Malí: se necesita ayuda humanitaria urgente a medida que se amplía la guerra
Malí: se necesita ayuda humanitaria urgente a medida que se amplía la guerra
ACNUR renueva su llamamiento para un incremento urgente de la ayuda internacional a los cientos de miles de personas ahora desplazadas por la guerra en Malí, con el objetivo de prevenir un empeoramiento de una situación humanitaria, que en estos momentos ya es extremadamente frágil en todo el Sahel.
Desde el comienzo del conflicto en el norte de Malí hace un año, más de 150.000 refugiados han huido a los Estados vecinos de Mauritania, Níger y Burkina Faso, mientras que casi 230.000 personas han tratado de encontrar un lugar seguro en otras áreas en el interior de Malí.
En Bamako, capital de Malí, el número de desplazados internos se estima en estos momentos en cerca de 50.000. Se encuentran en barrios pobres con poco o ningún tipo de acceso a la vivienda o servicios básicos como el agua potable, la educación y la atención sanitaria.
ACNUR continúa recibiendo relatos preocupantes por parte de las personas que huyen de los combates que tienen lugar en el norte de Malí, acerca de atrocidades que habrían sido cometidas por los rebeldes vinculados a Al-Qaeda.
Un antiguo residente de Gao, que huyó de la ciudad después de los recientes ataques aéreos, contó al personal de ACNUR que la comida y el combustible escasean. Los grupos armados han vaciado el hospital de la ciudad de medicamentos y, según se dice, los muertos están por todas partes en el hospital. Los combatientes heridos de estos grupos armados están siendo llevados a la ciudad, y entre los combatientes hay muchos extranjeros. Este desplazado denunció haber presenciado la ejecución sumaria de una mujer por negarse a mostrar el contenido de su bolso a un combatiente cuando trataba de subir a un autobús. Las amputaciones de las manos o los pies se utilizan como castigo.
Familias de desplazados internos en Bamako contaron al ACNUR que se habían visto obligadas a desplazarse a causa del conflicto en varias ocasiones, huyendo del avance de los rebeldes. Estas personas han perdido la mayor parte o la totalidad de sus pertenencias y han dejado atrás a sus familiares. Los combatientes no están impidiendo que las personas salgan de las zonas bajo su control, pero revisan sus maletas concienzudamente y les arrebatan la comida, dinero u objetos de valor.
En los países vecinos de Mauritania, Burkina Faso y Níger, ACNUR está escuchando relatos similares de los refugiados recién llegados a los que entrevista con el objeto de determinar sus necesidades de protección y asistencia. Los niños supuestamente estarían siendo secuestrados de sus hogares y obligados a combatir para los rebeldes. Los grupos armados también están confiscando vehículos privados, siendo ésta una de las razones por las que los refugiados viajan grandes distancias a pie o en burro.
En Burkina Faso, muchos de los recién llegados son mujeres y niños de etnia tuareg y árabe. Estas personas cuentan que han huido por temor a ser confundidos con los rebeldes, quienes supuestamente estarían tratando de mezclarse con la población civil.
Otra de las razones para abandonar el norte de Malí, según los testimonios de los refugiados, es la presencia de bandidos y milicias de otros grupos étnicos. Hay escasez de alimentos y otros artículos de primera necesidad al estar cerrados los mercados y vacías las tiendas.
Desde el 11 de enero, cuando el ejército francés intervino para ayudar al ejército maliense a detener una ofensiva por parte de los combatientes extremistas, más de 9.000 nuevos refugiados han huido del país y han sido registrado y asistidos por ACNUR y sus socios en Mauritania, Níger y Burkina Faso.
Según los datos de registro más recientes de ACNUR, en los últimos 12 días (entre el 11 y 23 de enero), 5.486 refugiados malienses llegaron a Mauritania, 2.302 a Burkina Faso y 1.578 a Níger. Estas personas se suman a los 54.000 refugiados en Mauritania, 50.000 en Níger, 38.800 en Burkina Faso y 1.500 en Argelia, quienes habían huido antes de estos últimos combates. En total, el número de refugiados malienses en la región supera los 150.000.
Algunos de los malienses que huyen del norte de Malí han pasado por Níger y Burkina Faso antes de llegar a Bamako. Se trata de un viaje de tres días que costaría unos 60.000 francos CFA (unos 120 dólares).
Existe un consenso entre la mayoría de las organizaciones humanitarias que trabajan en Malí de que la situación humanitaria en el país ya estaba en un punto crítico y de deterioro, incluso antes de los actuales combates.
Los países de la región del Sahel se llevan enfrentando desde hace años a una grave sequía y se encuentran entre los estados más pobres del mundo. Pide de manera urgente una mayor asistencia para estos países para ayudarles a hacer frente a la continua llegada de miles de refugiados aterrorizados, traumatizados y en la miseria debido a la guerra en Malí, la mayoría de ellos mujeres y niños.
ACNUR hizo un llamamiento el año pasado por valor de 123,7 millones para sus operaciones para la crisis de Malí, pero tan sólo recibió el 60 por ciento de esta cantidad. Las necesidades más urgentes son comida, cobijo, agua potable, saneamiento, salud y educación.