Plantando la semilla de la tolerancia en Sudáfrica a través del fútbol
Plantando la semilla de la tolerancia en Sudáfrica a través del fútbol
PRETORIA, Sudáfrica, 9 de agosto (ACNUR) -- Un solicitante de asilo de Zimbabue y un trabajador social sudafricano se han unido para facilitar el entendimiento en un país donde la xenofobia en ocasiones ha llevado a la violencia.
Bradley Shonhai, de 23 años, huyó de Zimbabue en 2005 tras recibir amenazas por pertenecer a un grupo juvenil que apoyaba al partido opositor Movimiento para el Cambio Democrático. En aquel momento Bradley estudiaba reparaciones electrónicas en la universidad.
Ahora es el entrenador de un equipo de fútbol formado por zimbabuenses que él mismo fundó en la ciudad de Mabopane en 2011. El deporte le ha permitido escapar de sus preocupaciones económicas diarias: sus pequeños trabajos reparando equipos eléctricos nunca son suficientes para cubrir sus gastos.
Sekia Bokaba, de 43 años, es sudafricano y lleva trabajando desde 2011 con la ONG Lesidi La Batho (Luz para el Pueblo) para ayudar a los jóvenes de la ciudad mediante cursos de formación profesional. Un encuentro entre ACNUR y Nike hizo que la organización de Bokaba se interesara por lanzar este proyecto deportivo de paz.
Bokaba asistió a los primeros partidos que jugaron los zimbabuenses para ganar algo de dinero y después le preguntó a Shonhai si quería unirse al proyecto.
"Bradley tuvo muchas dudas. Me preguntó '¿por qué estás haciendo esto por nosotros? '" recuerda Bokaba. Pero después de explicarle la finalidad del proyecto (promover la tolerancia entre sudafricanos y refugiados), Shonhai aceptó ser parte de él. El paso siguiente sería lograr el apoyo de su propia comunidad.
"Tuve que explicar el proyecto a los líderes políticos, sociales y comunitarios en la ciudad para lograr su apoyo. También me preguntaron por las razones que había detrás del proyecto. Les dije: 'algunos de ellos son vuestros vecinos, algunos os alquilan habitaciones en vuestra propiedad. ¿Acaso vais a echarlos?'"
"No tuvieron más remedio que aceptar el proyecto porque se dieron cuenta de que era bueno" dice Bokaba.
Los fondos provienen de la campaña ninemillion.org, que ACNUR creó en 2006 en colaboración con Nike y Microsoft. Desde entonces, muchos socios la han apoyado. El objetivo general es ofrecer a más de 9 millones de jóvenes refugiados un mejor acceso a la educación, el deporte y la tecnología.
El deporte puede ser una herramienta poderosa para estrechar lazos y redes sociales en la comunidad, así como para promover los ideales de la paz, la solidaridad, la no violencia, la tolerancia y la justicia. Dado que la xenofobia es uno de los principales retos en Sudáfrica, ACNUR, con el apoyo de ninemillion.org, vio en el fútbol un medio para promover la tolerancia entre los refugiados y sus comunidades de acogida.
Este proyecto específico está siendo implementando por cuatro ONG en la provincia de Gauteng, en Sudáfrica: Xaveri Movement, Daveyton Environmental Youth Counsel, Altus Sport y Lesedi La Batho.
Aunque la financiación sólo estará disponible durante unos meses de este año, ha permitido a Lesedi La Batho comenzar un proceso de cohesión social en la comunidad. "Esperamos seguir por este camino y que podamos conseguir fondos de otras fuentes" dice Chrisna Groenewald, directora de Lesidi La Batho.
Lesidi La Batho espera ayudar a que el equipo de fútbol de refugiados sea registrado oficialmente, de forma que puedan jugar contra otros equipos sudafricanos. Un día de torneo, el equipo de refugiados recibió una equipación deportiva completa por primera vez, incluidas las botas de fútbol.
En el partido, que se jugó en el instituto local, un oficial de ACNUR explicó por qué los refugiados están en Sudáfrica. Los estudiantes del instituto asentían mientras escuchaban que estas personas habían sido obligadas a huir, al igual que muchos sudafricanos tuvieron que vivir en el exilio durante la lucha contra el apartheid.
"Si podemos plantar la semilla de la tolerancia en un solo niño, entonces todo habrá merecido la pena" declaró Groenewald. Tras ella, Bokiba y Shonhai se disponían a organizar la entrega de medallas.
Por Tina Ghelli, en Pretoria