Andreina es una joven madre de un niño que tuvo que dejar en Venezuela
Andreina es una joven madre de un niño que tuvo que dejar en Venezuela
En 2016, un amigo me invitó a venir a Curazao. El plan era simplemente pasar unas vacaciones aquí y volver, pero luego terminé quedándome. Al principio fue difícil porque no conocía a nadie. No tenía ninguna idea sobre la vida aquí en la isla antes de venir. No podía encontrar trabajo y mis propios ahorros no me iban a mantener para siempre. Me tomó un tiempo conseguir algunos clientes para hacer manicura, pero finalmente empezó a funcionar y pude alquilar mi propia habitación.
Nadie esperaba esta pandemia, pero me ha afectado muchísimo.
Sabía de la clínica Salú Pa Tur [apoyada por ACNUR] a través de otras personas de Venezuela, así que apliqué para los paquetes de comida desde el comienzo del confinamiento. Vivo sola y estos paquetes me han ayudado inmensamente. No tengo familia aquí, así que los paquetes de comida han marcado una gran diferencia para mí.
Sueño con tener un permiso para vivir aquí en la isla, pero con mi hijo. Ese es mi sueño y mi objetivo. No importa cuáles sean las circunstancias, quiero poder tener a mi hijo aquí.
La mayoría de nosotros somos personas honestas y nos gustaría tener la oportunidad de contribuir a la sociedad como cualquier otra persona. No somos criminales.