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Diecisiete ejemplos de refugiados que lideran el desarrollo sostenible

Una mujer riega un plantío de vegetales en un jardín en Ouallam, Níger; lo comparten personas refugiadas, desplazadas internas y locales.

En 2015, las Naciones Unidas adoptaron una serie de objetivos para acabar con la pobreza, erradicar las desigualdades y revertir o detener los estragos del cambio climático hacia 2030. Estos objetivos, en conjunto, se conocen como Objetivos de Desarrollo Sostenible (OSD), y se traducen en compromisos que han asumido los líderes del mundo para actuar con inmediatez sin dejar a nadie atrás. 

Se ha recorrido la mitad del camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, si bien ha habido avances, estos no se han logrado a la velocidad ni con la magnitud que se necesita. Además, las crisis nuevas y existentes han exacerbado obstáculos de larga data para el desarrollo sostenible.  

Aprovechando la inercia en torno a la Cumbre sobre los ODS, que tendrá lugar en septiembre en Nueva York, el Foro Mundial sobre los Refugiados ofrecerá otra gran oportunidad para movilizar acciones que generen cambios positivos en la vida de las personas refugiadas, así como promover la adquisición de compromisos para brindar apoyo a los países de acogida. 

En ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se sabe que las personas más afectadas por los desafíos más pronunciados en el mundo son quienes están en una mejor posición para descubrir e implementar soluciones. Si bien los conflictos armados, la creciente inseguridad alimentaria y la emergencia climática han llevado a las personas desplazadas en el mundo al borde del abismo, muchos refugiados han encontrado maneras de retribuir a las comunidades de acogida como educadores, defensores de derechos, emprendedores, activistas climáticos y trabajadores del sector salud, entre otras actividades. Por tanto, es necesario que reciban apoyo y ánimos en sus esfuerzos. La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible depende de la inclusión de las personas refugiadas – incluidas las personas jóvenes – en los sistemas nacionales y las redes de seguridad social, las economías locales, así como los planes y respuestas de desarrollo.  

Estos son algunos ejemplos de personas refugiadas que están marcando la pauta.

“La inclusión es una de las mejores formas de protección; y el desarrollo suele facilitar la inclusión (en las sociedades, los servicios y la economía)”.

Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados

 

ODS 1: Fin de la pobreza

Los países de renta media y baja han dado acogida a cerca del 74% de las personas refugiadas, mientras que los países menos desarrollados han acogido a un 22%. A pesar de los apabullantes obstáculos que enfrentan, muchas personas refugiadas han logrado reconstruir sus vidas, sostener a sus familias y retribuir a las comunidades de acogida mediante emprendimientos y negocios.


En Burundi, por ejemplo, un panadero congoleño prepara pan diariamente para la población local y para otras personas refugiadas; hacerlo le ha devuelto la dignidad y es la fuente de la que obtiene ingresos para sostener a su familia. Shebulike sueña con ampliar el negocio, pero se lo impiden la falta de electricidad y las restricciones a la circulación de las personas refugiadas. ACNUR ha estado abogando por conectar los campamentos de refugiados de Burundi con redes nacionales de suministro eléctrico; de esa forma, las personas refugiadas tendrán más acceso a oportunidades económicas.

Mientras sonríe para la cámara, un refugiado en la República Democrática del Congo sostiene una hogaza de pan recién horneado.

“Ser refugiado no es una desventaja; tampoco es el fin del mundo. Soy prueba viviente de que se pueden lograr grandes cosas aun siendo refugiado. No conozco ninguna persona refugiada que quiera permanecer en una situación precaria y ser dependiente indefinidamente”.

Shebulike 

 

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ODS 2: Hambre cero 

Los índices de hambruna sin precedentes que vemos actualmente se deben, entre otras cosas, al aumento del costo de los alimentos y del combustible a raíz de la guerra en Ucrania, el impacto de la crisis climática y los estragos de la pandemia de COVID-19. Las afectaciones que han sufrido las personas forzadas a huir han sido desproporcionadas; además, debido a la escasez de fondos, la ayuda alimentaria que se brinda a los refugiados ha disminuido en quince países. 


Las personas desplazadas por la fuerza deben ingeniárselas para poder llevar alimentos nutritivos a sus familias.

Con el aumento del costo de los alimentos y debido al recorte de las raciones, los refugiados saharauis que viven en campamentos en la región desértica de Tinduf, en Argelia, han creado un programa de cocina poco usual, cuya protagonista es Haha, una refugiada saharaui. Haha ayuda a otras personas a preparar comidas saludables y nutritivas aun con pocos recursos; lo logra mezclando comida saharaui tradicional con nuevas recetas e ingredientes.

