La situación humanitaria y de seguridad empeora en Níger mientras prosiguen los ataques de Boko Haram
La situación humanitaria y de seguridad empeora en Níger mientras prosiguen los ataques de Boko Haram
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informa del empeoramiento de las condiciones humanitarias y de seguridad en región de Diffa, al sudeste del Níger. Según las cifras facilitadas por el Gobierno, a mediados de mayo había en la región más de 241.000 refugiados entre refugiados nigerianos, desplazados internos del Níger y nacionales de este país que habían estado viviendo en Nigeria. La situación de la seguridad en torno a las poblaciones de Diffa y Bosso se ha deteriorado en los últimos meses, durante los cuales se ha producido una sucesión de atentados, como ataques suicidas en las proximidades de las aldeas y de los asentamientos improvisados en los que se alojan refugiados nigerianos y desplazados internos.
Unas 157.000 personas que han huido del terror de Boko Haram se han refugiado en 135 campamentos improvisados en un tramo de 200 kilómetros de la Carretera Nacional 1, importante vía que discurre paralela con la frontera de Nigeria y el río Komadougou. Desde el mes abril se han cerrado dos grandes mercados junto a la carretera por miedo a posibles ataques de insurgentes infiltrados y el cierre está afectando los medios de vida y la economía local. Se ha establecido un toque de queda desde las 7 de la tarde a las 5 de la mañana en toda la región, que se encuentra en estado de emergencia desde febrero de 2015.
La mayoría de los desplazados que se encuentran en dicho tramo de la Carretera Nacional 1 huyeron el pasado año de los ataques de Boko Haram en la región nororiental de Nigeria. A veces la violencia también se propagó al Níger, dejándoles sin otra opción que asentarse junto a la carretera, dado que las aldeas y poblaciones de los alrededores ya acogen a otros refugiados llegados anteriormente y no tienen más capacidad. Muchas de estas personas han sufrido dos o tres desplazamientos antes de establecerse al borde de la carretera. Tanto la comunidad local como los desplazados temen que se produzcan nuevos ataques.
Las condiciones de vida a lo largo de la Carretera Nacional 1 son duras: en este entorno remoto y semidesértico las temperaturas ascienden actualmente (en la actual estación seca), a 48 grados Celsius, mientras que las lluvias que caerán dentro de dos o tres meses a menudo inundan los maltrechos asentamientos. Los refugios están hecho de paja y los servicios de saneamiento son básicos y solo consisten en unas cuantas letrinas y duchas. Muchos niños no tienen acceso a la educación debido a las limitadas estructuras escolares de que disponen las aldeas de las proximidades, que ya están abarrotadas, y también por el cierre, por motivos de seguridad, de muchas escuelas próximas a la frontera. Los suministros de alimentos son irregulares, y la población local no siempre puede compartir sus menguados recursos con los desplazados.
Las agencias de ayuda se enfrentan a grandes dificultades para prestar asistencia a los desplazados debido a la falta de seguridad en la región, al aumento del número de asentamientos – algunos de ellos de difícil acceso – y a la falta de financiación. De los 112 millones de dólares (USD) que necesitan las 22 agencias de ayuda, incluido el ACNUR, para llevar a cabo sus operaciones en la región de Diffa en 2016 (Plan de Respuesta Regional para los Refugiados de 2016), hasta la fecha solo se han recibido 20 millones de dólares. Agricultores, pastores, pescadores, comerciantes y tenderos han perdido sus principales fuentes de ingresos a consecuencia de los desplazamientos y la inseguridad en la región. Se necesitan más fondos para promover medios de subsistencia para estas personas para que puedan ser autosuficientes y puedan participar nuevamente en el desarrollo económico de la región.
Son cada vez más los refugiados y desplazados internos que nos dicen que quieren alejarse más de esta zona fronteriza tan inestable, dado que temen que los insurgentes ataquen sus asentamientos en Níger, como hicieron anteriormente en sus aldeas de Nigeria y en la región de Diffa. Hace diez días, a petición del Gobierno, el ACNUR comenzó a trasladar a centenares de refugiados de dos asentamientos improvisados junto a la Carretera Nacional 1 a un campamento sito aproximadamente a 50 kilómetros de la frontera. Aunque la mayoría de los refugiados prefieran vivir fuera de los campamentos, han decidido trasladarse por motivos de protección y también para tener acceso a alimentos y a servicios adecuados. Actualmente, el campamento acoge a unas 3.000 personas. En un futuro próximo está previsto la reubicación voluntaria de los desplazados internos procedentes de las zonas fronterizas a otras zonas, por ejemplo a campamentos u otras aldeas de la región de Diffa, donde gozarán de una mayor protección.
En total, hay 2,7 millones (2.674.421) de personas desplazadas en la cuenca del lago Chad debido a la violencia de Boko Haram y 2,1 millones de desplazados internos en Nigeria. Además, hay 241.256 personas desplazadas en Níger (82.524 refugiados nigerianos, 31.524 retornados de Níger y 127.208 desplazados internos), incluidas las 157.945 alojadas a lo largo de la Carretera Nacional 1; hay 270.210 desplazados en Camerún (64.938 refugiados nigerianos, 169.970 desplazados internos y 35.302 retornados de Camerún); y 7.337 refugiados nigerianos en Chad.
Gracias a la Voluntaria en Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.