Poema: "El niño extranjero de Madrid"
Poema: "El niño extranjero de Madrid"
El niño extranjero de Madrid
"De un país lejano, vine a ti, Madrid
Tenía una casa entre los dos ríos... y la destruyeron
Tenía hermanos en Iraq... y les mataron
Los supervivientes, los desplazaron
y me desplacé
Hui solo, asustado
Dejando las tazas del té familiar a medias
Y el llanto del rabel de mi buen vecino el pastor
Nunca vi el cielo en mi país
Porque está siempre velado por el polvo
y el humo de las guerras
vi tu cielo, Madrid,
cambiando su color cada media hora
Por otro más bello
Por eso, me hice adicto a fotografiar
y a levantar la cabeza
Mientras que fotografiar era prohibido en mi país
Y prohibido levantar la cabeza
Cambié el té por el café y el vino
Y el triste rabel por el triste flamenco
Madrid es seca de aire y corazón
Pero se deja amar
Al principio fue dura
Luego se encariñó conmigo y me acogió
Le conocí y me reconoció
Su noche ya es casa
Y sus poetas son mis hermanos
Vine solo, asustado, y ya soy una familia segura
Tras un cuarto de siglo
Sigo saboreando su seguridad
Un café en una terraza
Conozco tus calles, tus parques,
Tus viejos callejones y tus vagabundos,
Más que los de mi primer pueblo
Me haces falta si te dejo tres noches
Aunque viajara al mismo paraíso
Madrid, eres mía, y yo soy tuyo
No debería haber nacido en otro lugar,
para luego morir en ti
Oh, seca de aire y de corazón... sin mar
Su pequeño río es mi amigo
Sus chicas son las palomas de mi pueblo
Y las cafeterías, el hogar generoso de mi abuelo
Nunca vi a un asesinado en ella
Así, Madrid ya es mi patria
No le falta más que mi madre y las palmeras
Fue dura conmigo, y se encariñó
En ella, conocí quién soy, conocí el amor
En ella, lloré, reí, y me perdí
Pasé hambre, me llené, aprendí y me cansé
Conté mi memoria prima... y suspiré
En ella, escribí, me hice padre, y me envejecí
Al ver mi nombre en
El libro de su historia árabe, me asusté
¡Cuán viejo y auténtico soy!, como tú
Pero me has puesto en el museo
Y te has quedado fuera una hembra seductora
Me has arrinconado para dejar sitio a otro niño extranjero
Mientras que aquel niño iraquí aldeano
Sigue dentro de mí hasta que yo muera, y no morirá
En la oscuridad de su madrileña tumba extranjera
Seguirá añorando a su madre y a las palmeras
A sus hermanas, al té,
y al rabel del pastor de su lejano país
Tus borrachos oirán sus gritos de noche
Tus pobres, y tus solitarios ancianos:
Quiero mi madre y las palmeras
Pues, no olvides sus huesos en tu tierra eternamente
Ya que no ve tu mágico cielo,
Devuelve los huesos del niño extranjero
A los brazos de la tumba de su madre
Para que crezca de nuevo allí
Para que se muera de nuevo allí
Y descanse... y descanses".
Por Muhsin Al-Ramli
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