Las lonas de ACNUR ofrecen un refugio para los supervivientes del tifón Haiyán

TANAUAN, Filipinas, 18 de noviembre de 2013 (ACNUR) – Evelyn Quisaba ha vivido junto al mar toda su vida pero ahora tiene pesadillas. Cada noche, esta ama de casa de 53 años se sienta entre las ruinas de su casa y escucha las olas que rompen en la orilla. Las que rompen con más estruendo la empujan a correr para ponerse a cubierto.

Pero ella es una de las afortunadas. Miles de personas murieron cuando el tifón Haiyán azotó el país desde la zona meridional de Filipinas a primera hora del 8 de noviembre. Evelyn y su familia sobrevivieron a los fuertes vientos y las mareas de la tempestad porque fueron evacuados a un gimnasio con antelación.

Cuando regresaron a su casa en San Roque, a 45 minutos de distancia en coche desde la ciudad de Tacloban, en la provincial de Leyte, sólo encontraron en pie la cocina, en medio de un paisaje desolador. "Estaba en shock, lloraba y lloraba" recuerda Evelyn.

En unos días la familia construyó una choza improvisada en torno a la cocina con trozos de cartón y madera que recogieron de los escombros que les rodeaban. En esta pequeña choza viven hacinados los 15 miembros de la familia.

"No podemos tumbarnos todos al mismo tiempo, así que hacemos turnos para dormir. Algunos simplemente nos sentamos y echamos una cabezada si podemos. Esto no es bueno para mi nuera, que dará a luz en cualquier momento", dice.

Afortunadamente todavía tienen algo de comida, pero por lo demás viven de lo que encuentran rebuscando entre los escombros, incluyendo ropa que encuentran por la calle y que lavan antes de usarla.

ACNUR visitó recientemente esta comunidad devastada en la costa del este de Leyte para evaluar sus necesidades y distribuir material de ayuda humanitaria que fue trasladado en camión desde los almacenes de la Agencia en Mindanao, más al sur. Unas 7.000 personas recibieron materiales como lonas de plástico, mantas, mosquiteras y utensilios de cocina.

"Hay goteras en el techo cuando llueve. Así que pedí lonas de plástico para evitar que entre el agua y podamos así dormir mejor" dice Evelyn. "Esto es lo que necesitamos realmente. Creo que es lo más importante para mi familia ahora, para que podamos dormir bien".

Las lonas de plástico también están permitiéndole ampliar el espacio de la vivienda para su familia y ha improvisado con ellas un patio donde cocina y lava la ropa. Además de la choza, su hijo está construyendo más refugios para esta familia numerosa.

Justo al lado del mar otra familia ha levantado un refugio con los restos de su casa. Dos jóvenes madres están sentadas con sus pertenencias bajo una lona de ACNUR, refugiándose de un tiempo cambiante que pasa de la lluvia al sol abrasador.

"Las lonas matienen el agua alejada y mi marido está construyendo una nueva casa fuera", dice Brenda Vincito, de 20 años, mientras acuna a su bebé. Reconoce que las olas la asustan pero dice que no tienen otro sitio a donde ir. Mientras tanto Evelyn ha oído que el gobierno tiene previsto levantar un asentamiento temporal con tiendas de ACNUR. "Me iré allí en cuanto esté listo", dice mirando al mar con cautela.

Hasta la fecha, la Agencia de la ONU para los Refugiados ha distribuido materiales de ayuda humanitaria a unos 15.000 supervivientes del tifón en las zonas de Tacloban y Tanauan. ACNUR está ampliando la distribución de ayuda desde la nueva base de operaciones de Ormoc hacia otras zonas afectadas en la costa oeste de Leyte y Guiuan, en la provincia oriental de Samar, donde el tifón tocó tierra por primera vez.

Como parte de una respuesta de emergencia interagencial, ACNUR está apoyando también al gobierno en el monitoreo de la protección y entrega de materiales.

Por Vivian Tan in San Roque, Filipinas