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Cambio climático y desplazamiento por desastres

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Cambio climático y desplazamiento por desastres

El cambio climático es la crisis que define nuestra época, y el desplazamiento es una de las consecuencias más devastadoras del fenómeno.

ACNUR ha estado brindando protección y asistencia a un gran número de personas refugiadas y desplazadas internas que se han visto afectadas por la emergencia climática; asimismo, las ha estado ayudando para que logren alcanzar la resiliencia en un entorno cambiante.
Una mujer camina sobre un pastizal con un par de cubetas en las manos

¿Qué repercusiones tiene el cambio climático en las personas desplazadas por la fuerza y apátridas?

La relación entre el cambio climático, los conflictos y el desplazamiento humano es cada vez más estrecha.

Va en aumento el número de personas que necesitan protección internacional tras huir de persecuciones, violaciones a los derechos humanos y otras formas de violencia que se relacionan con los estragos provocados por el cambio climático.

En 2022, el 84% de las personas refugiadas y solicitantes de asilo huyeron de países que son muy vulnerables al clima (como referencia, en 2010 la cifra era del 61%). Por otra parte, se ha ido reduciendo el alcance de las soluciones duraderas; por ejemplo, en 2020, apenas el 1% de las personas refugiadas logró volver a su lugar de origen. Es probable que este desafío se presente cada vez con mayor frecuencia debido a que el cambio climático deteriora las condiciones de vida y las oportunidades de desarrollo en muchos países de origen.

Al mismo tiempo, un porcentaje significativo de personas desplazadas por la fuerza y apátridas vive en los sitios más vulnerables al clima (es decir, aquellos en los que tanto las personas desplazadas por la fuerza como las comunidades de acogida carecen de acceso a recursos que ofrecen sostenibilidad ambiental y les es difícil alcanzar la resiliencia frente a los estragos del cambio climático). Además, debido a las normas, responsabilidades y roles culturales, con frecuencia son las mujeres, las niñas y otros grupos con necesidades específicas quienes enfrentan riesgos más pronunciados y llevan a cuestas más cargas por los efectos del cambio climático.

¿En qué lugares se sienten más los efectos del cambio climático?  

El cambio climático afecta a todas las personas, sobre todo aquellas que han sido desplazadas por la fuerza. ACNUR ha identificado 22 países donde la situación es preocupante; dos de ellos son altamente vulnerables al cambio climático y en ellos reside un gran número de personas desplazadas por la fuerza y apátridas. Las estimaciones sugieren que en estos países la situación se deteriorará considerablemente para 2030.

Además, a pesar de las inversiones iniciales que ha hecho la comunidad internacional para apoyar a los gobiernos nacionales en sus esfuerzos por adaptarse y alcanzar la resiliencia, las zonas más pobres – que han dado acogida a las poblaciones desplazadas y apátridas – suelen “pasar desapercibidas” en los planes y programas nacionales de desarrollo, lo cual profundiza las desigualdades, acentúa las preocupaciones relacionadas con la protección de personas expuestas a mayores riesgos y deja a las comunidades en un pronunciado rezago.   

¿Qué está haciendo ACNUR para hacer frente al problema?  

ACNUR ha estado trabajando en una nueva visión para 2030; esta se basa en los objetivos de las Direcciones estratégicas de ACNUR para el período 2022-2026 y es congruente con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.  

“Para 2030, será cada vez mayor el número de personas desplazadas por la fuerza y apátridas que encontrarán soluciones, recibirán protección, alcanzarán la resiliencia y contarán con los medios para ser autosuficientes a pesar de haber huido de crisis provocadas por el cambio climático, o bien a pesar de vivir en países que son vulnerables a él”.  

En congruencia con esta visión, ACNUR tiene el compromiso de lograr que sus operaciones y cadenas de suministro sean ecológicas. 

