Preguntas y respuestas sobre la crisis en Sudán del Sur ante el 5º aniversario de su independencia

Mientras el Estado más joven del mundo se prepara para celebrar su quinto aniversario, un número considerable de sursudaneses continúa huyendo del conflicto y, cada vez más, del hambre. A pesar de la entrada en vigor del acuerdo de paz para poner fin al conflicto que comenzó en diciembre de 2013, y del retorno a sus hogares de un reducido número de personas desplazadas, más de dos millones de personas continúan viviendo en el exilio en siete países. Los desplazados, que anhelan una paz duradera que les permita regresar a sus hogares y reconstruir Sudán del Sur, necesitan ayuda urgente.

Ann Encontre es Directora Adjunta de ACNUR para África del Éste y el Cuerno de África, así como Coordinadora regional de la ayuda a los refugiados para la situación de emergencia en Sudán del Sur. Anne se entrevistó con nuestra compañera Nora Sturm y analizó los retos a los que se enfrentan Sudán del Sur y su población.

Estuvo en Yuba hace 10 años, ¿recuerda cómo fue aquel el momento?

Hace diez años, la euforia recorrió el país después de que el Gobierno de Sudán y el Movimiento de Liberación del Pueblo Sudanés firmaran el acuerdo de paz. ACNUR y sus socios ayudaron a regresar a más de 250.000 refugiados sursudaneses que habían solicitado asilo en los países vecinos.Regresaban a la nada, pero su sueño era regresar a su país y reconstruirlo. Fue un momento fantástico.

No obstante, ha durado poco, porque diez años después nos encontramos con un número de desplazados forzosos diez veces mayor, tanto dentro del país como en los países de la región.

¿Quiénes son los más afectados por el desplazamiento actual, y cuáles son sus necesidades más acuciantes?

Los más afectados por los combates en Sudán del Sur son los niños. Más de medio millón se han visto obligados a huir de sus hogares. Alrededor del 70% de los refugiados de Sudán del Sur son menoresde 18 años. Ellos son, supuestamente, la generación del futuro, la generación que liderará y que reconstruirá su país, pero ahora mismo están sufriendo muchísimo. Se les ha arrebatado la posibilidad de llevar una vida normal. Muchos de ellos están en campamentos o asentamientos fuera de su país, o en alojamientos para desplazados internos dentro de Sudán del Sur. No pueden ir a la escuela, no se alimentan correctamente y no tienen acceso a atención sanitaria. Hacemos lo que podemos para que estén sanos, pero los retos de atender todas sus necesidades básicas son enormes.

La última vez que visité a unos niños en un colegio de Yuba, una niña me dijo: "solo queremos comer helado y jugar. No queremos esta guerra. Queremos vivir como niños normales".

Al igual que a mis hijos les gustaría tener sueños y aspiraciones, y los tienen, estos niños en Sudán del Sur deberían poder tenerlos también.

¿Qué están haciendo ACNUR y sus socios para ayudarles?

Hemos trabajado con nuestros socios en el terreno durante los últimos cinco años y, especialmente desde que estallara el conflicto en diciembre de 2013, proporcionando a los refugiados y desplazados internos sursudaneses asistencia sanitaria, educación, cobijo y oportunidades para la autosuficiencia económica. No obstante, la ayuda es muy limitada, y los retos son enormes. No poseemos los recursos necesarios para darles la asistencia que necesitan y se merecen.

Por suerte, todos los países vecinos de Sudán del Sur han abierto sus brazos a los refugiados y les han proporcionado asilo y seguridad. Las comunidades de acogida han estado al frente de esta bienvenida, compartiendo sus limitados recursos.

Pero esta situación no es sostenible. Está durando demasiado. Los sursudaneses, especialmente los niños, necesitan regresar a sus hogares, llevar una vida normal y reconstruir su país.

¿Qué debería hacer la comunidad internacional?

Hemos lanzado varios llamamientos de recaudación de fondos, y lanzaremos otro dentro de poco por valor de más de 700 millones de dólares, en colaboración con otras organizaciones humanitarias.Pedimos a la comunidad internacional que no olvide a la población sursudanesa y que ofrezca los recursos, tanto humanos como financieros, necesarios para ofrecer protección y asistencia de primera necesidad a los refugiados, así como para ayudarles a llevar una vida tan normal como sea posible, ante estas dificilísimas circunstancias.

¿Recuerda qué sintió con la independencia de Sudán del Sur hace cinco años? ¿Dónde espera que el país y su población estén en cinco años?

Si antes hablaba de que hace 10 años todo era euforia, hace cinco años era aún más que eso: cuando el país obtuvo su independencia, el júbilo era incluso mayor. Todo el mundo tenía puesta la mirada en esta joven nación, que es de hecho la más joven del mundo, donde las esperanzas yacían en una transición hacia la democracia y el desarrollo. No creo que se haya perdido esa esperanza, pero hay una necesidad real de compromiso y de ayudar a la gente de Sudán del Sur, tanto a los que están dentro del país como en los países vecinos.

Por Nora Sturm