El conflicto reactivado en Sudán del Sur desplazó diariamente a miles de personas en octubre
El conflicto reactivado en Sudán del Sur desplazó diariamente a miles de personas en octubre
El conflicto en Sudán del Sur, que ha desencadenado una de las mayores crisis humanitarias del mundo, sigue generando inmenso sufrimiento y enormes volúmenes de desplazamiento forzoso. Los datos del mes de octubre muestran que una media diaria de 3.500 personas ha huido a países vecinos, como Uganda, República Democrática del Congo, Etiopía y Sudán.
En estos países, ACNUR, las autoridades nacionales y otros actores humanitarios están trabajando a contrarreloj para crear condiciones seguras y respetuosas con la dignidad humana para los recién llegados. Nueve de cada diez son mujeres y niños.
La mayor parte de este éxodo se ha dirigido hacia Uganda, que se ha encontrado con unos 2.400 recién llegados diarios desde principios de octubre y con más de un cuarto de millón de nuevos refugiados desde que volviera a estallar la violencia en Yuba el 7 de julio.
La mayoría de las llegadas vienen de la región de Ecuatoria, en Sudán del Sur. Los refugiados informan de grupos armados que hostigan a los civiles, asesinatos y torturas a personas sospechosas de apoyar a facciones opositoras, incendio de pueblos, agresiones sexuales a mujeres y niñas, y reclutamiento forzoso de hombres jóvenes y niños.
En las últimas semanas, los refugiados han utilizado de manera creciente pasos fronterizos no oficiales, al parecer debido a la presencia de grupos armados en las carreteras principales. Muchos refugiados informan de que han tenido que caminar por el monte durante días, a menudo sin comida ni agua.
Un nuevo asentamiento, Bidibidi, que abrió en agosto, se ha convertido en una de las mayores áreas de acogida de refugiados en el mundo. Ya es hogar para 170.000 refugiados sursudaneses.
Proporcionarles asistencia básica inmediata – incluyendo comida, agua y cobijo – sigue constituyendo una cuestión prioritaria para ACNUR. La severa falta de fondos, no obstante, supone un obstáculo para los esfuerzos de la Agencia sobre el terreno.
El suministro de agua sigue siendo un gran desafío en Bidibidi, donde las necesidades están aumentando rápidamente. Se están dando pasos para identificar fuentes de agua en el campamento, ya que ahora mismo el agua se transporta en camiones cisterna, a un elevado coste, desde una planta de tratamiento situada a unos 50 km.
En Etiopía, unos 36.600 refugiados recién llegados han sido registrados desde principios de septiembre. Las llegadas se cifran en una media de 630 personas diarias.
El 20 de octubre se abrió un nuevo campamento de refugiados, Nguenyyiel, con capacidad para acoger a 50.000 personas, debido a que los campamentos de Tierkidi, Jewi y Kule han alcanzado su capacidad máxima. Unos 6.200 refugiados de estos asentamientos han sido reubicados en Nguenyyiel, que cuenta ya con servicios básicos de refugio, agua y saneamiento.
La gran mayoría de las llegadas proceden del Alto Nilo y citan el conflicto y el miedo a la reanudación de los combates como las principales razones para irse. Quienes abandonan el estado de Jonglei mencionan principalmente la escasez de alimentos como la causa de su huida.
Más del 85% de los recién llegados son mujeres y niños; el 65% son menores de 18. Más de 1.300 menores no acompañados y 6.200 niños separados han sido registrados. De las entrevistas realizadas se desprende que muchos niños siguen huyendo solos, ya sea porque sus padres están muertos, porque han sido abandonados o porque fueron separados de su familia durante la huida.
En Sudán, el número de refugiados de Sudán del Sur ha sobrepasado la cifra del cuarto de millón. La mayoría de los refugiados llegan al estado del Nilo Blanco, con unas 2.000 llegadas cada mes, pero también se han registrado flujos esporádicos a los estados de Kordofán del Sur y del Oeste, así como a Darfur del Este.
Aunque Darfur del Este ha recibido al mayor flujo, con más de 47.000 refugiados desde mediados de junio de 2016, la mayoría de los refugiados están repartidos por el país, viviendo fuera de campamentos y asentamientos organizados.
La mayor parte de los refugiados que entran en Sudán, especialmente mujeres, niños y ancianos, llegan con problemas de salud. Muchos han huido de áreas en las que las tasas de desnutrición aguda se encuentran en un nivel de situación de emergencia y además se encuentran aún más debilitados a causa de la inseguridad y de la dificultad del viaje durante la temporada de lluvias.
En la República Democrática del Congo, el número de refugiados ha aumentado, con un flujo de entrada de 60.000 personas, la mayoría de los cuales han llegado desde julio de este año.
Los refugiados están asentados a lo largo de la frontera con Sudán del Sur, donde grupos armados siguen activos en varias áreas. Según los equipos de ACNUR en el terreno, la mayoría de los refugiados llegan sin apenas pertenencias desde Yei, en el estado de Ecuatoria Central.
La provincia de Ituri se enfrenta al mayor flujo de refugiados. Esta semana, ACNUR ha empezado a trasladar a unos 40.000 refugiados desde áreas fronterizas remotas. De momento, se enviará a los refugiados a Biringi, un asentamiento cercano a la ciudad de Aru, en el noreste de la provincia de Ituri; aunque se han identificado también otros dos asentamientos. La operación se enfrenta a graves retos logísticos ya que muchas carreteras se encuentran en pésimo estado.
Otros 4.000 refugiados que se desplazaron por sus propios medios desde la frontera hasta Meri, en la provincia de Alto Uele, han recibido agua potable y otros servicios de atención básica. El Programa Mundial de Alimentos inició la semana pasada la distribución de asistencia alimentaria a este grupo.
Los refugiados recibirán, en todos los asentamientos, parcelas de terreno, materiales de construcción, enseres domésticos y herramientas agrícolas para ayudarles lograr su autosuficiencia.