Además, partiendo del Marco estratégico para la acción climática, que se publicó en 2020, el nuevo Plan estratégico para la acción climática para el período 2024-2030 detalla una hoja de ruta mundial para priorizar las acciones que ayudarán a los gobiernos de acogida a alcanzar esta ambiciosa meta.  

La acción climática de ACNUR es colectiva, pues es imposible alcanzar las metas sin recibir ayuda. En ese sentido, para apoyar a los gobiernos de acogida, ACNUR colaborará con el sector privado y con otras organizaciones humanitarias y de desarrollo para alcanzar estos cuatro objetivos principales para 2030: 

1. Recibirán protección y se sentirán seguras las personas que cruzan las fronteras para huir de persecuciones, violaciones a los derechos humanos y otras formas de violencia que se relacionan con los estragos provocados por el cambio climático.

ACNUR garantizará que las instituciones nacionales, los órganos regionales, los profesionales del derecho, la comunidad académica, la sociedad civil y otras partes interesadas conozcan de mejor forma las necesidades y los derechos de protección que tienen las personas que cruzan fronteras para ponerse a salvo. Asimismo, ACNUR les guiará para que comprendan la procedencia de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y de otros instrumentos regionales e internacionales cuando las personas necesitan protección internacional. Por otra parte, ACNUR apoya a los Estados y a otros socios – incluidos aquellos del ámbito legal – en la respuesta a las solicitudes de asilo que emanan de los efectos del cambio climático. 

2. Las personas desplazadas por la fuerza y apátridas y las comunidades de acogida gozarán de servicios que promuevan un uso sostenible de los recursos naturales y que preserven la limpieza y la salud del entorno.

ACNUR colabora con las comunidades desplazadas para rehabilitar y conservar el entorno, lo cual mitiga los riesgos de protección, como la violencia de género. Asimismo, la organización ha estado liderando la transición a las energías renovables; por ejemplo, incorporando sistemas solares en pozos que funcionaban con diésel, en centros de salud, en escuelas y demás instalaciones que benefician a las personas desplazadas y a las comunidades de acogida.

Al ampliar el acceso de las personas desplazadas a servicios de agua y saneamiento resilientes al clima, ACNUR ayuda a reducir la dependencia de recursos naturales limitados o escasos, al tiempo que disminuyen las tensiones con las comunidades de acogida. Siempre que le es posible, la organización insta a los gobiernos y a los socios para el desarrollo a promover las inversiones en servicios públicos sostenibles y respetuosos del entorno para las comunidades que han dado acogida a personas desplazadas y apátridas.

3. Las personas desplazadas por la fuerza, las personas apátridas y las comunidades que les han dado acogida podrán prepararse, resistir, recuperarse y protegerse de los efectos del cambio climático.

ACNUR colabora con las autoridades y con agentes locales para crear o ampliar los servicios de protección que benefician a las personas desplazadas por la fuerza, pues los desastres y los efectos del cambio climático exacerban los riesgos de protección. En concreto, la organización ofrece albergue sostenible y resiliente al clima para proteger a las personas desplazadas de inundaciones y fuertes lluvias, así como para reducir el impacto ambiental del desplazamiento. 

Por otra parte, ACNUR trabaja con los gobiernos y con agentes humanitarios o de desarrollo y les insta a garantizar que se incluya a las personas refugiadas, las personas retornadas y las comunidades de acogida en los programas de protección social que responden a las crisis y se adaptan al clima; asimismo, les exhorta a proporcionar ayuda humanitaria en efectivo por medio de los programas de la organización para beneficiar a las personas más afectadas y marginalizadas. 

Aunado a ello, ACNUR colabora con gobiernos y agentes de desarrollo para que los refugiadas, los retornados y las comunidades de acogida tengan acceso a medios de vida respetuosos del ambiente y resilientes al clima, o bien para que puedan crearlos o impulsarlos. Por último, la Agencia de la ONU para los Refugiados trabaja con sus socios para garantizar que los gobiernos y los actores locales creen o amplíen los sistemas de alarma y las medidas de preparación en zonas en las que se han instalado las personas desplazadas. 

