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Hijos de refugiados en Brasilia celebran el Día Universal del Niño

Historias

Hijos de refugiados en Brasilia celebran el Día Universal del Niño

Niños y niñas refugiados en Brasil disfrutaron de una fiesta para celebrar el Día Universal del Niño donde no faltaron la música, multitud de juegos y muchos caramelos y golosinas.
21 November 2013
Niños refugiados juegan en un evento para conmemorar el Día Universal del Niño en Brasilia.

BRASILIA, 21 de noviembre de 2013 (ACNUR) – "El niño [...] necesita amor y compresión" [...] "El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones". Estos principios están recogidos en la Declaración de los Derechos del Niño aprobada el 20 de noviembre de 1959, y además fueron llevados a la práctica por los hijos de refugiados y solicitantes de asilo que viven en Brasilia, capital de Brasil. El pasado miércoles día 20 de noviembre, jornada en que la ONU conmemora el Día Universal del Niño, niños y niñas de diferentes nacionalidades, como Colombia, Paquistán y Sudán, disfrutaron de esta fiesta donde no faltaron la música, multitud de juegos y muchos caramelos y golosinas.

Este evento, celebrado en la Casa da Cultura de Varjão, ha sido promovido por la ONG brasileña "Eu Conheço meus Direitos" (en español, "Conozco mis derechos", y cuyas siglas en inglés son IKMR) en colaboración con el Instituto de Migraciones y Derechos Humanos (IMDH) y con apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Para esta ocasión se desarrolló un completo programa de actividades para cerca de 200 pequeños refugiados en otros cuatro estados del país (São Paulo, Amazônia, Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul). "Cuando creamos un ambiente propicio, los pequeños son capaces de mostrar toda su alegría, fortaleza y garra. Un pasado tan difícil no consigue apartarlos de las ganas de divertirse y de ser niños", destaca Viviane Reis, directora de IKMR.

La larga jornada de juegos ayudó además a estrechar lazos entre niños y niñas desconocidos hasta el momento, pero que sin embargo tenían historias comunes. Es, por ejemplo, el caso de Sara*, una joven paquistaní de 14 años que encontró a la pequeña Jamila*, de 9 años de edad y que procede de Sudán. "¡Fue un gran día! Disfruté mucho de todo y sobre todo de conocer a nuevos amigos", relata Sara, que vino desde São Paulo como invitada especial de la ONG. Ella toca la flauta dulce y cantó la canción "Tocando em frente", famosa composición del cantautor brasileño Almir Sater y cuyos versos a veces parecen reflejar su propia historia: "Camino despacio porque ya fui deprisa, y llevo siempre esta sonrisa porque ya lloré demasiado".

Para el representante de ACNUR en Brasil, Andrés Ramirez, jugar es además de un derecho esencial, una necesidad que permite la evolución física y mental de los niños. "Es por medio de los juegos que los pequeños desarrollan habilidades relacionadas, por ejemplo, con la creatividad y la socialización, facetas indispensables para la vida adulta", afirma.

"Lo que más me gustó fue jugar en los castillos inflables", contaba Elisa*, de 7 años e inseparable de su hermana pequeña. Su familia abandonó Colombia y vivió en Venezuela antes de instalarse definitivamente en Brasil. Allí esperan encontrar la paz necesaria para un nuevo comienzo.

Para Rosita Milesi, directora del IMDH – entidad asociada con ACNUR para la asistencia directa a refugiados y solicitantes de asilo en el Distrito Federal de Brasilia – la integración de los niños es un paso fundamental para que los padres se sientan acogidos en el país. "Los niños no son una dificultad a añadir en el proceso. En general, es suficiente con que éstos tengan acceso a las políticas públicas y comiencen a socializarse en la escuela para garantizar la integración de la familia", observa.

Durante esta semana, la Agencia de la ONU para los Refugiados y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) firmaron un acuerdo para fortalecer la protección de los niños refugiados y apátridas en Brasil. Según el Comité Nacional para los Refugiados (CONARE), entidad relacionada al Ministerio de Justicia, en Brasil viven cerca de 4.400 refugiados, de los cuales un 12% son menores de 17 años.

(*) Nombres cambiados a petición de los entrevistados.

Por Júlia Tavares, en Brasília, Brasil

Gracias al Voluntario En Línea Francisco Domínguez por el apoyo ofrecido con la traducción del portugués de este texto.