Ropa nueva mejora el ánimo de las personas refugiadas en Sudán del Sur
Ropa nueva mejora el ánimo de las personas refugiadas en Sudán del Sur
Clementina Naba, de 42 años, madre de cuatro hijos, huyó el año pasado del conflicto en la República Democrática del Congo (RDC) y ha visto cómo se reducen sus raciones de alimentos en el exilio en Sudán del Sur. Verse bien nunca ha sido tan importante para ella.
Con un nuevo vestido azul con pliegues y bordados en este asentamiento de refugiados, se imagina que las cabezas se giran mientras camina por las calles de Yuba, la capital del país, a una hora de distancia por un camino de tierra.
“A dondequiera que vaya, las personas me mirarán... y dirán '¡ahí va Clementina!’”, comenta, con una bolsa con camisetas, blusas, vestidos y sudaderas donadas para sus hijos, de entre 4 y 12 años, sobre su regazo. “Son preciosos”.
Ella se encuentra entre cientos de personas refugiadas que han recibido recientemente miles de prendas donadas en el asentamiento de refugiados de Gorom, que acoge a unas 600 familias que escaparon de la violencia en Etiopía, Sudán y la RDC.
La ropa, donada por la empresa textil estadounidense Gap Inc. en el marco de su asociación con USA for UNHCR, incluye ropa de bebé, vestidos de verano y camisas de cuadros para niños, así como una variedad de blusas de puntos, camisas tipo polo, suéteres ligeros y chaquetas para adultos.
“No tengo dinero para comprar ropa”.
Entre las personas que hacen fila bajo un árbol de sombra a la entrada del asentamiento de refugiados, que cuenta con una escuela, una clínica de salud y ofrece formación profesional, hay niños con sus padres procedentes de las comunidades de acogida cercanas, donde las familias se mantienen principalmente con la agricultura de subsistencia.
“No tengo dinero para comprar ropa”, señala Mary Kwot, de 40 años, madre sursudanesa de ocho hijos de entre tres y 18 años. De una bolsa que contiene un vestido amarillo, blusas y suéteres ligeros, escoge una camisa a rayas para que su hijo la lleve a la iglesia. “Me sentiré orgullosa”, exclama.
Con la llegada de la temporada de lluvias, la etíope Ajullo Omot Owar, de 33 años, madre de cuatro hijos, valora la ropa práctica. Su prenda favorita es una blusa negra de manga larga con cuello tipo V. “Me la pongo cuando hace frío”, señala. “Como madre soltera, es difícil permitirse comprar ropa... No puedo comprarla yo misma”.
Sudán del Sur es un país frágil que ha luchado contra los desafíos políticos y económicos desde que obtuvo la independencia en 2011. Acoge a unas 330.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo, y tiene 2 millones de personas desplazadas internas debido al conflicto, la inseguridad y los efectos del cambio climático.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, responde a la fase inicial de las emergencias en todo el mundo, facilitando artículos esenciales como tiendas de campaña, cubetas, mantas y colchonetas. También responde a la necesidad de proporcionar millones de prendas de vestir cada año.
Entre los destinatarios recientes de la contribución de Gap Inc. se encuentran personas venezolanas a quienes se les entregó ropa de invierno mientras cruzaban a pie la cordillera de los Andes hasta Chile; personas refugiadas rohingyas en Bangladesh que recibieron chales y ponchos antes de las lluvias monzónicas, así como la ropa entregada a familias refugiadas en el exilio en África Central y Oriental.
“La dignidad consiste en sentirse en la cima”.
Mientras la distribución en Gorom terminaba la semana pasada, Becky Alimas Ondoa, asociada de protección comunitaria de ACNUR, explicó por qué cree que las donaciones de ropa son importantes.
“Las raciones de alimentos se han recortado... y la economía está tan mal, que es muy difícil conseguir un vestido porque la ropa es excesivamente cara en el mercado que no se la pueden permitir. Si tienen algo de dinero, prefieren gastarlo de alguna manera en intentar compensar su alimentación”, señala.
“Dándoles ropa, les hemos dado dignidad... La dignidad consiste en sentirse en la cima, que estás en el lugar correcto, y tienes las cosas correctas que te pones, y que todo el mundo te mirará y dirá 'guau'. Eso es muy importante”.
El reciente envío de Gap Inc. a Sudán del Sur sumó casi 600.000 artículos empaquetados en seis contenedores de transporte. Otros cuatro contenedores donados por la marca de ropa estadounidense Hanes están en camino, para un total de más de un millón de artículos que se distribuirán en este país de 12 millones de habitantes.
Mientras Clementina y su familia caminan de vuelta a su casa de una sola habitación en las afueras del polvoriento asentamiento, la importancia de la ropa se pone de manifiesto mientras su hijo Moses, de cuatro años, corre impaciente hacia delante.
Mirando un top rosa de Old Navy en el patio donde la familia cultiva plátanos, guayabas, mangos, yuca y judías para complementar sus escasas raciones de comida, se observa a sí mismo con estudiada seriedad: “Muy bonito”, declara.
Completando el atuendo con un nuevo par de pantalones vaqueros, hace una pausa, y de repente estalla en gritos de alegría.