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El terremoto de Myanmar agrava el sufrimiento para las familias que huyen del conflicto

Historias

El terremoto de Myanmar agrava el sufrimiento para las familias que huyen del conflicto

Después de que su ciudad natal fuera arrasada durante el largo conflicto de Myanmar, U Than Win es uno de los muchos que lo perdieron todo por segunda vez cuando se produjo el letal terremoto.
7 April 2025
Una mujer, bajo un árbol, abraza a un niño junto a una estructura de bambú incompleta y rodeada de sus pertenencias

La hija menor de U Than Win y su nieto herido en el recinto escolar donde se aloja la familia tras el terremoto que destruyó su casa.

Hace dos años, U Than Win y su familia lo perdieron todo y tuvieron que huir para salvar sus vidas cuando estallaron combates relacionados con el conflicto que asola Myanmar desde hace más de cuatro años en su pueblo natal, a 100 kilómetros de Mandalay.   

“Ambos bandos disparaban, así que toda la gente tuvo que huir. Se llevaron todas nuestras pertenencias y quemaron las casas que quedaban”, explica este agricultor de 68 años. “Muchas personas han muerto... No podemos volver a nuestro pueblo. No tengo casa, y todo está destruido”.

Sin otra opción, Than Win y su extensa familia de 15 personas – entre ellas su madre de edad avanzada, sus hijas y sus nietos – se dirigieron a Mandalay en busca de protección y una oportunidad para reconstruir sus vidas. Forman parte de los 3,6 millones de personas que siguen desplazadas en Myanmar tras huir de sus hogares durante el prolongado conflicto.

De nuevo al principio

Después de dos años, la familia por fin volvía a encontrar su lugar. Than Win vendía verduras en un mercado local mientras sus hijas trabajaban como vendedoras en una tienda de ropa, ganando lo suficiente para alimentarse y pagar el alquiler de una choza improvisada de bambú construida junto a la casa de su casero en un barrio modesto de la ciudad.

Un hombre con camisa de rayas color vino y blancas, sentado frente a un muro de ladrillos

U Than Win, de 68 años, sentado a la sombra en el patio de la escuela donde él y su familia encontraron alojamiento tras el terremoto.

Cuando se produjeron los primeros temblores, uno de los nietos de Than Win, asustado, cayó en el fuego de la cabaña y sufrió quemaduras graves. Mientras llevaba al niño a un lugar seguro, Than Win fue golpeado por los escombros que caían mientras el edificio de su casero y otras casas vecinas se derrumbaban a su alrededor.

“Nuestras vidas estaban mejorando”, recuerda Than Win. “Ahora el terremoto... me ha hecho huir de nuevo”.

“En este momento, todos están sufriendo [pero] entre los afectados, nosotros somos los peores”, continúa. “Como desplazados, nuestros problemas se duplican. No tenemos dónde vivir ni de qué vivir”.

Se necesita más ayuda

Con todos los monasterios locales llenos de otras personas desplazadas por el desastre, Than Win y su familia viven actualmente bajo un árbol en las instalaciones de una escuela local. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, les ha proporcionado una lona para cobijarse y colchonetas para dormir, mientras que el Programa Mundial de Alimentos ha donado arroz y aceite para cocinar.

“Tenemos que dormir en un suelo de cemento. Hace mucho calor... y nuestra salud se está deteriorando”, comenta Than Win. Añade que las condiciones son particularmente duras para su madre, de 89 años, y los demás miembros mayores de la familia. “Hace demasiado calor durante el día, así que nos agrupamos todos en un lugar a la sombra. Por la noche, nos vamos a otro lugar a dormir. Como personas mayores, no podemos soportar ese tipo de sufrimiento durante mucho tiempo”.

Inmediatamente después del terremoto, ACNUR distribuyó rápidamente suministros de emergencia de sus reservas existentes para ayudar a alrededor de 25.000 de los supervivientes más afectados. La agencia está movilizando más ayuda de sus almacenes en el país para apoyar a otras 25.000 personas, pero es necesario reponer urgentemente las existencias para satisfacer las necesidades masivas de las personas afectadas por el terremoto y años de conflicto.

El viernes, ACNUR hizo un llamamiento por valor de 16 millones de dólares estadounidenses para brindar ayuda de emergencia, gestionar los lugares de desplazamiento y prestar servicios de protección a 1,2 millones de personas en Myanmar hasta finales de año.

“El terremoto ha agravado los problemas de las familias que ya estaban desplazadas”, explicó Eliza Stephen, líder del equipo de ACNUR para la unidad sobre el terreno de Mandalay. “Las familias han perdido sus alojamientos, a sus seres queridos y también su sensación de seguridad. Necesitan urgentemente nuestro apoyo”.