La subida de los servicios de salud hace que refugiados sirios pongan en riesgo su salud
Nacida con un defecto congénito en el corazón que priva a su cuerpo de oxígeno, la debilita y tiñe de azul pálido su piel, Walaa, refugiada siria de 24 años, no es precisamente ajena a los hospitales.
Hace tres años, cuando su familia huyó finalmente de Siria central entre intensos bombardeos, tras dos años como desplazados internos, el arduo trayecto en busca de seguridad hasta Jordania le dejó tan exhausta que hubo de ser trasladada inmediatamente a Urgencias nada más cruzar la frontera.
Desde entonces, su condición ha requerido someterse regularmente a revisión en el hospital gubernamental de Zarqa, la ciudad a 25 kilómetros al noreste de la capital Amman donde ahora vive con su familia. Pero este año, una pronunciada subida en los costes médicos para refugiados sirios forzó a Walaa a poner su salud en riesgo.
“La enfermedad de mi hija debe tratarse en un hospital, pero no podemos permitirnos lo que cuesta cada visita,” explica su madre Rima, de 45 años. “Antes solíamos pagar una pequeña cuota en el hospital, pero ahora pagamos mucho dinero.”
Jordania acoge a más de 673.000 refugiados sirios registrados, muchos de los cuales llegaron durante las fases iniciales del letal conflicto sirio, ahora en su octavo año. Además de estos, hay unos 86.000 refugiados de otras nacionalidades, incluyendo iraquíes, sudaneses, yemeníes y somalíes.
La carga financiera de acoger a tantos refugiados durante tanto tiempo ha supuesto una enorme presión para el país y su infraestructura, incluyendo hospitales públicos y clínicas. Tras años ofreciendo servicios médicos a los refugiados sirios vía una tasa generosamente subvencionada, el gobierno se vio obligado en febrero a subir las cuotas en las instalaciones médicas del Ministerio de Salud, elevando los costes hasta cinco veces por encima de su nivel anterior.
“Como refugiados, no pueden permitirse el gasto”
Incapaces de permitirse los chequeos periódicos que necesita Walaa, la familia ha empezado a visitar un médico local que les prescriba la medicación directamente, en un intento de economizar. Pero los riesgos de esta práctica quedaron evidenciados cuando la joven volvió recientemente al hospital a su primera revisión tras la subida de precios.
La analítica mostró que sus niveles de oxígeno en sangre eran peligrosamente bajos y que había desarrollado una infección en el pecho, por lo que fue admitida de urgencia en cuidados intensivos. “Después de la revisión médica, dijeron que debía quedar bajo vigilancia en el hospital,” explicó Rima.
El coste de una revisión de urgencia ha aumentado desde menos de medio dinar jordano (0,7 dólares) hasta los 6,40 dinares (9 dólares), indicó la directora financiera del Hospital de Zarqa, Sanaa Albalbisi. Las radiografías y los análisis de sangre empujan el coste total aún más. Este aumento ha tenido un impacto notable en el número de sirios que visitan el hospital, añadió.
“El cambio de precios ha reducido el número de sirios que vienen a Urgencias, porque ahora tienen que pagar más dinero, y como refugiados, no pueden permitirse este gasto,” dijo Albalbisi.
Más del 85 por ciento de los refugiados sirios en pueblos y ciudades de Jordania viven bajo el umbral de la pobreza con menos de 3 dólares al día. Con muchas familias en dificultades para siquiera asegurarse refugio, agua y comida, pocos pueden permitirse cubrir gastos médicos adicionales.
Ante esta situación, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha intentado cubrir esta brecha y facilitar fondos adicionales para asegurar que los refugiados tengan la cobertura sanitaria básica que necesitan. ACNUR ha triplicado la solicitud de fondos sanitarios para refugiados sirios en 2019 hasta alcanzar los 69,5 millones de dólares, además de aportar otros 4,8 millones de dólares adicionales para poblaciones no sirias. En paralelo, ACNUR ha reforzado su llamamiento a los agentes involucrados en políticas de desarrollo para que se apoyen las necesidades del Ministerio de Sanidad en el largo plazo.
“No puedo vivir como la gente corriente”
Según Dina Jardana, Oficial Asistente de Salud Pública de ACNUR en Jordania, la experiencia de Walaa forma parte de un fenómeno más amplio y potencialmente dañino para los refugiados sirios, tras el cambio en la política sobre costes sanitarios.
“El caso de Walaa es un claro ejemplo de como la política ha provocado que los refugiados reduzcan el número de visitas a las instalaciones del Ministerio de Sanidad debido al aumento del coste,” dijo Jardana. “Esto ha impactado en su vida, hasta tal punto que ha necesitado un ingreso hospitalario de urgencia.”
Aunque el gasto de su reciente y súbito ingreso será cubierto por ACNUR, para Walla sigue siendo una preocupación que su familia no pueda permitirse los chequeos periódicos que antes daba por sentado, y teme el impacto que pueda tener esto sobre su salud.
“No me gusta hacer que mi familia pague ningún gasto, porque tienen muchas otras responsabilidades como el alquiler de la casa y las facturas, y nuestra situación económica es mala,” lamentó.
“No puedo vivir como la gente corriente, como quienes corren, caminan… No puedo hacer nada de esto,” añadió. “Espero recuperarme de mi enfermedad, no sentirme otra vez cansada y vivir como cualquier otra chica sana”.