“El programa básicamente trata de mostrar a las mujeres y a las familias cómo preparar alimentos nutritivos con raciones de comida reducidas”.

Haha 

ODS 3: Salud y bienestar

Si bien están muy expuestas al trauma y al estrés, las personas que huyen de conflictos y persecuciones rara vez tienen acceso al cuidado de la salud mental. Las adversidades que enfrentan incluyen separación familiar, peligrosas travesías, violencia y abusos, xenofobia, y falta de medios de vida. Aunque se requieren recursos adicionales, las personas refugiadas se las han ingeniado para ofrecer servicios para el cuidado de la salud mental.

Una mujer que tiene audífonos puestos utiliza una laptop; a lado suyo está otra mujer hablando por teléfono

Svitlana (derecha), una psicoterapeuta de la crisis que es originaria de Ucrania, recibe llamadas en una línea de atención confidencial a la que pueden comunicarse las mujeres refugiadas de Ucrania que se encuentran en peligro.

La Liga por la Salud Mental es un grupo integrado primordialmente por psicólogas ucranianas en Eslovaquia que reciben llamadas de otras personas refugiadas de Ucrania a través de una línea de atención. Estas personas solicitan ayuda debido a que sufren ansiedad, tienen pensamientos suicidas o necesitan asesoramiento legal; algunas de ellas son sobrevivientes de violencia de género. Svitlana, quien huyó de Járkov, es una de las trece psicólogas que integran el equipo. 

“Poco a poco, las personas dejan de llorar y de gritar, empiezan a hablar más pausadamente, su respiración se ralentiza, así que, después de un tiempo, percibimos que se sienten mejor”.

Svitlana

 

ODS 4: Educación de calidad

Alrededor del 40% de las personas refugiadas tienen menos de dieciocho años; por desgracia, la educación de calidad no suele estar a su alcance. De un total de 14,8 millones de niñas y niños refugiados en edad escolar, se estima que un 51% asiste a la escuela; en otras palabras, más de siete millones de niñas y niños refugiados no están recibiendo educación. Además, apenas un 6% de la población refugiada asiste a instituciones de educación superior.


En la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, que se llevó a cabo en 2022 durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, convergieron docentes y estudiantes refugiados para solicitar que se otorgue acceso a educación de calidad a la niñez y la juventud refugiadas en su totalidad, haciéndolas parte de los sistemas nacionales de educación y de los mecanismos de financiamiento educativo pertinentes. Estos docentes y estudiantes refugiados están haciendo incidencia y usando sus plataformas para alcanzar el ODS 4, que implica empoderar y alentar a la juventud refugiada.

Una chica que lleva uniforme escolar alza la mano en un aula.

Ayen Malith, una joven sudsudanesa de 19 años, asiste a una escuela secundaria para chicas en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia. 

“Deseo que la educación esté al alcance del estudiantado refugiado en todo el mundo”.

Adriana, defensora de las juventudes refugiadas

 

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ODS 5: Igualdad de género

De los 110 millones de personas que habían sido desplazadas por la fuerza a mediados de 2023, más de la mitad son mujeres y niñas; de hecho, en algunas situaciones de emergencia, la cifra puede llegar casi al 90%. Las mujeres refugiadas son líderes y agentes de cambio; por tanto, a pesar de los enormes obstáculos que enfrentan, han logrado levantarse y trazar su propio camino.  


En los campamentos de refugiados en Bangladesh, un grupo de voluntarios rohingyas está trabajando para erradicar la violencia de género y lograr que los campamentos sean más seguros. Para ello, visitan mezquitas, puestos de té y centros comunitarios; también van de casa en casa con la intención de sensibilizar a las personas en torno a los riesgos que supone la violencia de género. La actitud de muchas personas ha cambiado gracias a estos esfuerzos; como retribución, los voluntarios han adquirido un sentido de propósito y de realización, además, perciben una pequeña paga. 

“Antes, casi nadie entendía el impacto que tiene este tipo de violencia en las familias. Sin embargo, gracias a nuestro programa, las personas comprenden el problema y se están esforzando por cambiar”.