4. ACNUR minimizará el impacto negativo que como organización tiene en el ambiente.

La Agencia de la ONU para los Refugiados se esfuerza por reducir su huella de carbono; para lograrlo, ha disminuido las emisiones de gases de efecto invernadero, ha incorporado sistemas de luz solar en sus oficinas y ha tomado medidas para que sus vehículos sean más ecológicos. La transición de energías fósiles a energías renovables hace parte del compromiso de toda la ONU para alcanzar la neutralidad climática.

Al respecto, ACNUR ha incorporado consideraciones ambientales en toda la cadena de suministro, lo que incluye la planeación, la obtención de recursos, el contenido de los materiales, los procesos de fabricación, las adquisiciones, las entregas y la gestión de la vida útil de los artículos de ayuda.

¿En qué lugares se han tomado acciones climáticas?

La Agencia de la ONU para los Refugiados trabaja en una visión a largo plazo en la sede, las oficinas regionales y las más de 130 operaciones de país. Asimismo, hasta 2026 continuará refinando su enfoque en los 22 países que más preocupación generan. 

Por otro lado, como parte de la respuesta humanitaria en Sudán del Sur, ACNUR colaborará con personas refugiadas y comunidades de acogida para que las zonas inundadas produzcan alimentos, lo cual impulsará la resiliencia al clima de las comunidades.

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En Pakistán, con apoyo de los socios para el desarrollo, ACNUR ha estado brindando energías limpias a más de 250.000 personas refugiadas y de las comunidades de acogida. En consecuencia, se ha ampliado el acceso de los refugiados a los medios de vida y, por tanto, a la autosuficiencia. 

En Uganda, la organización ha apoyado el diseño de un plan gubernamental para llevar agua y cuidar del ambiente en zonas que han dado acogida a las personas refugiadas; asimismo, ha obtenido financiación para el desarrollo en beneficio de las personas refugiadas y de las comunidades de acogida.  

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En Malawi, ACNUR está buscando una alianza con la Unión Africana para ofrecer a las poblaciones desplazadas un seguro paramétrico de riesgo climático que les permita contar con fondos predecibles en caso de fenómenos climáticos. Esto fortalece la resiliencia económica frente al cambio climático.  

En los últimos nueve años se han alcanzado las temperaturas más altas en la historia. Las crisis provocadas por el cambio climático son, innegablemente, una devastadora realidad que obliga a las personas a huir y hace que la vida sea aún más dura para quienes han tenido que abandonar sus hogares.

Cada vez es más difícil encontrar soluciones sostenibles en favor de las personas desplazadas, pues el cambio climático ha erosionado las condiciones en los países de origen y de asilo, donde el peligro ha aumentado.

Millones de personas fueron desplazadas tan solo en 2022 debido, por un lado, a las catastróficas inundaciones en Pakistán, en la República Democrática del Congo y en algunas partes del Sahel; y, por otro, a causa del sufrimiento y de las sequías que azotan Afganistán, Madagascar y el Cuerno de África.

La crisis climática es una que afecta a toda la humanidad

La crisis climática está alimentando el desplazamiento y hace que la vida sea aún más dura para las personas forzadas a huir. Poblaciones enteras están sufriendo los estragos del cambio climático; sin embargo, las personas en situación de vulnerabilidad en países frágiles y afectados por el conflicto suelen padecer afectaciones desproporcionadas.

Las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas se encuentran en el frente de la emergencia climática. Muchas de ellas viven en zonas particularmente difíciles, donde no siempre cuentan con recursos que les permitan adaptarse a un entorno cada vez más hostil. 

ACNUR ha estado brindando protección y asistencia a un gran número de personas refugiadas y desplazadas por los efectos del cambio climático; además, las ayuda a ser resilientes en caso de futuros desastres.

