Nuevos desafíos para el personal del ACNUR en Libia
Nuevos desafíos para el personal del ACNUR en Libia
TRÍPOLI, Libia, 17 de marzo (ACNUR) – Poco más de un año luego del inicio del levantamiento que provocó la caída de Muammar Gaddafi, expresidente de Libia, el pasado agosto, permanecen los problemas de desplazamiento en el país y continúa el flujo de personas procedentes de África subsahariana que llegan a Libia por rutas de migración mixta, con destino a Europa. Algunos son refugiados o personas que solicitan asilo provenientes de Somalia, Eritrea y Sudán. Emmanuel Gignac llegó a Trípoli en septiembre para dirigir la oficina del ACNUR, reanudar las operaciones y consolidar la presencia de la agencia en la ciudad oriental de Benghazi. El ACNUR espera establecer un acuerdo formal con las nuevas autoridades, pero existen varios problemas a resolver, entre ellos la ayuda a los refugiados, repatriados, desplazados internos y personas en riesgo de apatridia. Gignac conversó sobre estos temas con Leo Dobbs, editor web del ACNUR, en Trípoli.
Extracto de la entrevista:
¿Cuál ha sido la parte más importante del trabajo del ACNUR en Libia?
Hemos estado muy ocupados con los desplazados [internos] y los ciudadanos de terceros países que no pueden volver a sus casas, lo que nos mantuvo preocupados hasta diciembre. En lo que respecta a los refugiados, resumimos nuestras actividades de forma progresiva. También hemos estado muy ocupados con los somalíes [que llegan a Libia desde rutas mixtas de migración], quienes aún no son reconocidos como refugiados porque no hemos reiniciado las labores para determinar la condición de refugiado. Y no hemos reanudado el registro de la documentación porque estamos esperando llegar a un acuerdo con las autoridades. Nos gustaría trabajar directamente con las nuevas autoridades libias [Ministerio de Asuntos Exteriores, Ministerio del Interior] y ver cómo podemos ayudar a encontrar soluciones para los refugiados.
También estamos realizando, por medio de las universidades y de la sociedad civil, sesiones de sensibilización sobre el derecho de los refugiados, sobre el ACNUR. Esta es un área importante.
Cuéntenos más sobre el desplazamiento interno
Las cifras que tenemos bajan constantemente. Entre agosto y septiembre se registró el número de personas más alto, superior a 400.000, y ahora hemos bajado a un estimado de 93.000. En el este hay un gran número de personas desplazadas en Benghazi, incluyendo a muchas personas de Tawergha, una ciudad al oeste de donde las fuerzas partidarias de Gaddafi lanzaron los ataques durante el sitio de la ciudad cercana de Misrata.
Tenemos nueve campamentos en Benghazi en los que nuestros socios o nosotros estamos a diario. También hay 14 campamentos en Trípoli y cuatro en Tarhuna. La mayoría de las personas en el campamento son tawerghans, pero también hay otras minorías desplazadas, incluyendo gwelish y mashushyas. Básicamente, se dice que las personas de ciertos grupos que permanecen desplazadas eran leales a Gaddafi; debido a ello este es un tema de protección ya que el regreso a sus hogares podría no ser seguro. Esta situación requerirá reconciliación y no se solucionará rápidamente.
En el sur hay algunos focos de desplazados, pero mucho menos que en otros lugares. Pero existe un problema relacionado con los pueblos tabu y tuareg, donde es muy probable que haya una mayor cantidad de personas apátridas o en riesgo de serlo. Si bien ese no es de por sí un problema de desplazamiento, podría llegar a serlo si los libios deciden que algunos tabu o tuareg establecidos en Libia durante los últimos 40 años deben volver a Mali o a Níger. Hablamos de la apatridia porque los niños que nacieron en el sur de Libia durante estos años no tienen un certificado de nacimiento de Libia o de Mali.
¿Cuál es la situación de los refugiados?
Actualmente tenemos en nuestra base de datos 9.400 refugiados y solicitantes de asilo. [Estas personas se registraron antes del levantamiento del año pasado]. Los refugiados llegan a aproximadamente 6.600, en tanto los restantes 2.700 son personas que solicitan asilo. La mayoría aún se encuentra aquí, principalmente de Trípoli, algunos están en Misrata y otros en Benghazi. De un total inicial de 10.600 personas registradas a nuestro cargo, aproximadamente 1.200 abandonaron Libia durante el levantamiento y se registraron en el campamento de Choucha en Túnez o Sallum en Egipto.
Los iraquíes conforman el mayor grupo de refugiados registrados, seguido por los palestinos. Luego vienen los eritreos, sudaneses y somalíes. Creo que la mayoría de los iraquíes vinieron durante el régimen de [el presidente] Saddam Hussein; hablamos de alrededor de 3.100 refugiados y personas que solicitan asilo. Los palestinos son oficialmente el segundo grupo más grande, con 2.700 personas, pero según los informes la cifra podría llegar a 40.000.
En junio de 2010 suspendimos los nuevos registros. Surgió una crisis cuando el gobierno de ese momento le pidió al ACNUR que abandonara el país. Una misión de alto nivel que vino desde Ginebra negoció un nuevo acuerdo por el cual ya no registramos, sino que cuidamos al grupo de personas que está con nosotros. Aún nos falta alcanzar un acuerdo con las autoridades.
¿Han llegado más sirios?
