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Alianza entre ACNUR y FC Barcelona ofrece el poder del deporte a la niñez desplazada

Historias

Alianza entre ACNUR y FC Barcelona ofrece el poder del deporte a la niñez desplazada

24 March 2022
Un grupo de niños juega fútbol en el campamento de refugiados de Kutupalong, Cox's Bazar, Bangladesh.

El fútbol podría ser el deporte favorito del mundo. Pero para la niñez – especialmente la desarraigada por la guerra, la violencia y la persecución – también puede ser un salvavidas.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, junto con su Asociación Nacional en España, ACNUR Comité Español, el FC Barcelona y la Fundación FC Barcelona han formado una colaboración para aprovechar el poder del deporte para ayudar a los millones de personas de todo el mundo que se han visto forzadas a huir de sus hogares, incluidas la niñez y juventud.

“La niñez desplazada necesita urgentemente apoyo para reconstruir y reconectarse”, comentó Dominique Hyde, Directora de Relaciones Exteriores de ACNUR. “El deporte puede desempeñar un papel vital para ayudarles a mejorar su bienestar mental y físico, a desarrollar habilidades para lidiar con el estrés y la ansiedad, y a conectarse con sus comunidades”.

Durante cada una de las próximas cuatro temporadas de fútbol, la Fundación contribuirá con al menos medio millón de euros, tanto en efectivo como en donaciones en especie, como equipamiento deportivo y experiencia técnica, para ayudar a las personas refugiadas de cuatro continentes a beneficiarse del poder transformador del deporte. Los equipos del FC Barcelona también llevarán el logotipo de ACNUR en la parte trasera de sus emblemáticas camisetas, justo debajo del número, en solidaridad con las personas refugiadas y para recordar al mundo su valiente situación.

 

ACNUR organizó un partido de fútbol para niñas desplazadas y de la comunidad de acogida en Metuge, Cabo Delgado, al norte de Mozambique.

Más de 80 millones de personas se han visto forzadas a huir de sus hogares para buscar seguridad, ya sea a través de las fronteras o dentro de su propio país. Al haber dejado sus hogares, pertenencias, y redes sociales y familiares, pueden ser increíblemente vulnerables, especialmente las niñas y los niños. Algunos están separados de sus familias. Muchos han sufrido traumas relacionados con el conflicto, o han sido explotados o maltratados.

Dado que menos de la mitad de las personas refugiadas reciben educación formal, también es esencial que quienes van a la escuela – especialmente las niñas – tengan las herramientas que necesitan para prosperar. El deporte también puede darles el incentivo que necesitan para seguir con su educación. Las niñas y los niños refugiados que hablan diferentes idiomas o practican distintas religiones pueden reunirse en el campo de fútbol para compartir su pasión por el juego. La pasión compartida por el deporte también puede unir a la niñez desplazada con las comunidades que les acogen.

“Más que un pasatiempo, el deporte tiene el poder de devolver la normalidad a vidas que han sido destrozadas por la guerra, el conflicto o la persecución”.

A través de la nueva asociación de ACNUR con el FC Barcelona y la Fundación FC Barcelona, la organización podrá aumentar las oportunidades de las personas refugiadas de participar en proyectos deportivos organizados y de desarrollo que integren la protección y la educación, ayudándoles a mantenerse seguras y a alcanzar todo su potencial.

“Más que un pasatiempo, el deporte tiene el poder de devolver la normalidad a vidas que han sido destrozadas por la guerra, el conflicto o la persecución, y de ayudar a que la niñez y juventud sane y reconstruya sus vidas”, destacó Hyde.