Son muchos los efectos del cambio climático; estos pueden desencadenar el desplazamiento, hacer aún más difíciles las condiciones de vida, o bien impedir que las personas desplazadas vuelvan a su lugar de origen. La escasez de recursos naturales – como el agua potable – va en aumento en muchas partes del mundo donde se ha dado acogida a personas refugiadas. El ganado y los cultivos luchan por sobrevivir en lugares donde las condiciones se tornan cada vez más áridas y secas, o bien cada vez más frías y húmedas; esto pone en riesgo los medios de vida. En ese contexto, el cambio climático puede multiplicar las amenazas, exacerbar tensiones existentes y acrecentar posibles conflictos.

Cada año, más de 20 millones de personas deben abandonar su hogar y trasladarse a otros puntos de su propio país debido a los peligros que causan la creciente intensidad y frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos (como lluvias inusualmente fuertes, sequías prolongadas, desertificación, degradación ambiental, ciclones o aumento del nivel del mar).

Muchas de estas personas deben cruzar fronteras en el contexto de desastres y cambio climático; además, en algunos casos, quizás requieran protección internacional. Por tanto, el derecho de los refugiados y de los derechos humanos desempeñan un papel importante en este sentido.

El Pacto Mundial sobre los Refugiados – ratificado por una avasallante mayoría en la Asamblea General de la ONU en 2018 – aborda esta inquietud, pues reconoce que “el clima, la degradación ambiental y los desastres naturales interactúan cada vez más con las causas detrás de los desplazamientos de refugiados”.

“En este momento debemos prepararnos para mitigar futuras necesidades de protección y prevenir el desplazamiento por desastres. No podemos darnos el lujo de esperar a que ocurra otro”.

Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados

 

El papel de ACNUR en la lucha contra el cambio climático y el desplazamiento por desastres

1. Marco normativo 

ACNUR proporciona asesoría, orientación y apoyo jurídico a la comunidad internacional para mejorar la protección que reciben las personas refugiadas y desplazadas en contextos de cambio climático y desastres; además, fomenta discusiones internacionales en torno a los derechos de estas personas. 

 

2. Operaciones

ACNUR se esfuerza por mejorar la predictibilidad de su participación en la anticipación y preparación de cara a emergencias relacionadas con el cambio climático y otros peligros naturales, incluso mediante sólidas alianzas. En ese sentido, tiene el compromiso de reducir la degradación ambiental en contextos de desplazamiento, así como mejorar la preparación y fortalecer la resiliencia de las personas desplazadas y de las comunidades de acogida ante los efectos del cambio climático.

Descubre más detalles sobre el Fondo de Protección Ambiental para Personas Refugiadas, cuyo propósito es invertir en programas de reforestación y cocina ecológica en contextos de refugiados que son vulnerables a los estragos del cambio climático en distintas partes del mundo. 

ACNUR ha incorporado consideraciones climáticas y ambientales en sus respuestas operativas. Asimismo, se está esforzando por hacer más ecológica su cadena de suministro, de principio a fin, y por mejorar la planeación del mismo, así como las fuentes, los contenidos, el proceso de fabricación, la adquisición, la distribución y la gestión del ciclo de vida de los artículos básicos de ayuda y de otros bienes.

 

3. Huella ambiental de ACNUR

ACNUR está trabajando para reducir su huella de carbono; por ello, ha adoptado soluciones ecológicas, reducido la emisión de gases de efecto invernadero y minimizado el impacto negativo en el ambiente.

¿Cómo afecta el cambio climático a las personas refugiadas y desplazadas internas, y qué hace ACNUR al respecto?

En 2020, ACNUR desplegó equipos de asistencia en Centroamérica y en el sur de México, donde cerca de tres millones de personas se vieron afectadas por el huracán Eta, uno de los peores desastres climáticos que han tenido lugar en la región en las últimas dos décadas. En marzo de 2019, cuando el ciclón tropical Idai golpeó Mozambique, Zimbabue y Malawi, ACNUR reubicó a las familias refugiadas en albergues más seguros; además, proporcionó tiendas de campaña, cubiertas de plástico, equipo de saneamiento y agua limpia. En el mismo tenor, ha estado brindando asistencia a las personas rohingyas refugiadas al sur de Bangladesh para mitigar los efectos de monzones, inundaciones y derrumbes. 

