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Supervivientes de los mortíferos terremotos de Afganistán luchan por recuperarse

Historias

Supervivientes de los mortíferos terremotos de Afganistán luchan por recuperarse

Un mes después, decenas de miles de supervivientes siguen durmiendo a la intemperie mientras aumenta la preocupación por la llegada del invierno.
7 November 2023
ACNUR y sus socios intensifican la asistencia para las familias afectadas por una serie de terremotos en Herat, al oeste de Afganistán.

Humaira con su hijo, quien nació el mismo día del primer terremoto, en la tienda de campaña que recibió de ACNUR.

Una gran multitud se ha concentrado en el pueblo de Rubat Perzada, en el distrito de Injil, en la provincia occidental afgana de Herat, mientras los residentes esperan recibir la ayuda que necesitan desesperadamente, un mes después de la serie de devastadores terremotos que sacudieron la provincia.  

La catástrofe causó al menos 1.480 muertes y más de 30.000 viviendas destruidas o gravemente dañadas. En este pueblo, casi todas las personas continúan durmiendo a la intemperie. Muchos han perdido sus casas, mientras que otros están demasiado asustados para regresar debido al riesgo de nuevas réplicas. 

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios, están distribuyendo tiendas de emergencia y otros artículos de socorro, como mantas, lámparas solares, lonas de plástico y cilindros de gas para cocinar. Las mujeres también reciben kits de higiene para uso sanitario.

Entre los más de 300 hogares que reciben ayuda se encuentra Humaira, de 32 años, y su familia.

El 7 de octubre, Humaira tuvo un parto en una clínica local a primera hora de la mañana y regresó a casa con su bebé recién nacido. Estaba preparando la merienda cuando se produjo el primer terremoto, de magnitud 6,3 en la escala de Richter. Con su hijo en brazos, se sentó en el pasillo, aturdida y débil tras horas de trabajo de parto. Su esposo y sus otros siete hijos la encontraron cubierta de polvo del techo dañado. La casa también tiene grietas en las paredes y el suelo, y parte de la pared de un balcón exterior se ha derrumbado.

Durante las últimas semanas, la familia se ha resguardado a la intemperie bajo un endeble plástico y algunas mantas. “El viento sacude el alojamiento de día y de noche. Entran muchos insectos, y el suelo y las mantas están mojados, lo que nos causa problemas de salud a todos”, explica Humaira, quien añade que su bebé llora constantemente a causa del frío.

Los peligros de dormir a la intemperie son evidentes: junto a su alojamiento improvisado hay una estructura de alambre vacía, lo único que queda del alojamiento de otra familia que se llevó el viento la noche anterior.

“Con esta nueva tienda será mejor. Tendremos más espacio y estaremos más cómodos”, explica. Pero sigue preocupada por su bebé. “Es pequeño y necesita cuidados adecuados; me preocupa su salud y que pueda morir... realmente necesitamos un alojamiento adecuado este invierno”.

La escasez de fondos obstaculiza la respuesta

Las agencias de ayuda humanitaria, entre ellas ACNUR, han lanzado llamamientos de emergencia para ampliar su trabajo y responder a las necesidades urgentes, pero otras emergencias mundiales y la falta de donantes han hecho que las agencias tengan que lidiar con la escasez de fondos. Antes de los terremotos, Afganistán ya se enfrentaba a una grave crisis humanitaria y ahora hay una emergencia paralela, ya que el vecino Pakistán empieza a deportar diariamente a miles de afganos que carecen de documentación. 

Las tiendas de campaña, que albergan a personas que han sobrevivido al terremoto y a personas deportadas, se alinean en los bordes de las carreteras de la ciudad de Herat y sus alrededores, y rodean la centenaria ciudadela. 

Las casas tradicionales con cúpulas de barro del distrito de Zinda Jan, a unos 90 minutos en coche del centro de la ciudad y en el epicentro del primer terremoto, quedaron totalmente destruidas. Ahora, las tormentas de arena y los vientos fríos azotan a quienes abandonan la escasa comodidad de sus tiendas de campaña.

“Me preocupa la salud de mi bebé y que pueda morir. Realmente necesitamos un alojamiento adecuado este invierno”.

Humaira

 

ACNUR y sus socios intensifican la asistencia a las familias afectadas por una serie de terremotos en Herat, al oeste de Afganistán

Sharifa con su hija pequeña, Marzia, y las gemelas de 4 años Rokshana y Sabriya. Otra de sus hijas murió cuando la casa de la familia se derrumbó durante el primer terremoto.

En una de estas tiendas, Sharifa, de 25 años, cuida a su hija Marzia. Nació tres días después de que el primer terremoto destruyera la casa de la familia, causando la muerte de cuatro personas, entre ellas la hija de Sharifa, de 8 años. Sus dos hijas gemelas de 4 años, Rokshana y Sabriya, están abatidas. “Lloran todos los días, extrañan a su hermana mayor”, comenta Sharifa.

Muchas personas siguen en estado de shock, sobre todo las mujeres, las niñas y los niños, quienes solían estar en casa cuando se produjo el primer y más destructivo terremoto. ACNUR está proporcionando apoyo psicosocial, a través de un socio nacional, para ayudarles a recuperarse del trauma.

Muchos hombres, como Ghazi, estaban trabajando en el vecino Irán cuando se produjeron los terremotos. A su regreso, encontraron la casa familiar destruida.

“Lloran todos los días; extrañan a su hermana mayor”.

Sharifa

 

ACNUR continúa prestando asistencia a los supervivientes del terremoto de Herat.

Ghazi regresó de Irán, donde había estado trabajando, para encontrarse la casa familiar destruida.

“Estoy haciendo ladrillos de barro para intentar reconstruir la casa”, cuenta señalando una gran pila alrededor de su alojamiento de lona. “Nuestra casa sobrevivió al primer terremoto, pero se derrumbó en el segundo. Necesitamos reconstruirla, pero no tenemos dinero para pagar la mano de obra”.

Al igual que Ghazi, la principal preocupación de Sharifa es encontrar un alojamiento mejor antes de que llegue el invierno. “La vida es muy difícil en una tienda de campaña; no tenemos ropa de bebé, ni cuna; hace frío y viento, y casi todas las personas están enfermas. Necesitamos apoyo”.

"Necesitamos reconstruirla, pero no tenemos dinero para pagar la mano de obra”.

Ghazi