Civiles hablan sobre los miedos y la destrucción en Mosul
Civiles hablan sobre los miedos y la destrucción en Mosul
CAMPAMENTO DEBAGA 2, Kurdistán iraquí, 18 de octubre de 2016 (ACNUR) – Después de huir de su pueblo cerca de Mosul, ciudad que ha estado bajo el control de extremistas por más de 16 meses, Rusul habló sobre los miedos y la destrucción que ella y otros desplazados iraquíes dejaron atrás.
"Aún hay miedos", dijo la joven mujer iraquí. "Nuestras casas fueron quemadas y destruidas. Gracias a Dios la vida aquí es mejor. Ellos han sido muy buenos con nosotros".
Ella hablaba con Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, en una tienda en un campamento para desplazados en el Kurdistán iraquí, mientras que un pequeño bebé dormía en los brazos de su madre, Maali.
Grandi se enteró de que el nombre del bebé es Ahmed y escuchó la historia de sus difíciles primeros días.
"Él tenía sólo cinco días de nacido cuando huimos", dijo Maali. "Aún no tenemos el certificado de nacimiento".
La familia aplazó su huida hasta después de su nacimiento.
"Allí había bombardeos", dijo ella. "Cuando partimos, no pude tomar todas mis cosas. Simplemente empezamos a desplazarnos".
Grandi estuvo de visita en el Campamento Debaga 2, en medio de una gran ofensiva militar por parte de las fuerzas iraquíes y kurdas para retomar la ciudad de Mosul. Él reiteró que la protección de los civiles debe continuar siendo prioritaria.
Esta política ayudaría a prevenir un nuevo flujo de desplazados de Mosul y las áreas cercanas en esta región del norte de Irak, que ha sido destruida por el conflicto.
"Si más civiles se sienten protegidos dentro de Mosul, menos probabilidades habrá de que se den más desplazamientos", dijo Grandi durante su visita. "Y aquellos que sientan que tienen que huir porque es muy peligroso, tienen que ser tratados con dignidad, y en pleno respeto de sus derechos".
"Si más civiles se sienten protegidos dentro de Mosul, menos probabilidades habrá de que se den más desplazamientos"
El Alto Comisionado se encuentra en una visita de cuatro días en Irak, durante la cual ha destacado en repetidas ocasiones la necesidad de salvaguardar a los civiles, mientras que el ejército de Irak continúa luchando por retomar la segunda ciudad más grande del país, que fue tomada por milicias en junio de 2014.
Los graves peligros enfrentados por miles de civiles que huyen de Mosul y de las aldeas cercanas fueron reiterados por otros desplazados recién llegados al campamento de Debaga, el cual se encuentra a sólo 40 kilómetros de la línea de combate.
"Teníamos que irnos, solamente queríamos salvar nuestras vidas", dijo Mnifah. Ella es una mujer que huyó de Hawiga recién la semana pasada. Según cuenta ella, en conjunto, tres familias pagaron un total de $5.600 dólares a un "guía" para que les mostrara el camino.
Ellos caminaron por siete horas junto a caminos donde se habían esparcido minas y dispositivos explosivos improvisados.
El complejo de tres campamentos en Debaga ahora alberga a casi 30.000 personas en filas y filas de tiendas de la Agencia de la ONU para los Refugiados, en una plana llanura polvorienta, bajo el caliente sol. Por las noches, las temperaturas han empezado a descender drásticamente.
ACNUR cuenta con cinco campamentos abiertos y listos para albergar a 45.000 personas en la región. Se espera tener un total de 11 campamentos preparados en las próximas semanas, los cuales podrían albergar a 120.000 personas.
En una conferencia de prensa durante su visita a Irak, Grandi recalcó que el ACNUR y sus socios deben pensar y planificar más allá del corto plazo en esta crisis. Esta visita también incluyó reuniones de alto nivel en Bagdad y Erbil, incluyendo una reunión con el Primer Ministro Haider Al-Abadi.
"ACNUR y muchos socios se enfocan en reforzar las reservas de tiendas, materiales para albergue y productos de primera necesidad para ayudar a las personas en la fase inicial, pero también durante el invierno. Así que tenemos que asegurarnos de que reciban asistencia para el invierno".
El Alto Comisionado destacó en más de una ocasión que ahora la clave está en acordar, junto con las autoridades del gobierno regional, los sitios que podrían hospedar a las personas desplazadas por la ofensiva.
"Los sitios tienen que ser seguros, lo que significa que no deberían estar cerca de los combates", dijo Grandi. "Y los sitios no pueden estar contaminados, esto es, que no podrían tener minas u otros artefactos militares".