Refugiados sirios tienen la oportunidad de asistir a las universidades turcas
Refugiados sirios tienen la oportunidad de asistir a las universidades turcas
CAMPO DE REFUGIADOS DE ADIYAMAN, Turquía, 27 de diciembre (ACNUR) – Tamara y Eilada, dos hermanas sirias refugiadas, pueden haber perdido su hogar y la mayoría de sus pertenencias, pero no su esperanza de estudiar y de tener un futuro fructífero y productivo.
Tamara, de 20 años, y Eilada, de 18, huyeron de Idlib, en el norte de Siria, en septiembre. Hoy, viven en una tienda de campaña en un campo de refugiados al sur de Turquía con sus padres, dos hermanos y una hermana. A pesar del cambio dramático en sus vidas, Tamara y Eilada podrán seguir sus estudios universitarios en Turquía.
Ellas forman parte de los 7.200 refugiados sirios que han encontrado cobijo en el campamento de Adiyaman. Construido y gestionado por el gobierno turco, es uno de los 14 campos que acogen a más de 141.000 refugiados sirios en siete provincias. ACNUR proporciona apoyo técnico a las autoridades para asistir a los refugiados.
En el marco de un programa de educación extremadamente generoso, el gobierno permitirá a los refugiados sirios cualificados asistir a las universidades turcas a partir del próximo mes de marzo. Ramazan Kurkud, responsable de los programas de educación en Adiyaman, dijo que 70 residentes en el campo habían presentado sus solicitudes para estudiar una licenciatura y otros 10 para cursar estudios de master en las universidades turcas. "Los estudiantes pueden aprender en siete universidades de todo el país", indicó Ramazan Kurkud.
"Empezarán a estudiar en marzo. El gobierno ha decidido que todos los refugiados sirios estarán exentos del pago de las tasas universitarias".
Para Tamara y Eilada, su sueño se ha hecho realidad.
Eilada acaba de finalizar el instituto y se estaba preparando para ir a la universidad cuando el estallido de violencia en Siria frenó bruscamente sus estudios. "Fue a comienzos de agosto; yo iba con mis compañeros en un minibus hacia la Universidad de Alepo para hacer el examen de ingreso", dijo Eilada.
"De repente, nos encontramos en medio del fuego cruzado. Había disparos por todas partes. Yo chillaba y lloraba. No sabía a dónde ir o qué hacer. Estaba tan asustada que ni siquiera podía levantarme. Encontré refugio en una casa cercana".
Tamara, una estudiante de tercer año de arquitectura e ingeniería civil en la Universidad de Alepo, cuenta que no podía seguir yendo a clase por la deteriorada situación de seguridad en la ciudad. Ya ha perdido un semestre de sus estudios
Después de que la casa de Tamara y Eilada en Idlib resultara parcialmente destruida en septiembre, la familia decidió huir en busca de seguridad hacia la frontera entre Siria y Turquía.
"Cuando dejamos nuestra casa, teníamos la impresión de que llovían balas desde el cielo", recuerda Tamara. "Nos trasladábamos de un refugio a otro para poder protegernos".
"Nos marchamos de Idlib hace tres meses", continuó. "Pasamos 40 días en el lado sirio de la frontera con muy poca agua y sin electricidad. Ahí la higiene era muy pobre. Tuve una intoxicación alimentaria y estuve enferma durante una semana".
Después de su viaje, Tamara y Eilada se sintieron aliviadas cuando lograron llegar al campo de refugiados de Adiyaman. "El gobierno turco entregó dos tiendas de campaña a mi familia, colchones, mantas y un calefactor eléctrico", dijo Eilada. "Recibimos tres comidas calientes al día. Le debemos mucho al gobierno turco por su apoyo".
Aunque sus vidas han sufrido un vuelco, Tamara y Eilada finalmente pudieron recuperar un cierto sentimiento de normalidad cuando se enteraron de que podrían matricularse en una universidad turca. Su objetivo de finalizar sus estudios universitarios todavía es todavía posible y mantienen la esperanza de un futuro mejor.
"Mi sueño es estudiar arquitectura e ingeniería civil y contribuir a la reconstrucción de mi país", dice Eilada. "Estoy muy feliz por tener la oportunidad de estudiar en un entorno de paz. Quiero trabajar durante un tiempo en Turquía antes de volver a mi país. Quiero devolver a Turquía algo de la hospitalidad que este país nos está ofreciendo al acogernos".
*Nombres cambiados por razones de protección.
Por Mohammed Abu Asaker en el campo de Adiyaman, en Gaziantep, Turquía