. Las cosas han empeorado gradualmente con los años. Aisha estaba teniendo problemas de dinero, así que la intervención de ACNUR con ayuda económica ha sido crucial.
"Sin la ayuda de ACNUR, no habríamos sido capaces de costear los altos precios, todo es más caro ahora", dice Aisha. La ayuda en efectivo le ha permitido alquilar una casa mejor y asegurarse que sus hijos pueden continuar con sus estudios. Su última casa tenía goteras en el techo durante el invierno.
Aisha espera que la educación les dé a sus hijos una ventaja. Ellos sin duda lo están disfrutando. La hermana de Mohammed, Wasan, quiere enseñar árabe y estaba encantada cuando comenzó la escuela a mediados de septiembre.
"En nuestro primer día de escuela, participamos en una fiesta de vuelta al colegio, incluso cantamos canciones iraquíes, nos divertimos mucho y estábamos muy felices", dice. Pero la situación continua siendo volátil en Qamishli y en otras zonas de la región. Aisha sabe que cada día de estudio es un regalo.Se estima que hay unos 29.000 refugiados iraquíes en Siria, en comparación con el más de un millón que había antes de que la crisis siria estallara en 2011. Hay casi 4.300 refugiados iraquíes registrados en la gobernación de Al-Hassakh, incluyendo 1.250 con necesidades especiales.