Beauty, una voluntaria rohingya 

ODS 6: Agua limpia y saneamiento

El acceso a agua potable y al saneamiento son derechos humanos. No obstante, millones de personas refugiadas y desplazadas por la fuerza no tienen acceso a suficiente agua, a sanitarios ni a instalaciones de aseo e higiene. ACNUR aboga por que las personas refugiadas tengan acceso seguro y sostenible a agua potable salubre y a servicios de saneamiento; además, se ha comprometido a lograr que diez millones de refugiados reciban servicios adecuados de agua potable para 2025. Por su parte, las personas refugiadas se han esforzado por garantizar que sus comunidades tengan acceso a fuentes seguras de agua.


Nikuze Rachel, por ejemplo, es presidenta de la comisión local de agua en el asentamiento de Nakivale, en Uganda. Como tal, ayuda en la gestión del suministro de agua limpia en su comunidad; por tanto, reporte fugas y garantiza que el acceso al agua sea equitativo. 

Niger. Nigerian refugees in Diffa

“Me encargo de gestionar el suministro de agua en la comunidad para garantizar que se mantenga el orden en los puestos de grifos, de ese modo, todas las personas tendrán acceso al agua en la misma medida”.

Nikuze Rachel

 

 

ODS 7: Energía asequible y no contaminante 


Por lo menos cuatro de cada cinco personas desplazadas por la fuerza dependen de la madera para cocinar y mantener un ambiente cálido; esto puede ocasionar deforestación y aumenta los riesgos para mujeres y niñas, que son quienes usualmente recorren largos caminos para recolectar madera. 

Las personas refugiadas han encontrado formas de contar con energía asequible y limpia en sus comunidades. 

Vasco, un refugiado congoleño que vive en el campamento de Kakuma, en Kenia, dirige una minirred solar de diez kilovatios que suministra energía limpia a doscientos negocios dentro y fuera del campamento (incluidos muchos hogares de personas refugiadas). 

Vasco se llena de alegría por poder abonar a las soluciones de energía limpia en el campamento, donde la mayor parte de las familias refugiadas no tiene posibilidades de costear el servicio de luz en sus hogares. 

“Las personas deben contar con electricidad siempre que la necesiten”.

Vasco

ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico

El acceso a un trabajo decente, medios de vida y mercados laborales es esencial para las personas refugiadas. Actualmente, un 70% de ellas vive en países donde no pueden ejercer el derecho al trabajo. Lograr que las personas refugiadas obtengan ingresos resulta vital para que puedan reconstruir sus vidas y retribuir a las comunidades en las que viven. Cuando se les garantiza el derecho al trabajo, muchas personas refugiadas empiezan negocios propios, que les permiten sostener a sus familias e impulsar la economía local. 


En toda América Latina se han impartido cursos de capacitación en los que personas refugiadas y migrantes de Venezuela han adquirido herramientas para ser autosuficientes y contribuir a los países de acogida. En Perú, por ejemplo, María, una refugiada de Venezuela, trabajaba en la informalidad antes de que un curso de emprendedurismo la ayudara a llevar su pequeña empresa al siguiente nivel.

Un par de manos empaqueta masa en forma de tortilla

Luego de haber participado en un programa de capacitación en emprendedurismo, María, de Venezuela, ha logrado que su negocio de venta de masa en Arequipa, una ciudad al sur de Perú sea todo un éxito. 

“La capacitación me abrió los ojos y me ayudó a darme cuenta de que podía hacer y crecer mucho más”.

María

 

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ODS 9: Industria, innovación e infraestructuras

La limitada conexión a internet y el elevado costo tanto de los dispositivos como de la oferta de formación impiden que las personas desplazadas por la fuerza se beneficien de las nuevas tecnologías. Por tanto, la inclusión digital de las personas refugiadas y de las comunidades de acogida resulta esencial para garantizar que no se deja a nadie atrás en el mundo digital de hoy y podría acelerar la consecución de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Mediante programas innovadores, las personas refugiadas también han logrado conseguir tecnologías digitales para ellas mismas y para las comunidades con las que conviven. 


Desiree Núñez es una refugiada que vive en Guayaquil, Ecuador. La mayor parte de su vecindario no tenía una conexión estable a internet hasta que, con apoyo de ACNUR, una iniciativa comunitaria conectó a la comunidad a una red de fibra óptica de alta calidad con enrutadores Wi-Fi. Desiree es una de los dieciséis “Guardianes de la red” que se ofrecieron para vigilar los nuevos enrutadores. 

“Necesito garantizar que el servicio funcione para todos. Tener acceso a internet es muy importante, así que tengo que asegurarme de que nada le pase [al enrutador]. Me emociona hacer esto por la comunidad”.

