Indígenas warao del norte de Brasil se organizan para garantizar su participación y sus derechos
Indígenas warao del norte de Brasil se organizan para garantizar su participación y sus derechos
Gardenia se refiere a las conversaciones que mantiene el Consejo Warao Ojiduna, una organización comunitaria fundada y dirigida por indígenas venezolanos para unir y representar a la población warao que vive en Pará, el estado brasileño que acoge la Cumbre Amazónica.
Artesana y madre de cuatro hijos, Gardenia forma parte del Consejo que busca mejores condiciones de vida para la población indígena refugiada y migrante en el estado. En 2019, ella y su familia se vieron forzados a abandonar Venezuela debido a una serie de acontecimientos que, a lo largo de décadas, impactaron en sus territorios y formas de vida originales, haciendo imposible mantener sus vidas. Desde entonces, han pasado por las ciudades de Boa Vista y Manaos, hasta establecerse finalmente en Belém.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados estima que, al igual que Gardenia, 1.200 personas indígenas de la etnia Warao viven actualmente en el estado de Pará, la mayoría en la capital, Belém, y en el municipio de Ananindeua, en la Región Metropolitana.
“Hablamos mucho, pero de nada sirve solo hablar si no tenemos una carta que cuente nuestra historia, que justifique por qué queremos derechos, y que se envíe a todas partes, para que los gobiernos y las instituciones nos conozcan”. Por eso, en 2022, el Consejo Warao Ojiduna elaboró un documento de presentación para las autoridades locales, en el que informaba sobre sus particularidades étnicas y sugería acciones para reforzar las políticas públicas.
Coordinación y logros
Desde su fundación en 2022, el Consejo ha acumulado una serie de logros. Uno de los más recientes fue la adjudicación en una convocatoria pública para incentivar el arte y la cultura de la Fundación Cultural de Pará, que destinará 40.000 reales brasileños (8.158 dólares USD, aproximadamente) a la entidad para realizar actividades culturales hasta el final de este año. La idea es utilizar el premio para promover el Segundo Encuentro de Cultura Warao – el primero se celebró en diciembre de 2022, con actividades deportivas, danza, canto y narración de historias.
En la semana previa al Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebra el 09 de agosto, la articulación de la comunidad Warao en Belém cosechó otro importante fruto: la intensa participación del Consejo Warao Ojiduna en los Diálogos Amazónicos, evento organizado por el gobierno federal y el gobierno de Pará con el fin de recopilar insumos para la Cumbre Amazónica.
En una de las participaciones, el presidente del Consejo Warao Ojiduna, Jhonny Rivas, fue uno de los ponentes de un panel sobre desplazamiento forzado de pueblos indígenas en Sudamérica, que reunió a autoridades locales y nacionales para defender la socioeconomía ancestral como estrategia de defensa de los territorios. Entre los panelistas se encontraba el líder indígena brasileño cacique Raoni Metuktire.
En su intervención, Jhonny destacó la importancia de que las personas indígenas venezolanas refugiadas y migrantes mantengan viva su cultura. “Tenemos 12 comunidades indígenas aquí en Belém y Ananindeua. Hablo en nombre de los indígenas Warao que vinieron a Belém, queremos mostrar nuestra cultura, queremos espacio para mostrar nuestro trabajo”.
Jhonny asegura que las comunidades están agradecidas por haber sido tomadas en cuenta para participar en el evento. “Nuestros hermanos Warao están muy agradecidos, porque algunas demandas construidas por el Consejo fueron transmitidas, como en el área de salud y educación”.
Para Gabriel Tardelli, Asociado de Terreno de ACNUR, la presencia de la población indígena Warao en los espacios de consulta es importante porque la inserta en los debates relacionados con la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible. “Pueden mostrar cómo contribuyen a la preservación del medio ambiente dentro de sus cosmologías y prácticas”, explica. “Por otro lado, es un momento de incidencia política, porque pueden tener este contacto con otras autoridades y organizaciones para hacer oír su voz y sumarse a las agendas del movimiento indígena brasileño”, afirma.
Además de los debates y la articulación, las comunidades también tuvieron la oportunidad de exponer y vender sus artesanías durante el evento, que es hoy una de las principales fuentes de ingresos de la población warao de Belém.
El Consejo Warao Ojiduna también fue invitado a participar en la primera reunión del año del Consejo Estatal de Política Indígena del Estado de Pará (CONSEPI), que permitirá un acercamiento con las diferentes etnias indígenas originarias de Brasil.
“Es una gran satisfacción para ACNUR ver cómo el Consejo Warao amplía su red de contactos y es invitado a ocupar nuevos espacios de participación social y política”, afirma la Jefa de la Oficina de ACNUR en Pará, Janaína Galvão. “Estamos viendo los frutos de un largo trabajo de protección comunitaria, iniciado en Belém en 2019, en el que ponemos las capacidades y el poder de acción de las personas refugiadas”, añade.
Por su parte, la secretaria de Estado de los Pueblos Indígenas de Pará, Puyr Tembé, afirma que quiere trabajar con el pueblo indígena Warao para construir algo mejor para Pará y Brasil. “Siéntanse bienvenidos en el estado de Pará, en la Amazonia, en Brasil. Aquí, en Venezuela, Colombia o Perú, todos somos pueblos indígenas, tenemos derechos, deberes y ¡queremos justicia! ¡Brasil es tierra indígena!”.
Liderazgo y futuro
ACNUR, junto con el Instituto Internacional de Educación de Brasil (IEB) y otros socios del Estado de Pará, ha ofrecido una serie de programas de capacitación a la población indígena Warao. Entre ellos, uno de los más llamativos fue la Escuela de Liderazgo Indígena Warao, impartida todavía en 2022, que pretendía ampliar el acceso a la información y generar más autonomía entre las comunidades.
“Hoy, como lideresa que soy, espero que muchas personas tengan la actitud y la fuerza para hablar, para alzar la voz y avanzar por los derechos de todos – niñas, niños, adolescentes, adultos y personas adultas mayores – sin avergonzarse de las raíces que tienen”, afirma. “No quiero que mis hijos vivan la vida que yo viví. Me gustaría que estudiaran, que se graduaran, que fueran capaces de tener esa fuerza y ese liderazgo para hablar algún día de nuestra llegada, de cómo era nuestra situación y de cómo luchamos”.
Gracias al apoyo de diversos donantes – entre ellos gobiernos, instituciones y particulares –, ACNUR puede trabajar en favor de las personas indígenas desplazadas por la fuerza que buscan rehacer sus vidas en Brasil, así como de las comunidades que las acogen.