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El Equipo Olímpico de Refugiados más numeroso de la historia se presenta en la inauguración de los Juegos de París

Historias

El Equipo Olímpico de Refugiados más numeroso de la historia se presenta en la inauguración de los Juegos de París

Los 37 miembros del equipo han superado obstáculos extraordinarios para llegar a la máxima competición deportiva del planeta y transmitir las esperanzas de unos 120 millones de personas desplazadas en todo el mundo.
27 July 2024
Un grupo de jóvenes vestidos con prendas deportivas blancas forman con los dedos emojis de corazones.

Miembros del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados durante la ceremonia de apertura en París el viernes.

Descendiendo por el Sena a través del centro histórico de un París lluvioso, aclamado por los espectadores que se alineaban a ambas orillas del río, el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados del Comité Olímpico Internacional (COI) hizo su entrada en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 el viernes por la noche en un espectacular desfile flotante.

El equipo, compuesto por 37 personas, competirá en 12 deportes, cada uno de los cuales ha superado extraordinarios obstáculos para hacerse de un lugar en el mayor y más prestigioso acontecimiento deportivo del mundo. Durante las próximas dos semanas, representarán las esperanzas y los sueños de unos 120 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo.

Antes, las personas refugiadas y solicitantes de asilo quedaban excluidas de las competencias nacionales, regionales e internacionales. Pero desde que el primer Equipo Olímpico de Refugiados, compuesto por 10 atletas, compitió en los Juegos de Río 2016, captando la imaginación de los aficionados al deporte de todo el mundo, cada vez más federaciones y asociaciones deportivas han encontrado la manera de incluir a atletas y equipos de refugiados en los grandes eventos deportivos.

En los Juegos de Tokio 2020 participaron 29 atletas refugiados, entre ellos Masomah Ali Zada, quien compitió en ciclismo de carretera. En París, encabezará el equipo más numeroso hasta la fecha como Jefa de Misión y portavoz.

“En Tokio nos quedamos muy cerca de una medalla. Confío en que esta vez podamos demostrar al mundo de lo que son capaces las personas refugiadas, con una medalla olímpica”, declaró Masomah.

Un grupo de personas vestidas de blanco ondean banderas que muestran los anillos olímpicos en un barco que transita por un río.

El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados recorre el Sena como parte del desfile de atletas de la Ceremonia de Inauguración el viernes por la noche.

Viajando detrás de Grecia, que tradicionalmente encabeza el desfile de naciones, el barco del equipo de refugiados fue el segundo de una flota de 94 que transportaban delegaciones nacionales por el río Sena, y recibió una de las mayores ovaciones de la noche.

La boxeadora británica Cindy Ngamba y Yahya Al Ghotany, quien practica taekwondo en el campamento de refugiados jordano de Azraq, fueron quienes portaron la bandera del equipo.

“Soy solo una entre millones... hay muchas personas refugiadas ahí fuera, como yo, que no han tenido la oportunidad [que nosotros tenemos], que verán los Juegos Olímpicos... y espero que podamos inspirarles para que crean en sí mismos y crean que a través del trabajo duro, a través de las dificultades, se puede luchar en la vida y conseguir milagros”, declaró Ngamba a principios de esta semana.

Superar las adversidades

Además del trauma y la agitación del desplazamiento, los atletas han tenido que superar interrupciones en los entrenamientos y dificultades para conseguir financiación, preparación y equipamiento para competir al más alto nivel y asegurar un lugar en el equipo.

Para ser elegibles, tuvieron que destacar en sus respectivos deportes. La mayoría recibió apoyo durante su entrenamiento a través del Programa de Becas para Atletas Refugiados, gestionado por la Fundación Olímpica para Refugiados (ORF, por sus siglas en inglés) y financiado por el Comité Olímpico Internacional (COI). ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, verificó su condición de refugiados de acuerdo con lo determinado por su país de acogida. En el periodo previo a París, más de 70 atletas refugiados recibieron becas, mientras que la selección final del equipo fue anunciada por el COI a principios de mayo.

“Con su participación en los Juegos Olímpicos, demostrarán el potencial humano de resiliencia y excelencia. Esto enviará un mensaje de esperanza a más de 100 millones de personas desplazadas en todo el mundo”, declaró el Presidente del COI, Thomas Bach.

Antes de llegar a la Villa Olímpica de París esta semana, el equipo pasó varios días en la ciudad de Bayeux, en Normandía, entrenando juntos y estrechando lazos en torno a sus experiencias compartidas.

“Todos hemos escuchado estas palabras: coraje, solidaridad, sacrificio, paz y amor, y yo he tenido la oportunidad de sentirlas y vivirlas de verdad”, declaró la piragüista Saman Soltani, reflexionando sobre su estancia en Bayeux con el resto del equipo.

Un gran grupo de personas se reúne, sonriente, bajo un enorme árbol

El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en Bayeux, Normandía, donde se reunió para una sesión de entrenamiento previa a los Juegos antes de viajar a París.

Un símbolo de esperanza y paz

Los atletas de élite que han formado parte del equipo para París solo cuentan una pequeña parte de la historia de cómo el deporte puede transformar la vida de las personas que se han visto forzadas a huir.

Pur Biel, Embajador de Buena Voluntad de ACNUR quien compitió como corredor en el primer Equipo Olímpico de Atletas Refugiados y que estará entre quienes entreguen las medallas en París, recordaba en un reciente artículo para El País lo que el deporte significó para él después de huir de su natal Sudán del Sur y encontrar seguridad en el campamento de refugiados de Kakuma, en Kenia: “Descubrí el amor por el deporte, especialmente jugando al fútbol con mis compañeros. Todos veníamos de lugares diferentes... Fue el deporte lo que nos unió. Nos dio un sentido de pertenencia, de comunidad y, lo más importante, de esperanza”.

ACNUR trabaja con socios, entre ellos la ORF y el COI, para llevar el deporte a los campamentos de refugiados, asentamientos y entornos urbanos de todo el mundo, construyendo campos y canchas deportivas, aportando equipamiento y apoyando actividades deportivas en las escuelas a las que asiste la juventud desplazada.

“He visto cómo el deporte puede cambiar vidas, ayudar a las personas a pertenecer, a estar motivadas, a encontrar de nuevo la esperanza”, declaró el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.

Durante la ceremonia inaugural, Grandi fue galardonado con el Laurel Olímpico por su labor al utilizar el poder del deporte para mejorar la vida de las personas refugiadas y desplazadas. El Alto Comisionado es el tercer galardonado con el Laurel, que fue creado por el COI para honrar a personas por sus logros sobresalientes en educación, cultura, desarrollo y paz a través del deporte.

Dedicó el premio a todas las personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares y a todos aquellos que les apoyan. En referencia al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, declaró: “Son una inspiración para todos nosotros. Con determinación y si se les da la oportunidad, todo es posible”.

El viernes por la noche, en la Maison de Réfugiés de París, las personas refugiadas que viven en la ciudad se reunieron para asistir a la ceremonia inaugural y ver por primera vez al Equipo Olímpico de Atletas Refugiados.

“Fue muy emocionante, muy conmovedor”, comentó Hanieh, exrefugiada de Irán. “Estoy pensando en todas las personas que están frente al televisor esta noche, viendo el espectáculo, y sintiendo que están siendo representadas, y que tienen voz... y que importan”.

“Se merecen estar ahí”, añadió. “Se han ganado su lugar en ese barco, y en los Juegos Olímpicos, y estamos muy orgullosos de ellos”.