Un musical saca a relucir en Berlín el talento de los refugiados
Un musical saca a relucir en Berlín el talento de los refugiados
Al final de la obra, el público se pone en pie para ovacionar al elenco multicultural de "Hoch Hinaus" ("Volando Alto") y al compositor estadounidense Todd Fletcher.
La noche anterior, Fletcher, de 48 años, un graduado de Harvard con 35 musicales bajo el brazo, no pudo conciliar el sueño por los nervios provocados por su última aventura: subir a los escenarios de Berlín, Hamburgo y Leipzig a refugiados con escaso conocimiento de la música occidental y del idioma alemán.
Sin embargo, la apuesta salió bien, dando lugar a un exitoso tour cuya historia pone al día la eterna batalla entre el bien y el mal.
"Estoy en el ejército de los malos, vestido de negro", dice Rahman Yaqoubi, de 17 años, un afgano que creció en el exilio en Irán. "Me gustan Justin Bieber y Michael Jackson – cómo baila. Para mí no había forma de poder actuar en Irán. Es muy divertido trabajar con Herr Todd; es un tesoro".
Fletcher se crió en Connecticut (EE.UU), donde se impregnó de la pasión, el espectáculo y la música de las iglesias bautistas sureñas. Vive en Alemania desde 2006, donde ha trabajado en varios proyectos con jóvenes."Hoch Hinaus" es el fruto de la cooperación entre su propia compañía, PluralArts International, y la organización benéfica católica alemana Malteser Hilfsdienst.
"Tengo un amigo que gestionaba un refugio", dice Fletcher. "Tenía curiosidad por los refugiados, pero nunca había conocido a ninguno. Los veía acostados en sus camas, pasando el rato con sus teléfonos, cientos de hombres sanos e inteligentes sin nada que hacer. Pensé que era un desperdicio de talento". Entonces tuvo la idea de escribir un musical para ellos.
"Volando Alto" se basa más o menos en las experiencias de los refugiados, explorando temas como la amistad, la libertad y la traición. Una fantasía, con ecos de "El mago de Oz" y "Alicia en el país de las maravillas", cuenta cómo un grupo de campesinos inocentes, vestidos de blanco, son capturados por las fuerzas de la Pequeña Bruja, vestidos de negro.
Los campesinos son retenidos como rehenes en las montañas y obligados a participar en la fiesta del té de la bruja hasta que el héroe, Maher, con ayuda de la princesa Deyse, llega al rescate y las partes en conflicto se reconcilian.
Muchos de los solicitantes de asilo que llegaron a Europa en 2015 eran hombres jóvenes, así que la mayoría de los papeles femeninos en el musical son interpretados por alemanas. Sin embargo, también hay mujeres refugiadas en el elenco, y otras que ayudan a crear los disfraces, con las habilidades aprendidas en sus países de origen.
Aprender la letra ha sido una buena forma para que los refugiados mejoren su alemán, parte esencial de su integración, aunque solo los "buenos" cantan en alemán; los villanos hablan inglés. Los ensayos han durado meses. Además de trabajar con los refugiados que reclutó en Berlín, Fletcher viajaba todos los lunes a Hamburgo para ensayar allí con jóvenes.
Cuando llegó la última semana de ensayos –en el centro cultural ufaFabrik de Berlín-, comenzó a sentirse la presión. "Parece que todo lo que hago es gritar y gritar", narra Fletcher. Sin embargo, a los artistas les encantaba. "Soy feliz cuando canto", dice Kim Saad, de 30 años, un palestino que vivió en Libia antes de venir a Europa. Es mayor que los demás e interpreta a un anciano. "He estado bajo mucha tensión porque perdí a mi esposa e hija en la guerra en Libia. El musical me ha ayudado".
Nastassja Selow, de 14 años, interpreta a la bruja: "ha sido muy divertido. Nunca había interpretado un papel así y tampoco conocía a ningún refugiado. Nos hemos hecho amigos. No quiero que esto se termine porque ya no los veré todas las semanas".
Fletcher llama al orden al reparto."Todos a la derecha", dice. "Tenemos siete minutos para aprender algo nuevo, pero es muy fácil."
'¡Levantad vuestras voces y cantad!
Ya no tenemos que esperar más,
Somos más fuertes. ¡Levantaos ahora!
Hemos hecho girar la llave dorada,
Por fin somos libres . . . ' "
En cuestión de minutos, el elenco se había aprendido la coreografía de la canción.
Con apenas unas horas para que llegara el estreno, Maher confesaba su nerviosismo.
"No tengo una voz perfecta, pero Todd dijo que todos podemos cantar, así que lo intenté y ha sido genial", explica el héroe de la obra.
"Sé que algún día iremos a casa y volveremos a construir nuestro país."
Pero tal vez el verdadero héroe es Reza Yaqoubi, de 17 años. Con escasa antelación, intervino para reemplazar a un miembro del elenco que enfermó y se aprendió el papel de Reza el Traidor –clave para la obra- en solo una semana. "En la historia, soy el perdedor". Tengo miedo de todo, pero sé idiomas y leer mapas, así que puedo salvar a los demás. Pero no me veo como la estrella. No estoy solo en el escenario".
"La música es un lenguaje universal", dice modestamente. "La música es un sentimiento que todos podemos entender".
"Volando Alto"cuenta con hermosas canciones: "The Travel Prayer", que combina oraciones islámicas, cristianas y judías para viajar a salvo; "Siempre y en todas partes", en el que el guerrero blanco Khaled promete estar siempre allí para su amigo; y "I Never Knew", el dúo de amor entre la Princesa Deyse y Maher.
Fletcher ha hecho posible que el talento que los refugiados llevaban dentro floreciese. "Mi lema", dice, "es lo que decía (el que fuera dos veces primer ministro británico) Benjamin Disraeli: 'Lo mejor que puedes hacer por otro no es compartir tus riquezas sino revelarle las suyas'".
Los refugiados parecen sorprendidos por el estruendoso aplauso que reciben tras la última canción, "Finally Free".
Sin embargo, no es el final. El musical termina con Maher subiendo la montaña para liberar a otros que permanecen esclavizados. Maher, que llegó a Alemania en tren en 2015, encuentra significado a cada nota del musical. "Perdí amigos en Siria", dice. "Cuando llegué a la estación de Munich, habría cantado 'Finally Free' si la hubiera sabido entonces. Ahora estoy en Alemania, estudiando. Pero como todos los sirios, sé que algún día iremos a casa, construiremos nuestro país de nuevo, y haremos un futuro completamente diferente".
Por Helen Womack