Comunidades indígenas huyen en Colombia luego del apoderamiento de su territorio por parte de un nuevo grupo armado
Comunidades indígenas huyen en Colombia luego del apoderamiento de su territorio por parte de un nuevo grupo armado
RÍO BAUDÓ, Colombia 10 de Abril de 2009 (ACNUR) – El ingreso el último mes de uno de los nuevos grupos armados irregulares de Colombia en una zona selvática desolada ha forzado a más de 25 comunidades indígenas a huir de sus territorios colectivos en el noroeste del departamento del Chocó.
Más de 2.000 indígenas Embera se han refugiado en media docena de pueblos a lo largo de la ribera del río Baudó. La asistencia humanitaria se encuentra disponible en algunas zonas pero ha tenido hasta el momento un alcance limitado en pueblos que se encuentran más alejados en donde podría ser distribuida de una forma más eficiente.
La selva tropical chocoana se extiende a más de 1.000 kilómetros a lo largo de la costa pacífica colombiana, recorriendo la frontera con Panamá y el norte del Atlántico. Es una zona estratégica y rica en recursos naturales lo que la hace principalmente atractiva para los grupos armados irregulares, área en donde hay presencia de las fuerzas armadas nacionales que controlan la entrada y la salida de los puntos de acceso de esta región.
El último grupo armado llegó y entró con 200 hombres a inicios del mes de Marzo para tomarse uno de los principales ríos: El Baudó. A medida que aumentaban los enfrentamientos río arriba con el grupo guerrillero que opera en la zona por el control del territorio, los hombres han aumentado la violencia contra la población indígena.
Durante una misión al río Baudó realizada la última semana, un equipo del ACNUR recepcionó testimonios acerca de los actos de violencia cometidos. En una de estas comunidades, el ACNUR se encontró con 14 adultos y adolescentes, quienes habían sido fuertemente golpeados, amarrados y amenazados. En otra comunidad dos menores de edad de 13 y 14 años fueron secuestrados por varios días para que sirvieran como guías en los alrededores de la selva. En todo caso, los perpetradores de este hecho trataron de obtener información sobre el paradero del grupo guerrillero que opera en la zona.
El ACNUR está extremadamente preocupado por los reportes sistemáticos de casos de violencia sexual contra mujeres indígenas durante la ofensiva. El ACNUR fue informado de dos casos de violaciones, dos intentos más y un reporte de violaciones sexuales masivas.
"Yo estaba lavando la ropa en el río cuando llegaron", cuenta una joven indígena. "Dos hombres me agarraron por el cuello, yo logré desprenderme aunque ellos se quedaron con mi shakira (collar tradicional hecho con semillas, usado por las mujeres Embera) en sus manos. Yo tomé a mi bebé y corrí hacia el interior de la selva".
Dado el tabú cultural depositado sobre las relaciones sexuales forzadas en la cultura Embera, los numerosos reportes son probablemente menores en relación a la situación real.
El ACNUR condena contundentemente estos actos como claras violaciones al Derecho Internacional Humanitario, los cuales limitan a todas las partes en un conflicto a respetar las normas básicas humanitarias, especialmente el principio de distinción entre civiles y combatientes. El ACNUR hace un llamado al gobierno de Colombia y a las Fuerzas Armadas Nacionales a cumplir con sus obligaciones en la protección de la población local, tomando medidas especiales como ha sido establecido en principios internacionales, como también en la Constitución colombiana y en la legislación nacional, para prevenir más desplazamientos forzados de comunidades indígenas.
A lo largo del río Baudó 25 comunidades indígenas, todas ellas parte del territorio colectivo Embera ahora permanecen vacías después de que sus habitantes huyeran en pequeñas canoas o corriendo hacia el interior de la selva. Algunos continúan desaparecidos casi un mes después.
"La gente tenía pánico y muchos corrieron como pudieron, algunos se perdieron. Un anciano de nuestra comunidad fue separado del grupo y fue mordido por una serpiente. Cuando lo encontramos en la mañana estaba muerto", dice un líder Embera.
La mayoría ha encontrado refugio en otras comunidades Embera como Catrú, Playita o Nuncidó. Estas pequeñas poblaciones en algunos casos han doblado el tamaño de su población con la llegada de los nuevos visitantes. En todos los lugares hay escasez de comida y de albergues aún así las comunidades locales tratan de compartir lo poco que tienen. En todas partes la atención médica es reducida sumado al hecho de una ausencia casi total de autoridades civiles del Estado.
La misión del ACNUR encontró en Nuncidó a 185 personas desplazadas, localidad que tiene una población de alrededor de 575 personas que poseen las mismas urgencias y necesidades en atención. Este pueblo es el más alejado – arriba del río Cedro un afluente del Baudó – donde la población no ha recibido asistencia de las autoridades locales ni nacionales. En todas las comunidades se presentan amplias necesidades de atención sicosocial para las víctimas.
Otros indígenas desplazados han encontrado refugio en pueblos no Emberas a lo largo del Baudó, en algunos como Puerto Meluk hay serias dificultades en salud debido a las condiciones de hacinamiento en las viviendas disponibles. Las infecciones pulmonares y la diarrea se han generalizado en los niños más pequeños y la última semana un bebé Embera de cuatro años murió en Puerto Meluk. Hay varios casos de tuberculosis como también de malnutrición crónica. Varios líderes indígenas reportaron que sus comunidades están viviendo bajo un bloqueo impuesto por los grupos armados, quienes han decretado restricciones a su libertad para pescar y cazar.
En todas las poblaciones, el ACNUR se encontró con autoridades para reportar sus hallazgos e insistir en la necesidad de respuestas oportunas, como lo establecen los principios internacionales y la legislación nacional. Más allá de las preocupaciones por la asistencia humanitaria de emergencia, el ACNUR se encuentra bastante preocupado por las perspectivas al largo plazo para los indígenas Emberas desplazados y en riesgo de serlo.
Con las pocas probabilidades de un mejoramiento de la situación humanitaria en el corto plazo, es una profunda preocupación que muchos Emberas continúen siendo víctimas de abusos, retaliaciones y presiones. El ACNUR está trabajando con las autoridades indígenas para ayudarlos a formular y poner en práctica planes de prevención y protección.
Al menos 27 grupos indígenas están en riego de extinción en Colombia, como resultado de un prolongado conflicto armado y del desplazamiento forzado. Su supervivencia depende de continuar en sus territorios ancestrales. En el Auto 004 expedido en el mes de Enero, la Corte Constitucional de Colombia les ha dado a las autoridades locales y nacionales seis meses para reportar sobre las acciones tomadas para proteger a las comunidades indígenas en riesgo, específicamente pidiendo una atención urgente a la región del Baudó
Por Marie-Helene Verney, en Chocó, Colombia