Desiree

ODS 10: Reducción de las desigualdades

Con frecuencia, las personas refugiadas y desplazadas internas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexuales y cuir (LGBTIQ+) sufren desigualdades y deben superar barreras en el acceso a la salud, la vivienda y el empleo. Incluso luego de haber huido de violencias y persecuciones en su lugar de origen, estas personas continúan siendo discriminadas y violentadas. Muchas, sin embargo, han roto barreras y abogan por la igualdad en las comunidades en las que se establecieron. 


Emma Yaaka huyó de Uganda, su país de origen, en dirección a Kenia para escapar de la persecución de la que fue objeto por su orientación sexual. Luego de eso, se convirtió en voluntario de ACNUR para ayudar a brindar apoyo a las personas LGBTIQ+ refugiadas en mayor situación de vulnerabilidad. Tras su reasentamiento en Estados Unidos, continuó defendiendo los derechos de la comunidad LGBTIQ+; de hecho, creó un grupo de apoyo virtual en el que convergen más de doscientas personas LGBTIQ+ refugiadas de diferentes partes del mundo.

Un hombre está de pie frente a un edificio; con los brazos cruzados ve al horizonte. A lado suyo hay una bandera color azul con amarillo.

Emma Yaaka, un refugiado LGBTIQ+ de Uganda, asistió a un evento de celebración para apoyar a las personas refugiadas en el centro de Chicago.

“Siempre que alzo la voz se crea una reacción en cadena positiva”.

Emma

 

 

ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles


La mayor parte de las personas refugiadas en el mundo reside en zonas urbanas. Las autoridades, alcaldías y municipalidades locales lideran la respuesta global a la situación de las personas refugiadas, lo que fortalece la cohesión social, al tiempo que se protege y brinda asistencia a las personas desplazadas por la fuerza. Los refugiados, por su parte, ayudan a construir ciudades y comunidades más inclusivas y sostenibles.  

Ubicada en el pueblo de Lewiston, Maine, la Cooperativa Nuevas Raíces (New Roots Cooperative) es una granja sostenible creada por refugiados bantúes somalíes que escaparon de la violencia en su lugar de origen y tuvieron la oportunidad de empezar de cero en Estados Unidos. En ella se emplean métodos agrícolas de Somalia para retribuir a la comunidad de acogida de una manera tangible; en concreto, la retribución se logra abasteciendo al mercado local con productos frescos cada semana. 

“Somos una cooperativa, o sea que trabajamos de manera conjunta para satisfacer nuestras necesidades mutuamente”.

Seynab, quien está a cargo de la Cooperativa Nuevas Raíces
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ODS 12: Producción y consumo responsables 

Las personas que se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad en el mundo, incluidas muchas de las que son forzadas a abandonar sus hogares, son quienes más sufren los estragos del cambio climático y de la destrucción ambiental. No obstante, las personas refugiadas se han sumado a los esfuerzos por promover la responsabilidad en el consumo y la producción en los campamentos, los pueblos y las ciudades. 


Abu Jihad, un refugiado sirio, despierta cada mañana antes del amanecer para buscar y rescatar plástico y otros materiales de los vertederos de basura en el campamento de refugiados de Za’atari, en Jordania. Todo lo que encuentra lo convierte en objetos únicos, como floreros, lámparas, molinos de café, depósitos de agua de lluvia, etc.

“Mi deseo es mostrar que aquello que se considera residuo o desecho puede convertirse en algo hermoso. Es así como contribuyo al cuidado del medio ambiente”.

Abu Jihad

ODS 13: Acción por el clima

Más del 70% de las personas refugiadas y desplazadas internas provienen o viven en los países que son más vulnerables al impacto del cambio climático. Año con año, a causa de desastres relacionados con el clima, millones de personas se ven forzadas a abandonar sus hogares. En este contexto, las personas refugiadas han alzado la voz para solicitar acciones urgentes por el clima y pedir que se les incluya en los esfuerzos de planificación, mitigación y adaptación.


En la COP27, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que el año pasado tuvo lugar en Egipto, Assad (de 12 años) fue una de las personas que solicitaron un cambio. Como refugiado de Sudán, no solo se ha visto afectado por el conflicto, sino que toda su comunidad ha quedado atrapada a causa de las inundaciones. Assad y otros panelistas hablaron sobre los esfuerzos que han estado haciendo para mitigar el cambio climático y para adaptarse a él. 

Caen gotas de agua sobre una planta que está siendo regada

Personas refugiadas riegan un semillero de árboles que acaban de plantar en el asentamiento de Palaber, en Uganda.