Antes había una gran cantidad de sirios en el país, por motivos laborales. Eran unas 90.000 personas. La gran mayoría se fue durante el levantamiento. Debe haber más de 2.000 personas registradas por organizaciones sirias aquí y en Benghazi, lo que no es un gran número. Pero los datos provenientes del control en el cruce de frontera de Sallum en Egipto, desde febrero a diciembre de 2011, indican que actualmente podría haber 10.000 sirios en Libia.
¿Vuelve a crecer el flujo migratorio mixto a través de Libia?
Sí, efectivamente. En el sur aumenta el problema de la migración mixta [desde Libia y a través del Mediterráneo] a Europa. Las dos áreas geográficas principales para las personas que vienen desde África subsahariana son Sabha, al oeste del cinturón del sur, y Kufra, en el este.
La gente nunca dejó de llegar. Durante la crisis enfrentamos una situación precaria en Sidi Bilal, un pequeño puerto pesquero [cerca de Trípoli] donde un grupo de casi 900 personas [migrantes de África subsahariana] vivían debajo de los barcos . . . Algunos de ellos están en Libia desde antes del conflicto, pero muchos llegaron recientemente. También hemos visto un flujo constante de somalíes procedentes de Sabha – y ahora más de Kufra – que van hasta Benghazi y desde allí se dirigen a Trípoli.
Por lo tanto, hay evidencia de cierto movimiento en la zona y es claro que el número va en aumento. En enero salieron siete embarcaciones, dos de las cuales llegaron a destino [una a la isla Lampedusa en Italia y la otra a Malta], mientras la guardia costera de Libia trajo de vuelta a cuatro barcos. Desafortunadamente uno volcó y creemos que el grupo entero se ahogó. Se recuperaron 15 cuerpos de un bote que podría haber tenido capacidad para 50 personas. La capacidad para controlar las fronteras en el sur es mínima y creo que el fenómeno continuará aumentando.
Sabemos que aproximadamente 600 migrantes y solicitantes de asilo se encuentran en un centro de detención en Kufra. Buscamos formas de ayudar a evacuarlos para Benghazi [debido a enfrentamientos en la zona entre los tabu y una tribu árabe].
¿La mayoría es del África subsahariana?
Sí. Hay mucha gente de Nigeria, muchos de Níger, de Senegal, Costa de Marfil, África central, algunos del Congo y también los eritreos que continúan viniendo, los sudaneses, de Darfur y de otras partes del país, y somalíes, por supuesto.
Pero también tuvimos gente de Bangladesh que usa estas rutas de migración mixta. Aparentemente muchos de ellos vuelan primero a Sudán. Tuvimos un grupo de más de 200 en Benghazi y otro que llegó recientemente a Kufra. Vienen en busca de trabajo y están dispuestos a soportar las dificultades. Quieren quedarse aquí.
Hemos tratado de abogar para que las autoridades establezcan una política general aplicable a todos los extranjeros, que les brinde protección temporal o documentos que les permitan permanecer aquí y trabajar, ya sea durante tres, seis, nueve meses o más. Nos favorecería contar con tiempo para desarrollar un marco migratorio adecuado, una política y disposiciones particulares para las personas que solicitan asilo, pero esto no es algo que se pueda hacer de forma inmediata. Lo que necesitamos hacer rápidamente es encontrar formas para resolver los problemas de los migrantes irregulares, incluyendo a los solicitantes de asilo, que son detenidos.
Cuéntenos más acerca de la detención de los migrantes
Estuvimos muy preocupados durante los acontecimientos ocurridos en septiembre y octubre [cuando algunas personas de África subsahariana fueron acusadas de ser partidarias de Gaddafi, ya que el exgobernante libio utilizó mercenarios de otras partes del continente]. Fue un asunto muy delicado.
La situación se extendió al punto tal que cualquier persona que pareciera ser de África subsahariana corría el riesgo de ser arrestada, especialmente si no tenían algún tipo de documentación. Pero un gran número era parte de los flujos migratorios mixtos, gente que se encontraba aquí en una situación irregular sin la documentación adecuada. Muchos fueron arrestados. En ese momento llegaron somalíes y los acomodamos en un centro en donde aún permanecen.
Les pedimos fuertemente [a las autoridades transicionales] que no devuelvan a ciudadanos somalíes, por ejemplo, y lo entendieron. Espero que podamos empezar un sistema temporario donde por lo menos contemos con algunos centros donde se pueda traer a la gente.
Dada la necesidad existente de trabajadores extranjeros, tratamos de pedirles que se otorguen permisos temporarios a quienes quieren quedarse y trabajar. En este momento ni siquiera pedimos que les den un documento diferente a los que piden asilo. Ya sean migrantes por razones económicas o potenciales refugiados, el importante es tener un documento que les permita trabajar, quedarse temporalmente y estar aquí de forma legal y contar con la protección básica.
La operación del ACNUR ha crecido. Cuéntenos más al respecto
A fines de febrero del año pasado evacuamos al personal internacional de nuestra oficina en Trípoli y pedimos a todo el personal local que permaneciera en sus casas, pero algunos valientes vinieron a la oficina de forma voluntaria para asegurar que se mantuviera contacto con los refugiados y se reunieron con nuestro socio Al Wafa para ayudar a este grupo. La oficina comenzó a crecer en septiembre. Antes contábamos con tres trabajadores internacionales, ahora son 11 y más de 20 locales en Trípoli. En Benghazi contamos con cinco trabajadores internacionales y siete u ocho locales.