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Un centro digital conecta a las personas desplazadas de Burkina Faso con nuevas oportunidades

Historias

Un centro digital conecta a las personas desplazadas de Burkina Faso con nuevas oportunidades

En la ciudad de Kaya, un “Centro de Conectividad” permite a las comunidades de acogida y a las personas desplazadas por la fuerza acceder a cursos en línea, adquirir nuevos conocimientos digitales y mantenerse en contacto con sus seres queridos.
21 June 2024
Un hombre con casco blanco prueba una batería en un pequeño puesto de electrónica

Julien fue desplazado interno hace cuatro años y ha creado un negocio de venta de equipos de energía solar, baterías y accesorios telefónicos.

Zourata Sawagdogo, de 34 años, llegó a Kaya, ciudad de la región Centro-Norte de Burkina Faso, hace cuatro años tras verse forzada a huir de un estallido de conflicto en la cercana ciudad de Barsalogho, donde vivía con su familia. Al huir de su ciudad natal, Zourata se unió a otros dos millones de personas desplazadas por la fuerza en Burkina Faso, desarraigadas y obligadas a reconstruir sus vidas.

Lo primero que pensó fue en sobrevivir. Se puso a buscar trabajo donde podía, ayudando a una vecina a vender pasteles o haciendo jabón líquido. “Poco a poco fui recuperándome”, cuenta Zourata. “Una vez que tuve más trabajo, compraba datos móviles una vez a la semana, para poder escuchar los mensajes de voz que me enviaban mis padres”.

Aunque Kaya ofreció a Zourata refugio frente a la violencia, las deficientes infraestructuras de la ciudad hacían que el suministro eléctrico siguiera siendo esporádico y la conectividad a Internet y a la telefonía móvil limitada. Como resultado, ella y otros residentes de Kaya – tanto nuevos como antiguos, desplazados y comunidades de acogida – estaban en gran medida aislados de un mundo cada vez más digital, perdiendo oportunidades de adquirir habilidades y conocimientos que podrían cambiar sus vidas, o de mantenerse en contacto con sus seres queridos.

Para reducir esta brecha digital y conectar a los residentes de Kaya con el mundo exterior, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, inició la creación de un centro digital para fomentar el conocimiento y el aprendizaje en línea. El equipo de Tecnología de la Información (IT, por sus siglas en inglés) de ACNUR equipó el centro con paneles solares para suministrar energía fiable y se asoció con una empresa del sector privado para mejorar la conectividad a Internet y establecer una red Wi-Fi local.

Experiencia transformadora

El “Centro de Conectividad” abrió sus puertas por primera vez en 2022, permitiendo a las comunidades de acogida y a las personas desplazadas acceder a cursos en línea y presenciales sobre diversos temas, como tecnologías de la información, alfabetización digital y uso responsable de las redes sociales, así como agricultura y negocios.

Los cursos son impartidos por personal de ACNUR junto con miembros de WakatLab, una organización burkinesa especializada en formación digital para jóvenes. Más allá de las oportunidades educativas y de un espacio para aprender nuevas habilidades, el Centro de Conectividad también ofrece acceso gratuito a Internet las 24 horas del día para todos a través de su red Wi-Fi.

La experiencia de visitar el centro ha sido transformadora para Zourata.

Tras asistir a cursos de emprendimiento, agricultura, informática y análisis de datos, puso en marcha un exitoso negocio de cría de conejos y ahora gana lo suficiente para pagar la educación de sus hermanas pequeñas.

Una mujer con un pañuelo rosa en la cabeza sentada en un edificio de paredes de ladrillo con conejos que se alimentan de tazones

Zourata Sawagdogo creó una empresa de cría de conejos tras seguir cursos en línea sobre iniciativa empresarial y agricultura.

“El centro me ha permitido ser autónoma”, afirma. “Gracias a todo esto, he podido enviar a mis dos hermanas de regreso a la escuela”.

Zourata es también una de las 50 personas de la localidad que han obtenido el certificado de instructora del centro, lo que le permite enseñar a otras personas y contribuir a la sostenibilidad del centro. Ahora, además de su próspero negocio de cría de conejos, Zourata participa como capacitadora voluntaria en la recopilación y el análisis de datos del centro, y sus conocimientos la han llevado a trabajar con organizaciones no gubernamentales en Kaya.

Independencia económica

Al igual que Zourata, Julien Bamogo, de 30 años, llegó a Kaya hace cuatro años, después de convertirse en desplazado interno tras un ataque mortal a su pueblo natal de Foubé. De espíritu emprendedor, Julien empezó vendiendo accesorios de telefonía móvil de puerta en puerta, con lo que ganaba dinero para mantenerse a sí mismo, a su pareja y a su hijo. Después asistió a cursos sobre redes sociales y marketing en el Centro de Conectividad, y aplicó sus nuevos conocimientos para hacer crecer su negocio y ampliarlo a la instalación de paneles solares.

“Este proyecto de conectividad supone una evolución para jóvenes empresarios como yo”, explica Julien. “Participamos en estos cursos para aprender habilidades que nos ayuden a llevar mejor nuestros negocios”.

Más allá de las habilidades empresariales y las oportunidades de conectarse digitalmente con el mundo, el centro también imparte clases sobre temas sociales como violencia de género, salud sexual y masculinidad positiva, atrayendo hasta ahora a más de 1.845 participantes.

Hombres y mujeres sentados detrás de una fila de pupitres con ordenadores portátiles encendidos en un aula.

Asistentes a una sesión de formación en el Centro de Conectividad de Kaya.

Michel Kalemba, especialista en tecnologías de la información de ACNUR , quien ayudó a diseñar y construir el Centro de Conectividad, señala que es una fuente de orgullo y propósito, que ilustra algunas de las formas en que la tecnología y la conectividad pueden empoderar a las comunidades, apoyar la autosuficiencia y servir de salvavidas para la población desplazada por la fuerza.

“A través de este proyecto, puedo ver realmente el impacto en las vidas de las personas con las que trabaja ACNUR y para las que trabaja”, comenta Michel, añadiendo que, con más financiación, espera que el proyecto pueda ampliarse más allá de Kaya, llevando los beneficios de los que disfrutan Zourata y Julien a otras personas desplazadas.

“Para mí, la conectividad es la hoja de ruta hacia la autonomía”, afirma Zourata, quien atribuye al centro el mérito de proporcionar un camino hacia la independencia económica, “mientras que para la comunidad es una herramienta para reducir el desempleo juvenil y encontrar a familiares perdidos”.

“El centro me ha permitido ser autónoma”.

Zourata Sawagdogo, 34 años