“Hoy estoy aquí para solicitar, con la voz de cada niño y niña, que los países con recursos ayuden a los países pobres para que puedan hacer frente a los desastres”.

Assad

 

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ODS 14: Vida submarina 

La contaminación es una amenaza para los océanos, los ríos y otros cuerpos de agua de los que diversas comunidades dependen para tener agua y alimento. Voluntarios y activistas refugiados han estado trabajando para proteger los ecosistemas costeros y marinos.


En Bangladesh, por ejemplo, un grupo de jóvenes rohingyas que recibieron capacitación en cuestiones ambientales ideó soluciones propias para acabar con los problemas que afectan la sección del campamento de Cox’s Bazar en la que viven. Mohammed Rofique, de 18 años, hace parte de un grupo que está tratando de reducir la contaminación y la obstrucción de las vías fluviales; para ello, han mejorado la gestión de residuos. Además, elaboran y distribuyen contenedores, y han sembrado jardines en espacios abiertos donde las personas solían tirar sus desechos. 

“Las personas tiraban su basura por todos lados; esta obstruía las vías fluviales, así que, cuando llovía, el campamento se inundaba y se llenaba de desechos”.

Mohammed
 

ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres 


Para minimizar el impacto ambiental, es necesario gestionar los ecosistemas y recursos naturales de manera sostenible dentro y fuera de los lugares donde viven las personas refugiadas. De hecho, algunas de ellas están marcando la pauta en la protección de especies en peligro de extinción; además, se esfuerzan por generar consciencia en torno a la importancia de la conservación.

Una de estas personas es Joshua, quien huyó de la violencia en su país y ahora trabaja como guardabosques en una reserva natural al sureste de Guatemala. Por medio de una alianza entre ACNUR y FUNDAECO, una organización no gubernamental que dirige la reserva, las personas refugiadas reciben capacitación y obtienen empleo. Además, muchas de ellas descubren su pasión por el mundo natural y se convierten en promotores de la conversación. 

“Amo la naturaleza, y sé que lo que hago es importante no solo para mí, sino para beneficio de todos”.

Joshua

ODS 16: Paz, justicia e instituciones sólidas

A millones de personas en el mundo se les niega una nacionalidad por su origen étnico, religión, lengua o género, o bien debido a vacíos en las leyes de nacionalidad. Con frecuencia, no tienen permitido ir a la escuela, recibir atención médica, conseguir un empleo, abrir una cuenta bancaria, adquirir una propiedad ni contraer matrimonio. No obstante, las personas apátridas están exigiendo cambios. 


Meefah Ahsong, por ejemplo, se convirtió en apátrida al nacer porque pertenece a uno de los grupos étnicos minorizados de Tailandia que vive en las zonas montañosas al norte del país, cerca de Chiang Mai. Ahora, como voluntaria comunitaria, ayuda a otras personas en la comunidad en el proceso de adquisición de la ciudadanía tailandesa.  

Tres mujeres sentadas están riendo

Meefah Ahsong (centro) se ríe junto a una colega y una de las mujeres a las que ayudaron a obtener la nacionalidad.

“Me alegra que tengan una nueva vida, un mejor empleo y acceso a atención médica. Deseo que las personas apátridas en las aldeas conozcan sus derechos”.

Meefah

 

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ODS 17: Alianzas para lograr los objetivos 

La Agenda 2030 enfatiza la interconexión de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible y la necesidad de contar con alianzas para alcanzarlos. Estas alianzas, que deben ser inclusivas, son la piedra angular de la consecución de estos objetivos.


ACNUR colabora con las personas refugiadas y desplazadas por la fuerza (incluidas las organizaciones dirigidas por personas refugiadas) para apoyar proyectos innovadores que buscan mejorar la vida de las personas desplazadas y de las comunidades de acogida. Esto implica, entre otras cosas, brindar apoyo financiero a las organizaciones dirigidas por personas refugiadas para que estas puedan desarrollar e implementar proyectos que demuestren el poder que tienen las soluciones desarrolladas por las personas desplazadas y apátridas, y en beneficio de todas ellas. 

“Confío en el poder de la perseverancia y en la importancia de trabajar en la construcción de un mejor futuro, sin importar los obstáculos que pueda haber en el camino”.

Deline Ramiro Yihumutima, Jefa de operaciones y alianzas en la iniciativa solidaria hacia las personas refugiadas, una organización dirigida por personas refugiadas en Kenia