Nuevo informe de ACNUR revela que más de 7 millones de niños refugiados no asisten a la escuela
Nuevo informe de ACNUR revela que más de 7 millones de niños refugiados no asisten a la escuela
Informe de educación de ACNUR de 2023
GINEBRA – Según un nuevo informe publicado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, más de la mitad de los 14,8 millones de niñas y niños refugiados en edad escolar alrededor del mundo no están recibiendo educación formal; esto pone en riesgo su prosperidad futura y la posibilidad de alcanzar los objetivos mundiales de desarrollo.
El informe de educación de ACNUR de 2023 se basa en datos recabados en más de 70 países de acogida; su propósito es presentar un panorama muy claro de la educación de las personas refugiadas en distintas partes del mundo. Este informe expone que, al cierre de 2022, el número de niñas y niños refugiados en edad escolar aumentó casi un 50% – de 10 millones – en comparación con el año anterior; este incremento se debe, sobre todo, a la invasión de Ucrania. De hecho, se estima que un 51% – es decir, más de 7 millones de niñas y niños refugiados – no se ha matriculado en ninguna escuela.
En los países que proporcionaron datos, la matriculación de refugiados varía dramáticamente de un nivel educativo a otro: un 38% está matriculado en educación preprimaria; un 65%, en educación primaria; un 41%, en educación secundaria; y apenas un 6%, en educación terciaria. En todos los países (salvo en aquellos de renta baja), es muy marcada la diferencia en los índices de matriculación entre refugiados y no refugiados, pues son los refugiados quienes menos educación reciben, lo cual evidencia que la falta de acceso limita las oportunidades.
“Entre más se sube en la escalera educativa, el número de bajas es mucho más elevado; esto se debe a que son limitadas las oportunidades a nivel secundario y terciario”, escribió Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, en el prólogo del informe.
“Las personas refugiadas seguirán quedando rezagadas en tanto no se impulse su acceso a la educación, pues será aún más difícil alcanzar otras metas en materia laboral, de igualdad, de salud y de erradicación de la pobreza, entre otras”, continúa Grandi.
Considerando que el 20% de las personas refugiadas vive en los 46 países menos desarrollados del mundo y en vista de que más de tres cuartos del total de refugiados vive en países de renta media y baja, el costo que supone la educación de la niñez desplazada por la fuerza recae, desproporcionadamente, en quienes menos recursos tienen.
“Necesitamos sistemas educativos que sean totalmente inclusivos, de tal suerte que las personas refugiadas gocen del mismo acceso y de los mismos derechos que el estudiantado del país de acogida”, añade Grandi. “En los países de acogida en los que se han puesto en práctica políticas de este tipo se requiere apoyo predecible y plurianual de instituciones financieras de alcance mundial y regional, así como del sector privado y de Estados de renta alta. No podemos esperar que los países que ya enfrentan dificultades por la falta de recursos se hagan cargo de esta tarea sin recibir apoyo alguno”.
El informe de este año, que se titula Liberar el potencial: el derecho a la educación y a las oportunidades, no solo revela la dimensión de los desafíos a los que se enfrentan las personas refugiadas en el terreno educativo, sino que también hace patente el enorme potencial que todas ellas tienen cuando se garantiza su acceso a la educación. Asimismo, pone de relieve ejemplos de estudiantes refugiados de Afganistán, Irak y Sudán del Sur que han logrado sobresalir superando obstáculos y aprovechando oportunidades. Por otra parte, el informe examina la situación educativa de las personas refugiadas en edad escolar en las Américas y en Ucrania, y sugiere a los donantes, la sociedad civil, los países de acogida y otros socios importantes pasos que pueden dar en conjunto para impulsar la educación de estas personas.
Cabe destacar que los datos en los que se basa el informe también arrojaron avances, como la paridad de género en el acceso a la educación del promedio del estudiantado refugiado en los países que proporcionaron datos (63% en el caso de los hombres y 61% en el caso de las mujeres a nivel primaria; y 36% y 35%, respectivamente, a nivel secundaria); sin embargo, los datos indican que las brechas de género siguen siendo significativas en algunos países. Asimismo, existe evidencia – de evaluaciones nacionales – que muestra que el estudiantado refugiado logra superarse cuando tiene acceso a educación de calidad.
En consecuencia, si las personas refugiadas quedan rezagadas, será difícil alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible que consiste en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad. No obstante, si se da acceso a la educación a las personas refugiadas en edad escolar, esto traerá consigo beneficios individuales (las personas refugiadas podrán superarse) y colectivos (tanto para los países de acogida como para los países de origen).
Por lo anterior, vale la pena hacer eco de las palabras de Monicah Malith, una refugiada sudsudanesa que está estudiando derecho en una universidad en Kenia (su historia en primera persona es una de las que se incluyen en el informe): “Al empoderarnos a través de la educación, podremos romper el ciclo de dificultades y marcar el camino hacia un futuro más prometedor”.
Para obtener más información con respecto a este tema, favor de contactar a:
- En Ginebra, William Spindler, [email protected], +41 79 549 59 98
Para obtener más información sobre la labor de ACNUR en materia educativa, favor de contactar a:
- Becky Telford, [email protected]
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