El curso de medios audiovisuales es una buena noticia para los refugiados
El curso de medios audiovisuales es una buena noticia para los refugiados
Los periódicos de la mañana están dispersos por los pupitres, y los estudiantes de periodismo examinan los titulares. ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Qué hace a una historia buena?
Deciden que las maniobras diplomáticas entre Estados Unidos y Corea no son tan impresionantes como la historia de Mamoudou Gassama, el “Spiderman de Paris”.
En mayo, le ofrecieron la ciudadanía francesa al solicitante de asilo de 22 años original de Mali, después de que trepase un edificio para rescatar a un niño pequeño que colgaba de un balcón.
“Dio un buen ejemplo”, dice uno de los estudiantes. “Alienta a otros”.
“Definitivamente, es un héroe”, dice el preparador Amar Rajkovic. “Volveremos a esta historia más adelante”.
Los estudiantes de Rajkovic son solicitantes de asilo, procedentes de Irán, Irak y Afganistán. Están haciendo un curso de 4 meses en estudios audiovisuales organizado por la revista austriaca Biber.
Biber fue fundada en 2006 por el periodista político Simon Kravagna. La migración desde los Balcanes y Turquía estaba cambiando Viena. Para reflejar esto, reclutó a escritores de diferentes orígenes étnicos.
“Simpatizo con los refugiados”.
Cuando surgió la crisis de los refugiados en 2015, Kravagna dice que sintió que tenía que hacer algo.
Biber lanzó su primer curso para refugiados reconocidos en 2017 y algunos de los estudiantes continuaron haciendo prácticas o trabajando para publicaciones austriacas u otras compañías.
El Segundo curso, que tiene lugar este año, es para aquellos que están esperando decisiones en materia de asilo. Mientras las esperan, están excluidos del mercado laboral austriaco.
Una docena de hombres y mujeres fueron seleccionados de entre un total de 40. Tenían que tener experiencia en los medios o un fuerte interés en periodismo. En paralelo, Biber está organizando otro curso dirigido específicamente a las mujeres refugiadas.
Al final de los cursos, el trabajo de los estudiantes se publica en una edición especial de la revista. De esta manera, Biber entrena a los recién llegados y reúne historias para sus lectores.
Rajkovic, de 36 años, llegó a Austria como refugiado de Bosnia-Herzegovina a la edad de 12 años. Trabaja como periodista en Biber y lleva a cabo la formación en comunicación, además de sus tareas editoriales.
“Simpatizo con los refugiados,” dice. “No puedo negarlo, es algo que está en mí. Por eso he puesto tanto esfuerzo en estos cursos, porque puedo verme a mí mismo ahí sentado”.
“Espero que este curso me ayude a encontrar trabajo y ser independiente”.
Rajkovic les cuenta a los estudiantes sobre la propiedad de los medios y la prensa sensacionalista, a la que achaca en ocasiones la cobertura xenófoba. Varios de los estudiantes afirman haber sufrido abusos xenófobos pero, en general, son optimistas sobre sus posibilidades de integración.
Con Biber, los solicitantes de asilo han estado estudiando la historia de Alemania y Europa, así como temas de los medios de comunicación. Incluso si el curso no les conduce a una carrera en periodismo, la capacitación los ayudará a avanzar en el mundo laboral.
"Pensé que quería ser periodista", dice Narges Ayubi, de 20 años, de Afganistán. "Pero ahora veo que hay muchos idiomas que aún no domino -Hazaragi, Dari, alemán, inglés... Aun así, espero que el curso me permita conseguir un trabajo, ganar dinero y ser independiente".
Aquellos que trabajan con imágenes o videos en lugar de texto pueden tener una mejor oportunidad de ingresar a los medios. Murtaza Elham, de 31 años, de Afganistán, ya era un fotógrafo consumado cuando se unió al curso, con la esperanza de mejorar aún más sus habilidades. Algunas de sus fotos han sido publicadas por el Danube Island Festival, un evento de música al aire libre, y ha contribuido con la imagen en blanco y negro del Vienna City Hall publicada con este artículo.
Mortaza Haidari, de 22 años, nacido en Irán de padres afganos, espera usar lo que ha aprendido para escribir un libro. Dice que vivió "entre dos guerras" (Afganistán y Siria) y recuerda el terrible viaje por tierra y mar para llegar a Europa.
La clase vuelve a discutir el caso del inmigrante maliense que rescató al niño en París.
“¿Significa esto que ahora tenemos que caminar por las calles, buscando niños a los que rescatar?”
“¿Significa esto que ahora tenemos que caminar por las calles, buscando niños a los que rescatar?", pregunta un estudiante.
Rajkovic le dice a la clase que el caso sería una excelente columna de "pros y contras" para un periódico, enumerando los argumentos a favor y en contra de que los héroes reciban un trato especial.
"¿De qué otra manera podríamos seguirlo?", pregunta. Los estudiantes sugieren entrevistar a los involucrados. Alguien señala la importancia de tener un intérprete si el entrevistado no habla su idioma.
Una cosa lleva a otra, como pasa con el periodismo. Los estudiantes comienzan a hablar de sus propias experiencias durante sus procedimientos de asilo, algunos de ellos complicados. Resulta que varios apelan contra las decisiones negativas de asilo.
El miedo a recibir un rechazo final o la posibilidad de ser rechazado los atormenta.
Omid (no es su nombre real) dice que los talibanes amenazaron con matarlo y, sin embargo, recibió una negativa a su solicitud de asilo. El argumento fue que si su propia ciudad no era segura, podría ir a la capital afgana, Kabul.
Sintiendo una historia, Rajkovic les pide a los estudiantes que escriban sobre cómo les ha ido a ellos y a sus amigos en las entrevistas de asilo. Biber, intrépido en su búsqueda de noticias, se está preparando para cubrir el creciente problema de las solicitudes, en particular afganas, que están siendo rechazadas a pesar de que Afganistán se está volviendo un lugar cada vez más inestable.
Gracias a la Voluntaria en Línea Paula Babot por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.