El Ejército de Resistencia del Señor incrementa sus ataques en África central
El Ejército de Resistencia del Señor incrementa sus ataques en África central
ACNUR ha recibido informes de nuevos actos de violencia por parte del Ejército de Resistencia del Señor en África Central en las últimas semanas.
Desde nuestra última nota de prensa emitida el 6 de marzo, se han registrado 13 nuevos ataques del Ejército de Resistencia del Señor (Lord Resistance Army LRA, por sus siglas en inglés) en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC). La mayoría se produjeron en el territorio de Dungu entre el 6 y el 25 de marzo. Dos personas fueron asesinadas y otras 13 secuestradas, entre ellas un niño en la ciudad de Aba. La violencia también ha desplazado a más de 1.160 personas en la zona de Dungu.
Con estas últimas acciones, se eleva a 33 el número de ataques del LRA en el noreste de República Democrática del Congo en lo que va de año, con más de 4.000 personas desplazadas. También se han recibido informes sobre ataques del grupo rebelde ugandés en Bondo, cerca de la frontera con la República Centroafricana (RCA).
En la República Centroafricana, los ataques atribuidos al LRA se reanudaron en enero, después de un periodo de calma desde abril de 2011. En la región del sudeste del país este año se han registrado once ataques, 8 de ellos han tenido lugar cerca de las ciudades de Zemio y Mboki, donde ACNUR asiste a poblaciones de refugiados y desplazados internos. Según las fuerzas de defensa y seguridad de la República Centroafricana, cuatro personas murieron durante los ataques y 31 fueron secuestradas.
La situación de seguridad en el sudeste de la República Centroafricana sigue siendo extremadamente precaria. Una excepción es la ciudad de Obo, donde la situación ha mejorado gracias a la presencia de las tropas estadounidenses desplegadas en octubre del año pasado para impulsar los esfuerzos de las fuerzas armadas conjuntas de la RCA y Uganda con el objetivo poder capturar al líder del LRA y sus tropas.
El personal de ACNUR en el terreno señala que las patrullas conjuntas de los ejércitos nacionales por los alrededores de Obo, que han contado con el apoyo de asesores militares de Estados Unidos han permitido a las autoridades locales garantizar la seguridad en un radio de 25 km alrededor de la ciudad, mientras que antes de que se iniciaran estas acciones de vigilancia, el radio de seguridad era de tan sólo 5 km. Esto está permitiendo a los habitantes de Obo atender sus granjas.
El LRA también lleva a cabo ataques en el sur de Sudán. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), en 2011 en este tipo de ataques murieron 18 personas, otras nueve resultaron heridas, 49 fueron secuestras y 7.382 personas desplazadas en el país.
No se tiene conocimiento de que se hayan producido ataques del LRA en el sur de Sudán en 2012, sin embargo, ACNUR recibe con regularidad nuevos grupos de refugiados que huyen de los ataques del LRA en la República Democrática del Congo y la República Centroafricana. Los estados de Sudán del Sur Occidental y Equatoria Central acogen en estos momentos a más de 22.000 refugiados procedentes de estos dos países vecinos, incluyendo a las más de 700 nuevas llegadas registradas este año.
Sudán del Sur se está preparando para acoger a las fuerzas de la Unión Africana con el objetivo de coordinar un esfuerzo regional para acabar con las amenazas del LRA.
ACNUR acoge con satisfacción estas iniciativas regionales e internacionales sin precedentes para poner fin a las atrocidades del LRA en la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, e insta a todos los actores a respetar los derechos humanos y minimizar los riesgos para la población civil.
Los ataques indiscriminados del LRA contra la población civil en estos tres países han dejado a unas 440.000 personas desplazadas en el interior de sus países o viviendo como refugiados en otros Estados. De ellas, 335.000 se encuentran en la República Democrática del Congo.
ACNUR trabaja con las autoridades locales, otras agencias de la ONU, así como con organizaciones no gubernamentales para dar asistencia a las personas que escapan o son rescatadas del LRA. Algunos supervivientes han contado al personal de ACNUR que durante su cautiverio, fueron torturados antes de ser utilizados como porteadores, mientras que otros tuvieron que presenciar el asesinato de sus familiares.