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Personas refugiadas y migrantes desafían los peligros de la selva en busca de seguridad

Historias

Personas refugiadas y migrantes desafían los peligros de la selva en busca de seguridad

La densa selva del Tapón del Darién se está convirtiendo en un lugar de tránsito para personas venezolanas, haitianas y otras que se han visto obligadas a huir. Se trata de uno de los caminos más peligrosos para las personas que buscan seguridad en el mundo.
29 March 2022
Personas refugiadas y migrantes de Cuba, Haití y Venezuela toman una canoa después de cruzar la selva del Darién para llegar a Panamá.

Pronto sanarán las llagas que Mariana* tiene en las piernas a causa de las botas de goma que usó en la extenuante travesía por la selva del Tapón del Darién. Sin embargo, es muy probable que duren mucho más las heridas invisibles que dejó la horrenda experiencia que vivió en esas montañas cubiertas de selva tropical entre Centroamérica y Sudamérica.


En el transcurso de cinco agotadores días, Mariana escaló colinas increíblemente lodosas y escarpadas, cruzó ríos caudalosos y fue abordada por bandidos con armas. Mariana forma parte de un creciente flujo de refugiados y migrantes de distintos países en toda América Latina y de otras partes del mundo que decide atravesar la inhóspita jungla en busca de seguridad, protección y un lugar al cual llamar hogar. 

Inicialmente, Mariana huyó a Colombia desde Venezuela, su país de origen. En Colombia, trató de instalarse en Cúcuta, una ciudad fronteriza; y, luego, en Bogotá, la capital. No obstante, con los empleos poco ordinarios que lograba conseguir, le fue difícil sostenerse o sostener a su madre, padre y seis hermanos en Venezuela.

“Para nosotros no es fácil encontrar un trabajo estable en el que paguen lo suficiente”, comenta diciendo que muchos de sus compatriotas no parecen estar en mejores condiciones en otros puntos en la región.  

Más de seis millones de personas de Venezuela viven en el extranjero debido a la inseguridad y la escasez de alimentos y medicamentos en su país. Si bien alrededor de 2,6 millones de venezolanos se ha beneficiado de permisos de residencia y visas de otro tipo en distintos países latinoamericanos, casi el mismo número en el extranjero carece de documentación.

Las oportunidades para comenzar sus vidas con dignidad escasea incluso para quienes cuentan con documentación. Esta situación – combinada con las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 – ha obligado a muchas personas a emprender peligrosas travesías junto a refugiados y migrantes de Haití, Cuba y otros países que se dirigen al norte del continente porque les ha sido difícil encontrar estabilidad en Sudamérica.

Sin importar el peligro ni la irregularidad del terreno, de acuerdo con las autoridades panameñas, tan solo en 2021, un número récord de personas (133.000) cruzó el Tapón del Darién de Colombia a Panamá sin contar con la preparación para esa travesía.

“Había escuchado que era peligroso, pero no pensé que lo sería tanto”, indicó Mariana, quien se encuentra a salvo en el centro de recepción de Lajas Blancas, al sur de Panamá.  

Tres días después de iniciado el viaje, el grupo de haitianos, senegaleses y venezolanos con los que viajaba se encontró con tres hombres armados, quienes robaron las pocas posesiones y el dinero que el grupo traía consigo.

Uno de los hombres le dijo al grupo que continuara, pero hizo a Mariana a un lado. Luego, la violó detrás de unos árboles.

“Me dijo: ‘Si te comportas y no escondes el dinero que traes, podrás alcanzar al grupo’. De otro modo, terminarás como el resto’”. Mariana había visto en el camino el cuerpo de cuatro mujeres que habían recibido un disparo, así que era espeluznantemente claro a qué se refería aquel hombre.  De acuerdo con diversas notas periodísticas, en 2021 se recuperaron más de 50 cuerpos de los caminos que atraviesan la jungla; sin embargo, se estima que se trata apenas de una fracción de las muertes que se han dado en ellos.

En el centro de recepción, Mariana recibió tratamiento para prevenir un embarazo no deseado o enfermedades de transmisión sexual. Además, presentó una denuncia ante la fiscalía panameña, la cual ha desplegado unidades en la región para procesar y castigar a los agresores.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, apoya a las personas refugiadas y migrantes distribuyendo unidades de alojamiento temporal, mantas, catres y kits de higiene en dos centros de recepción que opera el gobierno. Asimismo, ha estado apoyando comunidades indígenas de difícil acceso para mitigar el impacto de los cientos de personas que pasan por sus territorios.  

El año pasado, la mayoría de las personas que cruzaron el Darién provenían de Haití. Muchas de ellas habían estado en Chile o Brasil durante años, luego de haber salido de su país de origen por el mortífero terremoto de 2010, el cual destruyó buena parte de la nación isleña. No obstante, debido a la discriminación, las dificultades económicas y diversos obstáculos burocráticos para renovar los permisos de residencia en los países a los que llegaron en un inicio, muchas de estas personas se dirigen al norte; con frecuencia, con niños pequeños, que nacieron en los países donde se instalaron primero.  

Dieufaite Sylvain, nacional de Haití, cruzó el Tapón del Darién con su esposa, Cherlie, y sus tres hijos pequeños – de seis, cinco y dos años –, quienes nacieron en Santa Catarina, Brasil. Dieufaite trabajó en el sector de la construcción desde que salió de Haití en 2013, pero la pandemia de COVID-19 acentuó las dificultades para encontrar empleo. Al mismo tiempo, por la inestabilidad que sobrevino al asesinato del presidente Juvenal Moise y por el terremoto de 2021, crecieron las necesidades del resto de la familia que permaneció en Haití y que dependía del apoyo financiero de Dieufaite.

El Tapón del Darién es una región montañosa cubierta por una espesa selva en la frontera entre Colombia y Panamá.

La familia tardó once días en cruzar la jungla. En el trayecto, fueron abordados por bandidos, quienes robaron sus móviles y todo el dinero que traían consigo. Luego de que se terminaran sus raciones a mitad de camino, pasaron hambre durante cinco días. En dos ocasiones, su hija más pequeña, Esteline, por poco fue arrastrada por los ríos revueltos que tuvieron que cruzar. 

“La llevaba en brazos. Me caí, y ella cayó conmigo. Dios me ayudó”, dijo Dieufaite.

La familia estará varada en el centro de recepción de Lajas Blancas hasta que logren convencer a un conductor de autobús para que les permita viajar a la frontera de Costa Rica sin costo o a un costo menor. Piensan quedarse en el país centroamericano o llegar a México. En 2021, México recibió el mayor número de solicitudes de asilo presentadas por nacionales de Haití (51.000). 

En los primeros dos meses de 2022, la venezolana se convirtió en la nacionalidad principal que cruzó el Tapón del Darién, con más de 2.400 personas, casi el mismo número que cruzó en todo 2021. En enero y febrero, casi 2.000 personas de Venezuela presentaron solicitudes de asilo en México, lo cual representa casi un tercio del total de solicitudes presentadas por nacionales de Venezuela en 2021.

Antonio*, venezolano que cruzó el Darién con Mariana, comentó que, si bien había vivido seis años en Colombia luego de haber huido de Venezuela, el deterioro de la seguridad en Colombia lo llevó a dirigirse al norte. Cuenta que tiene amistades en México, así que tratará de establecerse ahí. Por pasar tanto tiempo en situación de movilidad, “solo quiero vivir en paz”, señaló. 

*Se cambiaron los nombres para fines de protección.