Refugiados retornados en Congo obtienen títulos de propiedad por primera vez

UVIRA, República Democrática del Congo, 14 de septiembre (ACNUR) – Quince años después de perder todos sus bienes y de huir al extranjero, Salumu, sostiene con firmeza y felicidad un documento que considera la llave de una nueva y mejor vida.

Es un título de propiedad legalmente probatorio de que este padre de siete hijos es dueño del terreno donde él y su familia viven en la provincia de Kivu Sur, República Democrática del Congo, desde 2008, cuando volvieron del exilio en Tanzania.

"No puedo creerlo", balbuceó Salumu, con la voz quebrada por la emoción. "Ahora nadie puede disputarme mi tierra. Ahora soy el dueño", agregó el hombre de más de sesenta años de edad. Su alegría fue posible gracias a un programa de vivienda lanzado por el ACNUR, en cooperación con el gobierno, a fin de evitar disputas de tierras y propiedades.

Este ex refugiado integraba un primer grupo de 68 repatriados que recibieron títulos de propiedad correspondientes a tierras de los distritos de Fizi y Uvira, en Kivu Sur, en una ceremonia del gobierno realizada el mes pasado en el centro de tránsito de. Se prevé que más individuos obtendrán el reconocimiento de sus solicitudes de propiedad de tierras en las próximas semanas.

Uvira y Fizi son las áreas principales del Congo oriental adonde regresan quienes se refugiaron en los vecinos países de Tanzania y Burundi. Desde que comenzó el programa de repatriación voluntaria administrado por el ACNUR en 2005, más de 64.000 congoleños han regresado a su hogar desde ambos países, con la ayuda de este organismo.

Salumu perdió todo cuando huyó a Tanzania en 1996 para escapar de la guerra civil que devastaba a Kivu Sur y a otras partes de la República Democrática del Congo.

"Mis vacas, mis campos y mi tierra, todo fue saqueado. Tuve que huir con mi familia", manifestó."Incluso cuando regresé, seguían apoderándose de los bienes, pero todo eso ya quedó atrás", afirmó, blandiendo su título de propiedad y agradeciendo al ACNUR por haberlo ayudado a encontrar un medio de vida y a construir su vivienda de ladrillo.

La ausencia de viviendas y tierras adecuadas ha sido una de las mayores dificultades que enfrentan los refugiados cuando vuelven a Kivu Sur. Tras años de ausencia, muchos encuentran sus casas destruidas y no tienen dónde vivir. Otros descubren que sus viejas tierras están ocupadas.

En los últimos tres años, el ACNUR financió la construcción de aproximadamente 1.650 viviendas de ladrillo y distribuyó 2.655 paquetes de primera necesidad a los repatriados en los distritos de Uvira y Fizi, lo cual es suficiente para 21.000 personas.

Sin embargo, las discusiones sobre la propiedad de la tierra prosiguieron y en ocasiones terminaron en violencia entre los refugiados repatriados y aquellos que permanecieron en Uvira o Fizi durante toda la guerra, la cual finalizó formalmente con un frágil acuerdo de paz en 2003.

Con la intención de evitar tales disputas y de proteger a los repatriados que viven en los nuevos asentamientos, en los últimos dos años, el ACNUR, trabajando a través de la Comisión Nacional para Refugiados, ha mantenido conversaciones con las autoridades locales y provinciales, a fin de a implementar un sistema que emita documentos de propiedad legalmente vinculantes.

"Este año, estos pasos dieron lugar al establecimiento de un proyecto cuyo objetivo es otorgar títulos de propiedad a los residentes de 675 de estos asentamientos", explicó Aminata Bamba, directora de la oficina de la delegación del ACNUR en Uvira. "Este resultado positivo motivará a otros refugiados que viven en la región a que regresen a sus hogares".

Célestine, una viuda de 55 años de edad que también recibió un título de propiedad de manos del gobernador de Kivu Sur en la ceremonia realizada en Kavimvira, señaló que algunos exiliados congoleños se rehúsan a regresar porque siguen preocupados por la situación.

"Algunos refugiados en Tanzania no vuelven porque no creen que podrán acceder a su tierra y a sus pertenencias, y esta es una condición esencial para que regresen", expresó, y agregó que estaba feliz de haber retornado y de haber obtenido la propiedad de su tierra. "Estoy feliz porque mis hijos se beneficiarán de esta tierra, incluso cuando yo ya no esté en este mundo".

Más de 60.000 refugiados congoleños aún viven en Tanzania y 29.000, en Burundi. Las autoridades del ACNUR y de la República Democrática del Congo están trabajando junto con los gobiernos de los dos países anfitriones, a fin de encontrar soluciones duraderas para estas personas.

Por Simplice Kpandji, en Uvira, República Democrática del Congo