Las personas desplazadas por motivos no relacionados con desastres – con inclusión de las personas refugiadas, apátridas y desplazadas internas – suelen residir en lugares particularmente susceptibles al cambio climático, donde se exponen a nuevas causas de desplazamiento y disminuyen las posibilidades de que regresen a su hogar. Tal es el caso de la región de El Sahel, que atraviesa por una de las crisis de desplazamiento en el mundo que crece con gran rapidez. En esta región, casi tres millones de personas se han trasladado a otros puntos de su propio país o han optado por abandonarlo debido a la violencia indiscriminada que ejercen los grupos armados. Se trata de una emergencia humanitaria y de protección que se ha estado agravando y que está exacerbando retos que ya existían en la región, como el cambio climático y la degradación ambiental. 

ACNUR desempeña un papel fundamental en el Grupo Temático Mundial de Protección, el cual protege y brinda asistencia a las personas que han sido desplazadas por la fuerza al interior de sus propios países y que no pueden volver de forma segura a su lugar de origen. Cuando se solicita su intervención, la organización puede desplegar equipos de emergencia para apoyar las labores de registro, documentación y reunificación familiar, así como proporcionar albergue, alimentos y artículos de higiene. 

Al participar en procesos internacionales de creación de políticas, ACNUR ha robustecido su papel en la generación de consciencia sobre el cambio climático como causante del desplazamiento y sobre la importancia de satisfacer las necesidades de protección de las personas refugiadas y desplazadas en contextos de desastres. Desde 2015, como invitado permanente en la Plataforma sobre desplazamientos por desastres (PDD, por sus siglas en inglés) y como integrante del grupo asesor, ACNUR ha fortalecido la colaboración con Estados, socios (tales como la OIMUNDRRCMNUCCOMMPNUD) y otros actores clave para dar respuesta a estos retos.

La Plataforma sobre desplazamiento por desastres es una iniciativa liderada por los Estados para apoyar la implementación de la Agenda de Protección de la Iniciativa Nansen en cuanto al desplazamiento transfronterizo por desastres, el Marco Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Acuerdo de París. Los ejes de colaboración incluyen coherencia en las políticas públicas, compartición de conocimiento, generación de consciencia, apoyo a las operaciones, orientación jurídica y normativa, apoyo en la reducción del riesgo de desastres, acciones climáticas, energías limpias y sostenibilidad ambiental. La publicación de la guía titulada “De las Palabras a la Acción” es el ejemplo más reciente.

¿Refugiados climáticos?

El término “refugiado” hace referencia a las personas que han cruzado fronteras internacionales “debido a fundados temores de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas” (Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951). En algunos contextos, la definición abarca también a personas que huyen de “eventos que alteran gravemente el orden público” (Convención de la OUA de 1969 y Declaración de Cartagena de 1984).

El cambio climático afecta a las personas dentro de sus propios países y, por lo regular, genera desplazamiento interno antes de alcanzar niveles que obligan a las personas a cruzar fronteras. Sin embargo, puede haber situaciones en las que se apliquen los criterios que versan en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, o bien criterios más amplios en términos de la legislación regional en la materia. Por ejemplo, en contextos donde los efectos adversos del cambio climático se combinan con la violencia y el conflicto armado, serán válidas las solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiado.

En seguimiento al estudio “Expuestos al daño”, en 2020, ACNUR emitió Consideraciones jurídicas para orientar la interpretación y análisis internacional de las solicitudes de asilo. En cualquier caso, ACNUR no hace uso del término “refugiado climático”, de manera que es mucho más preciso hacer referencia a “personas desplazadas en contextos de desastres y cambio climático”.